¿Quién Está más Pronto a Reconocer la Majestad de Jesús?

Este estudio nos hará estremecernos cuando veamos «¿Quiénes Estamos más Prontos a Reconocer la Majestad de Jesús?» Pareciera sacado de una historia de ciencia ficción, pero no, es real.

¿Quiénes Respetan más a Jesús, la “Gente Normal” o los Demonios?

Tema: Reconociendo la Majestad de Jesús.

Introducción: Este estudio me ha tocado el alma, al notar con qué prontitud y temor los demonios reconocen la Majestad de Jesús y Su Divinidad, mientras nosotros los llamados “normales” nos resistimos al llamado de Cristo. Cuantos hemos sido por muchos años “ateos” y hemos luchado resistiendo el llamado de Dios a recibir a su Hijo como nuestro Señor.

Ilustración: Yo fui un ateo declarado durante toda mi juventud, sin saber que Dios ya me había elegido desde antes de la fundación del mundo para ser su hijo, pero yo era un necio por lo que Dios tuvo que ocupar una enfermedad muy dura para que un día reconociera su llamado. El propósito de este mensaje es para abrirle los ojos a los que como yo están ciegos y sordos al llamado de Dios.

I. ¿Qué nos enseña este hombre poseído?

Mar 5:2,7  “2Y cuando salió él de la barca,  en seguida vino a su encuentro,  de los sepulcros,  un hombre con un espíritu inmundo, 7 Y clamando a gran voz,  dijo: ¿Qué tienes conmigo,  Jesús,  Hijo del Dios Altísimo?  Te conjuro por Dios que no me atormentes”.

Lmajestad, jesus, endemoniado gadareno, milagroa confrontación de Jesús con este hombre tiene lugar cerca de  la orilla misma, en el preciso momento en que Jesús sale de la barca. La expresión “un hombre con espíritu inmundo” significa “un endemoniado”, cosa que es evidente en todo el relato (véanse especialmente los vv. 8–12, y se afirma explícitamente en los relatos paralelos de Mt. 8:28; Lc. 8:27). “Inmundo” significa “perverso” (cf. Lc. 7:21; 8:2 con 4:33–36). Los espíritus inmundos son moralmente sucios. Son malignos de por sí, y son fuente de maldad y destrucción para aquellos sobre quienes ejercen control.

Parece que saliendo de los sepulcros descendió como un rayo para encontrarse con los recién llegados, y estaba desnudo según Lucas 8:27.

Marcos 5:3-5  “3 que tenía su morada en los sepulcros,  y nadie podía atarle,  ni aun con cadenas. 4 Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas,  mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él,  y desmenuzados los grillos;  y nadie le podía dominar. 5 Y siempre,  de día y de noche,  andaba dando voces en los montes y en los sepulcros,  e hiriéndose con piedras”.

Veamos la actitud de este endemoniado, al nomás ver a Jesús salió corriendo a su encuentro, y que fue lo primero que hizo? Reconocer la divinidad de Jesús, le da el título de “Hijo del Dios Altísimo” y enseguida le suplica que no lo atormente.

V. 6. Y como vio a Jesús de lejos, corrió, y le adoró—no con una vivacidad espontánea que dijese a Jesús: “Atráeme, y correré tras de ti”; sino sintiéndose interiormente obligado para presentarse rápidamente ante el Juez, para recibir la sentencia de expulsión.

Como dije anteriormente en otro sermón, es impresionante que el endemoniado reconociera inmediatamente la majestad de Cristo.

Le reconoció de una forma que va más allá del entendimiento humano, su primera  reacción ante la majestad de Cristo fue de un temor reverencial que le indujo a postrarse. Pero luego el demonio que hablaba en nombre los demás reflexionó en el hecho de que Jesús era, después de todo, su gran Adversario, aquel que había venido a la tierra con el propósito expreso de “destruir las obras del diablo” (1 Jn. 3:8). Entonces, haciendo uso de los órganos vocales del desdichado, dio rienda suelta a sus sentimientos de odio, frustración y desesperación con una exclamación: “¿Por qué me molestas, Jesús, Hijo del Dios Altísimo?”

A veces los humanos no queremos para nada aceptar la deidad de Cristo, nos resistimos, luchamos, sufrimos, pasamos lo peor en la vida, pero no queremos nada con Jesús, en cambio vemos todo lo contrario con los demonios, el portavoz de los espíritus inmundos que estaban dentro de este hombre le llama nada menos que Jesús, “Hijo del Altísimo” y esto es exactamente Jesús. Somos nosotros los llamados “normales” los que deberíamos reconocer este inmenso privilegio de Jesús, porque eso es lo que era, es y será Jesús por toda la eternidad.

