El judaísmo Básico de Nuestro Tiempo versus el Cristianismo

El presente estudio de «El Judaísmo Básico de Nuestro Tiempo – Versus el Cristianismo» nos ayudará a poder evangelizar a los judíos que todavía no han tenido la oportunidad de conocer de manera verdadera a Jesús como su Señor y así poder tener derecho a la vida eterna.

Introducción:

El presente estudio trata de un judío mesiánico que fue llevado de regreso a la incredulidad en Jesús el Mesías, lo tomé de otra fuente pues me interesó sobremanera la forma que utilizan los judaizantes de nuestro tiempo para alejar a los sí han creído en nuestro Señor Jesucristo como su Señor para llevarlos de regreso a la incredulidad.

En este estudio veremos toda la estrategia que utilizan para lograr sus objetivos, nosotros como cristianos estamos en el deber de defender nuestra fe, de cómo convertirnos en apologistas.

1. La versión de Hershel (Damíam) Firbank.

LA GUERRA POR LAS ALMAS PERDIDAS. DEL PUEBLO JUDÍO LOS JUDÍOS MESIÁNICOS

Me llamo Hershel (Damián) Firbank, y nací en Buenos Aires – Argentina en el seno de una familia judía completamente liberal. Aunque asistí al «Shule» (Colegio Judío) hasta cuarto grado, no acostumbrábamos ir a la sinagoga a no ser por el Bat-Bar Mitzva o Jupa de algún familiar, y las festividades para nosotros consistían en reunirnos a comer guefilte fish en lo de mi bobe.

Cuando tenía once años mi mamá comenzó a asistir a una Iglesia Evangélica de la «Comunidad Cristiana» en la Capital Federal, en donde se bautizó. Unos meses más tarde ella empezó a congregarse en un Iglesia Bautista más cerca de nuestra casa, y yo iba con ella todos los domingos. Tres meses después acepté en mi corazón a Jesús como mi salvador personal y otros tres meses más tarde me bauticé. Allí me congregué durante cuatro años, asistiendo tanto a las reuniones dominicales como a los estudios bíblicos, reuniones de oración de jóvenes, y también integré un grupo de mimos llamado «kerigma».

Luego comencé a asistir a las reuniones de la Congregación Judía Mesiánica llamada «Shemá Israel» de la localidad de Morón, Provincia de Buenos Aires. Allí me involucré en el ministerio de las «Danzas Davídicas», y también fui elegido líder de los jóvenes. Después de un año me pasé al «Ministerio al Pueblo Elegido – J.A.M.I.», y además de ministrar con las «Danzas Davídicas», era maestro de niños, y comencé a dictar seminarios en varias Iglesias Evangélicas, tanto en la Capital como en el interior del país. En el verano iba de vacaciones a Miramar (ciudad balnearia de Buenos Aires con gran porcentaje de turistas Judíos) a repartir en las playas y en la peatonal todo tipo de material «mesiánico» (desde folletos acerca de Isaias 53 y demás «textos proféticos», hasta Nuevos Testamentos en Idish). También trabajaba dos veces por semana para el programa radial-televisivo «Shemá Israel».

Dos años y medio más tarde comencé a sentir un vacío dentro mío, principalmente porque veía a mi alrededor que faltaba un verdadero compromiso con lo que se creía, ya que se jugaba a dos puntas: Cuando nuestros hermanos evangélicos nos preguntaban por qué usamos kipá, talit o celebramos las festividades Judías, les contestábamos que los preceptos que D-s ordenó a los Judíos eran para siempre y que incluso Yeshua mismo (así llaman los Judíos Mesiánicos a Jesús) nos ordenó observarlos, y citábamos varios versículos tanto del Tanaj (Levítico 23, Números 15:37-41, etc.) como del Nuevo Testamento (Mateo 5:18, Juan 10:22).

