Locura del Pecador – Bosquejo para Sermones

pecador, locura, manzana, culebra

Cita Bíblica: Lucas 15:10–32

INTRODUCCIÓN:

La historia del hijo pródigo es un admirable drama humano a la par que una gráfica palabra del amor divino. Ha habido en el mundo millares de hijos pródigos con respecto a sus padres que, llevados por la ambición, la pereza o el orgullo, han abandonado el hogar en busca de una vida más fácil o más placentera y han tenido que volver arrepentidos deshechos de cuerpo y alma a veces víctimas de alguna enfermedad incurable a buscar amor y cariño en el viejo rincón del hogar paterno, y muchas vidas se han extinguido prematuramente a causa de la locura de su pecado. Afortunadamente los pródigos de sus padres naturales no han sido mayoría, pero Jesús contó la historia como una parábola ilustrativa de la vuelta de muchos miles de pródigos a Dios, el Padre de todos. 

Lo demuestra el v. 10 donde Jesús dice comentando las dos primeras parábolas: «Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente».

1. «Volviendo en sí…»: leyendo esta parábola me ha llamado la atención una frase que Jesús emplea y puede aplicarse tanto a los pródigos de los padres como a los pródigos de Dios ¿Estaba loco aquel hijo de una granja judía que se cansó de trabajar, oyendo hablar de la vida fácil y alegre en que viven algunas personas en las ciudades? Dijo: «Padre, dame la parte de la hacienda que me pertenece», y el bueno del padre pensó: «No quiero que estés aquí por fuerza y un día te escapes sin dinero La parte que tendrías que heredar cuando yo muera aquí la tienes»; y el joven fue y la gastó y vino hecho un pordiosero. ¿Estaba loco el joven de la parábola? Sí y no. ¿Qué es un loco? Una mente desequilibrada que no pesa las verdaderas razones y hace lo que no debe hacer, muchas veces suicidarse.

2. El mundo está loco: hay hombres y mujeres que saben que no pueden pasar de 70 u 80 años y, como si no tuvieran bastante pena de tener que dejar aquí cuerpo de su juventud, se han agrupado en naciones y con la sabiduría que el Creador puso en las mentes de los seres humanos inventan ciudades, pero también artefactos de guerra y vienen a derribar lo que tanto costó de edificar, quizá a ellos mismos o quizás a sus antecesores, y otra vez se ponen a trabajar para destruir nuevas ciudades. Hace miles de años que los hombres se dedican a este juego.

3. Locura de las riquezas:

a) Algunos se ponen alrededor de una ruleta que hacen girar; casi siempre pierden, pero alguna vez ganan y ello les enloquece y vuelven a jugar y a perder.
b) Otros se ponen en la boca un fajito de hierba liada en un papel, saben que esto no sirve para nada más que para perjudicar su cuerpo, pero prosiguen esclavos de su vicio.
c) Otros se dedican a tragar agua que quema: es un elemento que el Creador puso en la naturaleza para quemar pequeños seres llamados microbios; es utilísimo para lavar heridas, pero le ponen azúcar y se lo tragan diciendo que es bueno. Pronto les quema el estómago y el hígado, y si beben mucho, les destruye la parte más sensible de las dendritas del cerebro y dicen tonterías y hasta ven monstruos.

4. El comentario del Cielo: a veces me imagino comentarios entre los ángeles de Dios en cuanto a las multitudes de locos de la Tierra. Me imagino que Gabriel le dice a Miguel: «Mira esta gran multitud, todos tienen su mirada puesta en una pelota que si va arriba y pasa bajo dos palos se alegran, y otras veces se alegran porque pasa por los palos del otro lado». Esto no sirve para nada, no adquieren mando ni autoridad, como se obtienen en las guerras … Manifiestan que se divierten; lo que quieren decir es que olvidan las cosas que tienen más importancia de la vida, de la muerte y del más allá.

5. Locura de la incredulidad: mira si son locos los hombres que creen—y algunos se imaginan—que la materia empezó a moverse sin causa y se constituyó ella misma en flores, animales y después en hombres. el animal ininteligentes empezó a desear. Sus deseos se cambiaron en órganos físicos. Lo curioso es que en ciertas partes la carne se cambió en plaquitas transparentes.

