La Gran Comisión – Hacer Discipulos a las Naciones

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Pregunta: «¿Qué es la Gran Comisión?»

Comisión, mandato, tarea, orden, deber, encargo, etc. todos estos son los términos que podemos aplicar solo a la palabra comisión, pero la «Gran Comisión» es algo superior a todo esto. Es lo que Jesús nos pidió que hiciéramos antes de ascender al cielo ante la presencia de más de cuatrocientas personas; y antes de dárnosla dijo: TODA POTESTAD ME ES DADA EN EL CIELO Y EN LA TIERRA,  y después dice Por tanto…

Nos aclara primero que el tiene toda la autoridad y poder de mandarnos y darnos esta tarea muy importante en la vida de toda la humanidad, que es parte del plan perfecto de Dios. Para que todos tengan la oportunidad de ser salvos, pues, él no quiere que ninguno se pierda, sino que todos procedan al arrepentimiento.

La respuesta a la pregunta la encontramos en:

Mateo 28:19-20 declara lo que se conoce como “la Gran Comisión.”

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”

Jesús dio este mandamiento a los apóstoles, poco antes de que ascendiera a los Cielos, y éste describe esencialmente lo que Jesús espera que los apóstoles y aquellos que los siguieran, hagan en Su ausencia.

Es interesante que en el original griego, el único mandamiento específico en Mateo 28:19-20 sea “id” y “haced discípulos.” La Gran Comisión nos ordena hacer discípulos a nuestro paso por el mundo y mientras nos ocupamos de nuestras diarias actividades. ¿Cómo vamos a hacer discípulos? Esto ha sido un debate en los tiempos modernos creyendo que vamos a salir a la calle a «ganar almas», como creen en muchas iglesias de la actualidad. La verdad es que las almas las gana Dios por medio de su soberana voluntad, pues Él ya nos había elegido desde antes de la fundación del mundo, ver Romanos 8:29-3

«Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.»

Lo que se necesita es el llamado eficaz. Cuando nosotros exponemos la Palabra de Dios por medio de nuestra predicación en todo tiempo y lugar para que por este medio los discipulamos para que tengan la oportunidad de conocer al Señor Jesús por medio de su palabra o su revelación especial. Nosotros solo somos expositores de la Palabra de Dios, no la nuestra, pues, nosotros no tenemos ningún poder de convencer a nadie, es Dios mismo con su Santo Espíritu el que hace la obra.

Después de este proceso, la Palabra dice: 

A éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.»

Los que nos queda a nosotros por hacer después de han recibido a Cristo es bautizarlos en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. “Bautizándolos” y “enseñándoles” son los medios por los cuales cumplimos con el aspecto de cumplir la Gran Comisión.

Para poder cumplir la «Gran Comision» necesitaríamos poder.
Muchos entienden Hechos 1:8 como parte también de la Gran Comisión:

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”

La Gran Comisión es habilitada por el poder del Espíritu Santo. Nosotros debemos ser los testigos de Cristo, cumpliendo la Gran comisión en nuestras ciudades (Jerusalén), en nuestros estados y países (Judea y Samaria), y en cualquier otro lugar donde Dios nos envíe (hasta lo último de la tierra).

judea y samaria

Por José Alberto Vega

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