Pero cuando los Judíos nos preguntaban por qué nosotros no observamos todos los preceptos como se debe, les contestábamos que ya no necesitamos hacer eso, pues estamos «bajo la gracia y no bajo la ley», (es decir que el sacrificio de Jesús es suficiente para la salvación de nuestras almas y que ya no hay necesidad de observar los preceptos de la ley – es decir, de la Torá).

Tratando de definir cuál de las dos respuestas era en verdad la correcta (ya que una contradice radicalmente a la otra), llegué a la conclusión de que aún continuábamos obligados a cumplir los preceptos, pero para mi decepción nadie en mi entorno lo hacía. Sobre todo, hubo un versículo del Nuevo Testamento que me tocó muy profundo, en el cual Jesús dice: «En la cátedra de Moisés se sientan los Escribas y los Fariseos. Así que, todo lo que os digan guardeis, guardadlo y hacedlo…» (Mateo 23:2-3). Es decir, que no sólo debemos observar la ley (Torá), sino que debemos hacerlo de acuerdo a la explicación de los Rabinos!

No pasó mucho tiempo hasta que, gracias a la «Hashgajá Pratit» o «Providencia Divina», recibí una revista de Jabad Lubavich. Esta «Hashgajá Pratit» consistió en que el hermano de una amiga evangélica de la anterior Congregación (Shemá Israel), recibió, «por error», en el trabajo la revista de Jabad, y esta amiga se la prestó a mi mamá, y yo luego de leerla, me suscribí.

A través de esta revista comencé a entender más sobre las mitzvot y sobre mi propio pueblo, y esto produjo un gran impacto en mí. Poco a poco fui tomando decisiones como dejar de comer cerdo; luego de un tiempo dejé de mezclar carne con leche, y más tarde, a pesar de que comía carne no-casher, ponía la carne un rato en sal y otro en agua para sacarle la sangre.

No obstante, el vacío espiritual siguió creciendo en mí y así estuve por más de un año, hasta que semanas antes de Janucá me di cuenta de que no podía seguir así, por lo cual pensé en dos opciones: O seguía con mi vida (Trabajo, Universidad, etc.) aquí en el mundo y que D-s siga «Su vida» en el cielo o, probaba con el Judaísmo. Como no sólo yo creía en D-s, sino también en que Él nos creó con un propósito, me decidí por la segunda opción.

Con esta decisión fui al Acto del Encendido de la Janukiá que Jabad hacía en una plaza de la Capital Federal, y allí un Rabino se me acercó, y luego de hablar conmigo, me invitó a las actividades de su comunidad.

En este evento percibí una clara manifestación de la «Hashgajá Pratit», ya que si bien los dos años anteriores también había asistido al mismo evento, nadie se acercó a hablarme, y recién en el tercer año, justo cuando yo me sentía con ese vacío y antipatía espiritual, fue cuando el Rabino se acercó para hablar conmigo.

Al mes siguiente comencé a asistir al Kabalat Shabat, y luego del servicio el Rabino invitaba a todos a la casa a disfrutar de una cena sabática. Esto fue precisamente lo que produjo que mi alma estallara de felicidad. Los cantos, las historias, las palabras de Torá y ese ambiente de Shabat fueron suficientes para sentir que ese era mi lugar. En este tiempo fue cuando comenzaron a surgir en mí dudas acerca del mesianismo de Jesús.

Seguí yendo a la comunidad de Jabad por otro mes – y también continuaba asistiendo a las reuniones de los Judíos Mesiánicos. El Rabino me invitó para ir al campamento de la Yeshivá; y el vivir inmerso en el estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot me cautivó, y al terminar el campamento decidí ingresar a la Yeshivá. Pero, no obstante, mi creencia en Jesús continuaba, lo cual producía en mí una gran lucha interior, razón por la cual tomé la decisión de ir a estudiar a la Yeshivá unos cuantos años, y si luego de ese tiempo seguiría creyendo en Jesús, entonces regresaría a los Judíos Mesiánicos.

