Biografìa de Joseph Smith – Fundador del Mormonismo

 Vida temprana

Joseph Smith nació el 23 de diciembre de 1805 en Sharon, en el estado de Vermont. Fue el quinto de once hijos del matrimonio entre Joseph Smith padre y Lucy Mack (casados en 1796). Su familia era una de las tantas descendientes de inmigrantes. Joseph Smith padre logró prosperar, pero varios reveses económicos lo obligaron a ejercer diversos oficios en la región de Nueva Inglaterra hasta establecerse en Palmyra, a orillas del río Hathaway, a unos 2 kilómetros al sur de la población.

Joseph Smith Jr. como la mayor parte de sus coetáneos, era un varón de escasa escolaridad, rayando en el analfabetismo y según sus propias palabras, casi incapaz de manejar la aritmética básica. Las causas de esta situación pueden encontrar origen en la necesidad de ayudar a mantener el sustento familiar.

Por encontrarnos en condiciones indigentes, nos veíamos obligados a trabajar arduamente para mantener a la familia que era grande…y, puesto que se exigía el esfuerzo de todos los que estábamos capacitados para ayudar…nos vimos privados del beneficio de una instrucción escolar.

En el momento en que entraba en la adolescencia, la región de Vermont se vio convulsionada por una serie de corrientes religiosas cristianas revisionistas y fundamentalistas. Parte de su familia abrazó la Iglesia presbiteriana e incluso el joven Smith asistió a diversas reuniones de esta denominación cristiana, no sin dudas al respecto. Joseph Smith, padre, sentía especial afinidad por lo espiritual, sea cual fuere su origen, y deseaba unirse a una denominación.

En 1820, después de mucho estudio y oración, luego de meditar un pasaje de la biblia en particular (Santiago 1:5), llegó a la conclusión de que debía orar para preguntar a Dios mismo a cual de todas las denominaciones religiosas que prevalecían en su época debía unirse o quedar con la duda para toda su vida. A los 14 años decidió acudir a un bosque colindante a su hogar para orar sobre sus dudas teológicas. Lo ocurrido fue relatado por el mismo Smith de la siguiente forma:

«Después de apartarme al lugar que previamente había designado, mirando a mi derredor y encontrándome solo, me arrodillé y empecé a elevar a Dios el deseo de mi corazón. Apenas lo hube hecho, cuando súbitamente se apoderó de mí una fuerza que me dominó por completo, y surtió tan asombrosa influencia en mí, que se me trabó la lengua, de modo que no pude hablar… precisamente en este momento de tan grande alarma vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí. No bien se apareció, me sentí libre del enemigo que me había sujetado. Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Éste es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!»

Joseph Smith, después de esta experiencia, intentó transmitir dicho mensaje a algunas personas que eran de su confianza o con las que había sostenido alguna conversación religiosa en el pasado, pero fue rechazado, tratado como uno de los autoproclamados profetas precedentes o contemporáneos a su época y frecuentemente ridiculizado.

Fundación del Mormonismo

Tres años más tarde, el 21 de septiembre de 1823, cuando tenía 17 años, Smith proclamó que el ángel Moroni se le había aparecido. Moroni, según contó Smith, le dijo que él, Joseph, había sido elegido para traducir unos escritos de pueblos antiguos, el Libro de Mormón. El documento habría sido escrito sobre planchas de oro por varios profetas americanos y compilado por Mormón, padre de Moroni, más de mil años antes de la aparición. Según Smith, el ángel le mencionó que, a causa de su misión, su nombre sería tomado para bien o para mal en las naciones. Al parecer, el ángel le había dicho que aún no se encontraba listo para traducirlos, por lo que no se los entregó al momento. Sus revelaciones, tildadas de patrañas y locuras por muchos contemporáneos, hallaron acogida en algunos seguidores.

Mientras llegaba el tiempo de recibir los escritos sagrados, conoció en 1825 a una joven maestra llamada Emma Hale, que pasaría a ser Emma Smith después de un noviazgo de más de dos años al casarse en enero de 1827 en South Bainbridge, Nueva York. De allí pasaron a residir en Palmyra.