II. ¿Que nos enseña esta parte de la Biblia? ¿Contra quién luchamos?

V. 9. Entonces le preguntó, “¿Cómo te llamas?”. ¿Por qué razón Jesús se desentiende de la petición del demonio (v. 7b) y le pregunta su nombre? Hay diferentes opiniones entre los comentaristas pero nosotros tomaremos esta posición:

En suma, es la siguiente: Jesús desea revelarle al hombre endemoniado la gravedad de su situación. A fin de liberarlo de ella, desea tranquilizarlo y fortalecer la consciencia de su verdadero yo. Desea arrancarle de esa relación estrecha—casi identificación—con el demonio (o los demonios) que por tanto tiempo le había dominado.

Marcos 5:9 “Él respondió, “Mi nombre es Legión, porque somos muchos”.

La respuesta indica la profundidad de la miseria del endemoniado. Está bajo el control no de un solo demonio, portavoz de los demás, ¡sino de toda una legión! No debemos tomar la palabra “Legión” en forma literal, como si el pobre hombre hubiese estado bajo el control de no menos que 6,000 demonios. Indudablemente que aquí el significado es figurado: un número muy grande. Es posible también que el término “Legión” evoque la visión de un ejército invasor, de crueldad y destrucción. No estamos frente a una legión de ángeles protectores (cf. Mt. 26:53: “más de doce legiones de ángeles”). Nos enfrentamos al ejército de terror y muerte de Satanás. El hecho de que más de un demonio pueda a veces poseer y esclavizar a una persona es evidente por otros pasajes bíblicos (véase Mt. 12:45 con Lc. 11:26; y Mr. 16:9 con Lc. 8:2).

III. ¿Cuál fue la decisión de Jesús?

Marcos 5:10-13  10 Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región.11 Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. 12 Y le rogaron todos los demonios,  diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. 13 Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos,  entraron en los cerdos,  los cuales eran como dos mil;  y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero,  y en el mar se ahogaron.

¿Por qué los demonios deseaban permanecer en esta región? ¿No parece en armonía con las Escrituras (Mt. 12:43-45)

“Cuando el espíritu inmundo sale del hombre,  anda por lugares secos,  buscando reposo,  y no lo halla. 44 Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí;  y cuando llega,  la halla desocupada,  barrida y adornada. 45 Entonces va,  y toma consigo otros siete espíritus peores que él,  y entrados,  moran allí;  y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá a esta mala generación.

¿Cuál era la razón de la petición de los demonios para entrar en los cerdos? ¿Era simplemente el deseo de destruir? ¿Fue acaso la esperanza siniestra de que los dueños de la piara, al ver su propiedad destruida, se llenasen de ira contra Jesús? La respuesta no nos ha sido revelada. Pero cabe atender al hecho de que los demonios se dan perfecta cuenta de que sin la autorización de Cristo no pueden entrar en los cerdos.

V.13. Así que él les dio permiso. Y los espíritus inmundos salieron y entraron en los cerdos, y la piara de unos dos mil se precipitó barranco abajo en el mar y se ahogaban en el mar. Así pues, al final, los espíritus inmundos obedecieron realmente la orden de Cristo y arrojaron los grilletes. En contestación a su petición (v. 12), Jesús les dio permiso. De modo que salieron del hombre y entraron en los cerdos. Resultado: la piara de dos mil se precipitó en tropel por el despeñadero.

IV. El resultado de toda esta historia fascinante:

Marcos 5:18,19  18 Al entrar él en la barca,  el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. 19  Mas Jesús no se lo permitió,  sino que le dijo: Vete a tu casa,  a los tuyos,  y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo,  y cómo ha tenido misericordia de ti.

Jesús quiere que testifiquemos de las maravillas que Él ha hecho en nosotros. No debemos resistirnos a desobedecerlo en el gran mandato que nos dio antes de subir al cielo: “id,  y haced discípulos a todas las naciones…” (Mt. 28:19).

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. (Mar 16:15).

Si usted todavía no tiene el privilegio de tener a Cristo como el Señor de su vida, este es el momento que lo reciba, solo arrepiéntase de todo corazón de sus pecados e invítelo a Él entre a morar dentro de usted.

Por José Alberto Vega

Todo el honor y la gloria es para Dios.

Comentario al NT William Hendricksen pag. 138

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