Como un mes después de haber regresado del campamento llegó a mis manos el libro del Rabino Arie Kaplan llamado «El Verdadero Mesías», que comenzó a contestar algunas de mis dudas acerca de por qué Jesús no era el Mesías. Y así fue que libro tras libro, y luego de estudiar el Tanaj en Hebreo, llegué a la conclusión de que el Judaísmo, sin ningún tipo de «agregados» («Mesiánicos»), es el único y verdadero camino.

¿QUÉ SON LOS MESIÁNICOS?

El movimiento Judío Mesiánico no es otra cosa más que una estrategia misionera para convertir Judíos al Cristianismo. A lo largo del tiempo los Cristianos han intentado convertirnos a la fuerza a través de sus constantes ataques antisemitas como las Cruzadas, la «Santa» Inquisición, los pogroms y finalmente, el Holocausto. Pese a todo esto, nuestro Pueblo se mantuvo firme y no cedió, es por eso que los Cristianos han implementado un método más «amistoso», y al mismo tiempo más efectivo llamado: «Judaísmo Mesiánico».

En el Nuevo Testamento, no aparece en ningún lado el nombre de «Judíos Mesiánicos», como así tampoco aparece el «Grieguismo Mesiánico» o los «Griegos Mesiánicos». Por el contrario, el Nuevo Testamento declara que no hay entre los seguidores de Jesús ni Griego ni Judío: «y revestido del nuevo , el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni Judío, circuncisión, ni no-circuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos» (Epístola a los Colosenses 3:10-11). «Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estéis revestidos. Ya no hay Judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (los Galatas 3:27-28) .

El Apóstol Pablo, o «Rabi Shaul» como lo llaman los Mesiánicos, en su primera epístola a los Corintios 9:20-21 declara: «Me he hecho a los Judíos como Judío, para ganar a los Judíos; a los que están sujetos a ley (aunque yo no esté bajo ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley. A los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de D-s, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley».

Aquí Pablo está fijando una de las bases del misionerismo, el concepto de «identificación», ya que cuando el misionero habla «de igual a igual», es decir igual cultura, forma de vestir, lenguaje, etc. el Evangelio es más fácilmente transmitido; como explica un Pastor Judío Mesiánico acerca del objetivo de los «Centros Judíos Mesiánicos»: «En el Centro Judío Mesiánico se lleva al Judío de lo que le es familiar a lo que le es desconocido «. Es por eso que estas «Sinagogas» están adornadas con la estrella de David, las Tablas de la Ley y el Arca, y los varones visten kipot y talitot. Tampoco faltan las canciones en hebreo, para que así el Judío pueda sentirse «como en casa»; y al estar en este ambiente familiar, es más fácil presentarle el Evangelio.

Recuerdo que cuando hice mi Bar-Mitzva en el Ministerio al Pueblo Elegido – J.A.M.I., mis familiares Judíos no Mesiánicos quedaron impactados ya que no encontraron ninguna cruz o algo que identifique al lugar con el Cristianismo, y por el contrario, estaba «adornado» con símbolos Judíos. Pero como pudimos ver del Nuevo Testamento, esto no es más que una farsa, ya que para los creyentes en Jesús ya no existe Griego o Judío.
La Obsesión de Convertir Judíos.

Desde siempre los Cristianos han estado obsesionados con la conversión de Judíos, y esto puede verse reflejado en que, por ejemplo, si bien existe la organización «Judíos para Jesús», con un presupuesto anual de millones de dólares, no existe una organización paralela llamada «Budistas para Jesús», o si bien existen los «Judíos Mesiánicos» no ocurre lo mismo con los «Hinduistas Mesiánicos».