Cierto tiempo después, en 1827, y siempre según el propio Smith, encontró las planchas en el lugar indicado por el ángel Moroni y anunció que el Señor le había ordenado mostrar las planchas, lo que efectivamente haría primero ante tres personas y después ante once testigos escogidos entre sus fieles. Los testimonios de éstos se pueden encontrar hoy entre las primeras páginas del Libro de Mormón.

Después de obtener las planchas, se comenzó a llevar a cabo la traducción, en la que se sirvió asimismo de unas piedras pectorales identificadas por el angel como las bíblicas Urím y Tumím. El procedimiento habría consistido en que Smith vistiera las piedras, obteniendo así la facultad de leer las planchas y dictárselas a un testigo para que las transcribiera, proceso en el que participaron tres personas como escribientes, según sus propias afirmaciones: Su esposa Emma, Martin Harris y Oliver Cowdery.

Según Smith (y más tarde los ya mencionados once testigos), el documento consistía en unas planchas de oro con inscripciones en alfabeto «egipcio reformado» -inexistente según los lingüistas- unidas con gruesas anillas a modo de libro, sin embargo, por algunos de los jeroglíficos transcritos por el susodicho Smith a Martin Harris, estos asemejan el Egipcio Demótico. Dicha obra habría permanecido oculta en el cerro de Cumorah, a 8 km al sur, cerca de su residencia en Palmyra.

Se desconoce el proceso exacto de la traducción, ya que los involucrados hablaron escasamente al respecto, y fuera de ellos, no hay ninguna fuente histórica confiable, ya que nadie más tuvo acceso a las planchas o al proceso. Afirmaron que el proceso de traducción se realizó «por el don y poder de Dios».

Según Joseph, durante el proceso de traducción se le apareció, entre otros, Juan el Bautista, quien le confirió el Sacerdocio Aarónico, o sacerdocio menor. Posteriormente, otros santos cristianos como Pedro, Santiago y Juan lo ordenaron en el Sacerdocio de Melquisedec o sacerdocio mayor, encomendándole restaurar la verdadera iglesia de Cristo conforme al modelo de los primeros cristianos. El mensaje reformista no era novedoso, y se basaba, como ya lo hicieran los cuáqueros o los luteranos, en razón de que las iglesias surgidas después de las muertes de los primeros apóstoles (Pedro, Santiago, Juan), habrían sido «corrompidas» por las filosofías imperantes, pervirtiendo su mensaje. Al período religioso que transcurría entre sus revelaciones y la labor de los apóstoles Smith lo llamó la Gran Apostasía, periodo en el que los derechos del sacerdocio carecían de validez. Se hacía necesaria, pues, una restauración directa por parte de los apóstoles, en la que también se revelarían partes fundamentales de la doctrina de Cristo que habían sido olvidadas.

El Libro de Mormón aparece como un relato del pueblo de Nefi, de origen semita, que llegó al continente americano desde el Oriente Medio, guiado por inspiración divina. El relato cubre un periodo que va, aproximadamente, desde el año 600 a. C. hasta el año 400 d. C. También incluye la historia de una migración anterior, de los jareditas, pueblo de la época de la torre de Babel, quienes supuestamente emigraron a este continente, pero que fueron casi exterminados antes de la llegada del grupo semita de Nefi. La trama principal trata de un clan familiar de hebreos que abandona Jerusalén antes de que fuera sitiada y tomada por las tropas de Senaquerib, rey Asirio, y que guiados por Dios y una brújula especial llamada «Liahona», atraviesan los oceános para llegar a América bajo el liderazgo de un hombre llamado Nefi. Tras alcanzar su destino, se multiplican grandemente, para después dividirse en dos grupos rivales, los nefitas y los lamanitas, en pugna constante. Los nefitas fueron finalmente derrotados por los lamanitas en 1428. Los lamanitas que sobrevivieron se transformaron en un pueblo feroz y muy distante de las costumbres nefitas, constituyendo la ascendencia de los indios americanos. La arqueología, la genética y la historiografía modernas han considerado esta historia tan inverosímil que ni tan siquiera se han propuesto refutarla directamente, salvo cuando se han visto forzadas a hacerlo en respuesta a las pretensiones de historicidad verídica por parte de la propia Iglesia mormona.

