La Clave Secreta para una Gran Predicación

El presente estudio de «La Clave Secreta para una Gran Predicación» es de suma importancia para todo cristiano que está obligado a predicar la Palabra de Dios.

Escritura: Job 23: 1-17

Job 23:1  “1 Respondió Job,  y dijo: 2  Hoy también hablaré con amargura;  Porque es más grave mi llaga que mi gemido. 3   ¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios!  Yo iría hasta su silla. 4  Expondría mi causa delante de él, Y llenaría mi boca de argumentos. 5  Yo sabría lo que él me respondiese, Y entendería lo que me dijera...

«El secreto esencial no es el dominio de ciertas técnicas, sino ser dominado por ciertas convicciones.»  

En la obra clásica de John Stott “Entre Dos Mundos”, él escribe:

En un mundo que parece, ya sea que. no desea o no está apto a escuchar, ¿cómo podemos ser persuadidos a seguir predicando, y aprender a hacerlo de manera efectiva? El secreto esencial no es el dominio de ciertas técnicas, sino estar preparados a dominado por ciertas convicciones. En otras palabras, la teología es más importante que la metodología.

Esta cita capta lo que estoy tratando de hacer como pastor y profesor de la predicación, equipando a jóvenes ministros del mundo

Ordenando La Pasión

clave, pasion, fuego, amor, corazon, llamas, estudio, predicacionMuchos asumen que los profesores de predicación o bien son muy centrados en la técnica y el estilo, o que son incapaces de enseñar una «disciplina real» en la academia. La homilética menudo es burlada. Usted puede escuchar cosas como esta: «No se puede enseñar a un hombre a predicar.» «Nunca aprendí nada de mi profesor de predicación» «No puede usted escuchar de esta acerca de la hermenéutica, la teología o el liderazgo pastoral;. Él es solamente un profesor de predicación»

Cuando un predicador hace / dice algo que es inusual retóricamente en nuestra capilla, es posible escuchar,» Ahora, al Dr. Mérida pueda ser que no le guste esto, pero esto es lo que voy a hacer … «.

Pero no estoy preocupado con la técnica y la metodología. Yo no tengo un enfoque formulista a la predicación; Tengo un enfoque teológico a la predicación. De hecho, me gusta enseñar predicación porque muchos campos convergen allí-hermenéutica, teología sistemática, teología bíblica, misionología, predicación del evangelio, teología pastoral, etc Mi parte menos favorita de la homilética es la técnica, la oratoria y la retórica.

En esta pasión teológicamente expositiva que me ha llevado a abrazar la predicación expositiva, que es manejada por la palabra, predicaciones saturadas por la palabra. La predicación expositiva es un enfoque impulsado teológicamente, no un impulso manejado en el pragmatismo.

Una Cuestión de Convicciones

Cada semestre en mis clases de predicación, mi objetivo no es enseñar la técnica; es para construir, acento e intensificar ciertas convicciones teológicas y espirituales. Esto no es nuevo. La disciplina de la homilética se estudia clásicamente en el campo de la teología práctica. Mi objetivo es poner adelante convicciones particulares que darán forma a un estudiante para un largo plazo. Su teología determinará su biografía; mi objetivo es poner de relieve ciertas convicciones teológicas que marcarán el resto de su ministerio.

Cuando leí otros héroes como Lloyd-Jones, Piper, Spurgeon y otros, no es de la técnica que ellos hablan. Es la teología. ¿Por qué es esto? Es porque las convicciones teológicas impactan todo lo demás. Eso es lo que va a mantener a una persona predicando cuando pareciera que nadie está escuchando, y será tal vez cuando el propio predicador quiera renunciar y conseguir un trabajo como un catcher de bullpen.

¿Cuáles son algunas de estas convicciones? Bueno, hay muchas. Quiero que los estudiantes desarrollen una sed insaciable de la Sagrada Escritura. Quiero que vayan al púlpito porque aman la Biblia, no que vayan a la Biblia porque ellos aman el púlpito. Quiero que abracen la naturaleza centrada en Cristo de las Escrituras y mostrar a Jesús como el héroe de la Biblia-y el héroe de todos los sermones que predican.

Quiero que ellos crean que Dios salva a la gente cuando el evangelio es predicado. Quiero que crean en el poder del Espíritu y que su predicación depende de la necesidad de la oración.  Quiero que recuerden que si no mantienen la santidad personal, entonces ellos no tienen un ministerio, sin importar sus dones o de su talento e inteligencia. Yo no quiero que anhelen que la gente diga después de cada sermón, «Que gran sermón», sino «Que gran Salvador.»

La clave para la Predicación Efectiva

Obviamente, la técnica no deja de ser importante. Debemos trabajar para comunicarnos con claridad. Nuestros sermones deben tener un flujo comprensible y una idea dominante. Debemos trabajar para comunicarlo de una manera tal que nuestra predicación sea inteligible para los extraños como para los que se unen a la asamblea dominical. Debemos exegetar a de nuestra comunidad y hacer una aplicación oportuna y centrada con el corazón. Debemos aprender a elaborar buenos bosquejos y prepararlos para el oyente en lugar del lector. Debemos recibir retroalimentación con humildad y tratar de mejorar nuestras habilidades de entrega. La predicación es tanto ciencia como arte, por lo que debemos tener  cuidado en cómo decimos las cosas.

Pero la clave de la predicación eficaz no es el dominio de ciertas técnicas; sino está siendo dominado por ciertas convicciones.

Es por eso lo que hago el énfasis aquí, y no en elementos como la aliteración, el número de puntos que se tienen, movimientos de las manos, la ropa o los muebles de la plataforma. Nunca nadie fue salvado por tales cosas, y nadie se mantuvo fiel a la tarea, centrándose en ellos tampoco.

Predican a Cristo hasta que Él venga. Entonces no necesitaremos a predicar más. En ese día, no te arrepentirás de haber sido fiel a lo principal.

Por Tony Mérida

Traducido por José Alberto Vega

TonyMerida.net

Tony Mérida sirve como pastor para la Predicación y Visión en Imago Dei Iglesia, Raleigh, Carolina del Norte y como Profesor Asociado de Predicación en Southeastern Baptist Theological Seminary. Está casado con Kimberly, con quien tiene cinco hijos. Tony es el co-autor de Orphanology, y el autor de Fielmente Proclamando y Predicando a Jesús. Viaja y da conferencias por todo el mundo en varios eventos, especialmente las conferencias de pastores, eventos de cuidado de huérfanos, y las conferencias de jóvenes y universitarios.

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