Existen tanto razones teológicas como psicológicas para explicar esta obsesión. En el Nuevo Testamento encontramos la orden de Jesús a sus discípulos: «A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel» (Mateo 10:5-6). «Él respondiendo dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel» (Mateo 15:24). Pablo en su epístola a los Romanos (1:16) dice que el Evangelio «es poder de D-s para salvación de todo aquel que cree; al Judío primeramente, y también al Griego».

Muchos fundamentalistas Cristianos creen que la «Segunda Venida» de Jesús depende de la conversión del Pueblo Judío, basándose en las palabras que Jesús dijera a los Judíos de su época: «Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor» (Mateo 23:39).

Por otro lado, la creencia en la venida del Mesías fue desde siempre una creencia Judía. El Pueblo Judío hasta hoy en día espera «el brotar del retoño de David», y es esto lo que los Cristianos no pueden entender: si Jesús fue Judío y él mismo se consideraba el Mesías de Israel, ¿cómo puede ser que los Judíos (que son los que desde siempre esperan al Mesías y saben los requisitos que debe cumplir) lo hayan rechazado?

Con el propósito de convertir Judíos, los Judíos Mesiánicos les enseñan a sus hermanos Evangélicos cómo «testificar» al Judío «eficazmente», lo que aumenta el número de Judíos a los que se puede alcanzar, ya que estos Cristianos Evangélicos los podemos encontrar en lugares públicos como colegios, universidades, hospitales o hasta en el trabajo o en nuestra propia casa (como empleadas domésticas o de mantenimiento).

En estos «cursillos» se les enseña a los Evangélicos a utilizar un lenguaje más apropiado, usando en lugar de palabras «muro» (es decir que cuando son pronunciadas el Judío levanta una «pared» en defensa), palabras «puente»:

PALABRAS MURO PALABRAS PUENTE

Cristo Mesías
Jesús Yeshua
Iglesia Templo
Cristiano Creyente
Culto Servicio
San Mateo Mateo
Bautismo Mikve
San Pablo Rabi Shaul
Convertirse Completarse*
*(los Judíos Mesiánicos enseñan que un Judío no se convierte al Cristianismo, sino que «completa» su Judaísmo con Jesús)

Luego se les da un par de consejos prácticos para hacer más efectivo el intento de conversión. Entre estos «consejos útiles» podemos encontrar:

1. No hable al principio nada acerca de Jesús o del Cristianismo.
2. Trate de brindar una «amistad sincera», ya que el Judío está acostumbrado a la persecución Cristiana, y de esta forma se estará neutralizando este sentimiento.
3. Interésese por sus problemas, ofrézcale orar por sus necesidades. Si el Judío acepta que usted ore por él, recuerde empezar su rezo dirigiéndose al «D-s de Avraham, de Itzjak y de Iaacov» y concluir «en el nombre del Mesías de Israel» o de «Yeshua HaMashiaj».
4. Pregúntele por alguna comida típica, pídale la receta, y luego de prepararla invítelo a probarla.
5. Comente con él las últimas noticias acerca del Estado de Israel, o de la Comunidad Judía en la Diáspora.
1. Pero sobre todo recuerde en todo momento mostrarse paciente; sepa que el «testificar» al Pueblo Judío puede llevar un largo tiempo.

También se ofrecen un par de preguntas para confundir al Judío que sabe poco de su religión, como ser:

PREGUNTA: ¿Quién es en verdad Judío? Ya que el Judaísmo no es una raza (existen Judíos Azquenasitas, Sefaraditas, Falashas, etc.), ni una religión (ya que existen Judíos no religiosos).

RESPUESTA: «Pues no es Judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es Judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra.» (Romanos 2:28-29). Es decir que el verdadero Judío es el que ha aceptado a Jesús en su corazón.

Además de esto, al misionero se le ofrece material gratis (acerca de las «profecías mesiánicas» que supuestamente Jesús cumplió), así como asistencia telefónica, y la posibilidad de concretar un encuentro con algún líder Judío Mesiánico, si el Judío acepta.