Sea como sea, para los mormones, El Libro de Mormón es un volumen de escrituras sagradas con la misma validez que la Biblia. Para ellos es una historia de la comunicación de Dios con los antiguos habitantes de las Américas y contiene la plenitud del evangelio eterno.

 Prisión y muerte

Tanto Smith como sus consejeros estuvieron varias veces encarcelados bajo cargos tales como escándalo público o alterar el orden, aunque en ningún caso durante largo tiempo. El hecho de presentarse como un profeta receptor del mensaje divino con la intención de reformar el protestantismo a su favor, no le hicieron ningún bien de cara a la opinión pública, mayoritariamente suspicaz ante tales casos. El ambiente profundamente religioso y protestante surgido en los Estados Unidos a principios del s.XIX, del que Smith era un destacado producto, era marcadamente hostil a toda autoproclamación profética. Más aún, el afán proselitista del mismo y su ruptura doctrinal no eran algo fácilmente asumible por una sociedad con reticencias religiosas.

Pese a la animadversión que suscitaban sus pretensiones mesiánicas, vistas por muchos contemporáneos como los delirios de un loco, la fama de Joseph Smith entre sus seguidores alcanzó niveles tan elevados que muchos pensaron en postularlo a la presidencia de los EE.UU, lo que efectivamente llevaron a cabo.

La candidatura contribuyó a la hostilidad general contra los mormones, y nuevamente Joseph y su hermano Hyrum fueron encarcelados en la prisión de Carthage por cargos de sedición. Joseph Smith murió asesinado a balazos la noche del 27 de junio de 1844 por una turba de alrededor de 200 a 250 personas que lograron abrirse paso hasta su celda. En el momento de su muerte, se encontraba preso junto con su hermano Hyrum Smith y su consejero, Taylor, quien sobrevivió. A principios del s.XXI, el Gobernador del estado de Illinois pidió disculpas públicamente a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos por no haber evitado el linchamiento.

Tras la muerte de Smith, sus opositores pensaron que el movimiento mormón se desvanecería y las persecuciones se redujeron, al tiempo que la agresividad evangelizadora de los mormones menguaba tras desaparecer su cabeza visible y establecerse en los todavía poco poblados territorios del medio oeste americano.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Tras la muerte de Smith, la responsabilidad de dirigir la Iglesia recayó sobre el Quorúm de los Doce Apóstoles, hasta unos años más tarde cuando Brigham Young fuera llamado por revelación a ser el sucesor de Joseph Smith. Brigham Young se presentó como sucesor de Smith y fue aceptado por un grupo de los fieles, mientras que otros propugnaban una sucesión temporal hasta que Joseph Smith III, que por entonces contaba con 12 años de edad, llegara a la edad adulta, momento en el que obtendría el cargo. Los seguidores de Young declararon que Young había sido elegido por revelación e inspiración divina, y no por que él hubiera querido, tesis esta última que acabó ser aceptada por los miembros fieles de la Iglesia.

Sin embargo, esta disputa provocó un cisma dentro de la iglesia mormona, apareciendo las dos ramas que actualmente existen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocidos comúnmente como «mormones», y la Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, actual Comunidad de Cristo.

El grupo que aceptó a Young como líder fue férreamente dirigido por éste. Young, sabiendo que el episodio del asesinato de Smith podría volver a repetirse, trasladó a sus seguidores hacia el oeste americano, donde el proceso de colonización aún no había concluido. Se establecieron en el actual estado de Utah en 1847, donde Young fue investido como segundo Profeta y Presidente de este grupo. Los mormones llaman hoy a la ruta que siguieron con Young «el Camino Mormón» (usualmente llamado ruta a California), que iba de Missouri a California pasando por el territorio que conforma la hoy llamada Utah, donde siguen constituyendo la mayor parte de la población. En 2004, el porcentaje de la población que son miembros de dicha Iglesia es el 62,4 por ciento de la población del estado. Su asentamiento se situó en el entorno del Gran Lago Salado (Great Salt Lake), en el que, bajo difíciles condiciones, fundaron Salt Lake City, actual capital del estado de Utah.