El animal mismo—dicen—se supo construir a sí mismo ojos, oídos y sistema circulatorio. Si se dieran cuenta de la sabiduría y justicia del Creador no caerían en la locura de rechazar su amor. La maravilla de la redención sólo pudo salir del corazón de un Padre amante en el que «vivimos y nos movemos y somos», pues fíjate hasta dónde ha llegado la locura humana que aquella mente que Dios les dio, la emplean para construir aparatos electrónicos que pueden reproducir sucesos de la historia o maravillas de la naturaleza, pero como esto cansa a muchos, los más listos se dedican a inventar historias deshonestas.

6. ¿A qué se debe la locura humana? El apóstol Pablo dice: «el dios de este siglo (Satanás) cegó los entendimientos de los incrédulos» (2 Co. 4:4) y lo más extraño es que llaman locos a los que han abierto sus ojos a las doctrinas del Evangelio, tal como exclamó Félix ante las evidencias de su propia conversión y de la resurrección de Cristo, diciendo:

«Estás loco Pablo, las muchas letras te vuelven loco» (Hch. 26:24, 25).

7. De la locura a la sabiduría: «Lo loco del mundo es lo sabio para Dios». El cristiano vive en otra esfera.… en otro mundo … aunque sus pies toquen el suelo en un mundo loco, la mente y el corazón están iluminados por el Espíritu Santo y tienen una visión superior de las cosas. El hijo pródigo «volvió en sí» como queda demostrado…

a) Al reconocer su miseria y el bienestar de los que vivían en armonía con el Padre: el gozo, la paz y la felicidad de los hijos de Dios no es una ilusión, es el pan del alma. Quizá todavía, amigo, no notas mucho la diferencia si hace poco que escuchas el Evangelio… Los enfermos no tienen hambre. Cuando comprendas más el valor de las cosas espirituales notarás el vacío de tu corazón.

b) Salomón lo expresa en Eclesiastés 2:2; las cosas importantes del mundo no tienen valor, son pasajeras al lado de la eternidad. Podemos mencionar a centenares que han sentido su necesidad cuando ya era demasiado tarde, como Voltaire, Gambeta, Gibbon, Tomas Payne, que clamaban desesperados en la hora de la muerte.

8. Los que vuelven en sí: Pablo estaba fuera de sí cegado por su ira, persiguiendo a los cristianos, que consideraba herejes del judaísmo. San Agustín estaba fuera de sí cuando se resistía a las oraciones de su madre Mónica. Raimundo Lulio, gran pensador catalán, vivía una vida disipada hasta el día en que la dama que él quería le enseñó el cáncer que roía su pecho. Todos necesitamos volver a Dios como el hijo pródigo. el v. 10 del mismo capítulo nos revela que Jesús contó la historia como una ilustración de nuestra necesidad (anécdota: conocida es la historia del bufón de un noble que le devolvió el bastón que éste le había regalado para darlo a otro que fuera más loco que él. pues el noble le dijo que iba a un largo viaje sin retorno, y no se había preparado).

9. El gozo y privilegio de volver en sí: la bienvenida y la fiesta en casa del pródigo son un ejemplo de lo que encontraremos si «volvemos en sí» a tiempo, no únicamente en el Cielo, sino empezando ya en la tierra. Salomón dice: «Alégrate, joven, en tu mocedad». Dile a Dios: «Quiero gozar de la vida, pero contigo». el hijo pródigo estaba danzando en corro con las criadas y criados, pero era algo muy diferente de aquellos bailes mundanos con las rameras. Entonces se hallaba amargado por el sentimiento de ¡ya quedan menos monedas! En cambio el creyente sabe que Jesús dijo:

«De cierto os digo: el que cree en Mí tiene vida eterna» (Jn. 11). «Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá».

CONCLUSIÓN:

Isaías dice: «Cada cual se apartó por su camino». No has tenido en cuenta a Dios… el que hayas ido más o menos lejos no te libra de la necesidad de volver a Él, diciéndole: «¡Señor, soy un pródigo, un pobre pecador; si no he ido más lejos en cuanto a los hombres es porque me rodeaste de circunstancias restrictivas, de familia, pero en cuanto a ti he ido demasiado lejos, porque tú conoces mi corazón y no te puedo engañar como trato de engañar a las personas piadosas que me rodean. Recíbeme en tu gracia, pues sé que me estás preparando una fiesta en el Cielo».

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