De esta forma los grupos Judíos Mesiánicos logran mover a las «masas» evangélico-protestantes para sus propósitos, hasta tal punto que en 1996 la Convención Bautista tomó la resolución de poner como prioridad la conversión de Judíos.

En conclusión: El Judío que recibe sobre sí la fe mesiánica, además de cometer idolatría, ya que los «Mesiánicos» creen que Jesús es Dios encarnado, a pasado a ser un ex-Judío, pues se convirtió a otra religión y ha perdido toda vinculación con su pueblo. Lo único que le queda como Judío es la obligación de hacer teshuvá, es decir, retornar a Dios y a Su Torá.

Hoy ya han pasado casi cuatro años desde que comencé a estudiar en la Yeshivá, y cada vez creo con más fuerza que si bien el Mashiaj aún no ha llegado, está pronto por hacerlo en nuestros días.

2. Respuesta apologética

Me parece mentira que después de haber pasado varios años como cristiano evangélico y hayas tenido la oportunidad de conocer toda la Palabra de Dios revelada, empezando por  el Antiguo Testamento donde se profetiza la venida del Mesías por profetas como Isaías, donde encontramos:

1. su nacimiento virginal o encarnación (7:14,15; 9:6);

2. Su juventud en Nazaret (11:1,2; 53:2; 7:15);

3. Su relación con el Padre (42:1; 50:4,5);

4. Sus milagros (35:5,6);

5. Su mensaje (61:1,29);

6. Su ministerio lleno de gracia para todos (42:2,3);

7. Su sufrimiento y muerte (50:6; 52:14; 53:1-10);

8. Su resurrección, ascensión y exaltación (52:13; 53:10-12 y

9. Su reinado milenial.

Esto es solo para mencionar al profeta Isaías, No he mencionado todavía el Nuevo Testamento porque si tú crees en la Torá o la Ley debes de creer en lo profetizado por Isaías. Ahora pasando al Nuevo Testamento donde Jesús mismo da testimonio por sí mismo por su obra, su muerte y resurrección y ascensión, que ya antes había sido profetizado por Isaías y todos los profetas de oficio y aun por David, en todo el Antiguo Testamento. Y tuviste la oportunidad de leer y estudiar el Nuevo Testamento, que es más lo utilizas de la manera en que te han adoctrinado para dejar de creer en que Jesús es el Señor, yo te pregunto  ¿Por qué razón Jesús un  simple carpintero es buscado por Nicodemo de noche?

Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. 2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. 3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. (Juan 3:1-7).

Y continúa Jesús:

“Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel,  y no sabes esto?  11  De cierto,  de cierto te digo,  que lo que sabemos hablamos,  y lo que hemos visto,  testificamos;  y no recibís nuestro testimonio. 12  Si os he dicho cosas terrenales,  y no creéis,  ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? 13  Nadie subió al cielo,  sino el que descendió del cielo;  el Hijo del Hombre,  que está en el cielo. 14  Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto,  así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15  para que todo aquel que en él cree,  no se pierda,  mas tenga vida eterna. 16  Porque de tal manera amó Dios al mundo,  que ha dado a su Hijo unigénito,  para que todo aquel que en él cree,  no se pierda,  mas tenga vida eterna.  17  Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,  sino para que el mundo sea salvo por él. 18  El que en él cree,  no es condenado;  pero el que no cree,  ya ha sido condenado,  porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. 19  Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo,  y los hombres amaron más las tinieblas que la luz,  porque sus obras eran malas. 20  Porque todo aquel que hace lo malo,  aborrece la luz y no viene a la luz,  para que sus obras no sean reprendidas.  21  Mas el que practica la verdad viene a la luz,  para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. (Juan 3:8-21).

Creo que tu problema es que nunca naciste de nuevo, es por eso que te han confundido de tal manera que volviste al judaísmo, que como tú mismo dices, algunos ni siquiera creen en el Único y verdadero creador de todo lo que existe, en el gran Yo Soy, en Yahveh.

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