Doctrina y Prédicas

Joseph Smith fundamentó inicialmente su labor profética en anunciar revelaciones que había recibido en una serie de visiones en las que habrían participado, entre otros, el mismo Dios, Jesucristo, algunos apóstoles,… Con ellas como fundamento, afirmó que había sido informado de que la iglesia cristiana original se había disuelto tras la muerte de los 12 apóstoles originales, y que las denominaciones cristianas subsiguientes estaban corrompidas por la filosofía pagana. Así, negó la legitimidad de las iglesias cristianas «tradicionales», englobándolas dentro de lo que llamó el período de la Gran Apostasía. Esto incluye al mormonismo, al menos inicialmente, en las corrientes restauracioncitas que defienden precisamente ese punto de vista.

De sus visiones y de las visitas divinas de que dijo ser objeto tradujo y produjo un libro, El Libro de Mormón, que junto con la Biblia (sólo en ciertas versiones protestantes adecuadamente traducidas), la Perla del Gran Precio, y Doctrina y Convenios, formarían el conjunto de libros canónicos del mormonismo. De estos tres libros, el principal es El libro de mormón, que realmente sería la piedra de toque del resto de la doctrina.

Las creencias sociales del credo fundado por Smith tienden a ser conservadoras. Smith estableció una religión muy centrada en la familia cristiana tradicional, afirmando que los matrimonios no se disuelven tras la muerte de los cónyuges, y que de hecho se establecen ligaduras espirituales irrompibles entre padres e hijos, lo que explica la importancia de la genealogía en el mormonismo. Smith nunca relegó el papel de la mujer a la de cuidadora de su familia, mientras el padre debía proveer a la familia trabajando. Una revisión de las enseñanzas de Smith por parte de la Iglesia Mormona estableció, por medio de una declaración de la Primera Presidencia en octubre de 1995, la importancia equitativa de cada rol (madre y padre).

Otros aspectos de su doctrina serían la creencia en El Milenio (1000 años de paz después de la segunda venida de Jesucristo), el rechazo a la doctrina del pecado original, y en cambio la aceptación de la sucesión apostólica tal como la Iglesia primitiva de Jesucristo, restaurada a partir de Joseph Smith. En general, las creencias, escatología y teología mormona son variantes dentro del cristianismo, aunque tienen algunos elementos originales, sobre todo en la cosmología, que incluye una doctrina de la Salvación que considera tres cielos o grados de gloria, y una doctrina de la Exaltación que afirma el potencial de los hombres para llegar a ser como Dios mismo es.

Sus seguidores afirman que Smith contaba con el don de la profecía. Según dicen, entre las muchas profecías que dictó, profetizó la guerra civil estadounidense, el advenimiento de la televisión y la pandemia del sida. Otras revelaciones incluyen la edificación de un templo en la ciudad de Independence, Missouri, antes de la segunda venida de Cristo.

Afirmó que hay dos significados de la palabra «Templo» que se encuentran en la Biblia, considerando que el cuerpo físico es «un templo» sagrado y por eso no se deben usar drogas adictivas y otras sustancias nocivas (Palabra de Sabiduría). El otro uso de la palabra «templo» tiene que ver con un edificio especial, tal como el Templo de Jerusalén, que es «la Casa del Señor» donde miembros fieles pueden recibir ordenanzas espirituales, como el matrimonio celestial que perdura por las eternidades.

En el libro «Enseñanzas de José Smith» Smith declara que la reencarnación es contraria al evangelio predicado por Jesucristo, pues que El enseño fue la doctrina de la resurrección. Las revelaciones están contenidas en el libro Doctrina y Convenios.

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