La Encarnación de Cristo «Su Relación con el Espíritu» Parte 5/6

En la encarnación de Cristo se hace necesario ver:

LA RELACIÓN DE CRISTO CON EL ESPÍRITU SANTO

Aunque Cristo en su Deidad Él solo hubiera podido satisfacer sus propias necesidades. En la esfera de su humanidad dependía del Espíritu Santo, se nos hace imperioso tocar el tema de su relación con el Espíritu Santo, por el hecho de que Cristo sí dependía del Espíritu Santo en su humanidad, porque sin ese arreglo Cristo no hubiera podido ser el modelo para todos los creyentes cristianos. Los cristianos no pueden confiar en ningún recurso que está en ellos; así ellos están entregados, como lo estuvo Cristo, al poder capacitador del Espíritu. En el Nuevo Testamento  se  afirma que Cristo- desde su concepción, que fue  por  obra  y  gracia del Espíritu Santo, hasta su muerte, que fue  por  el mismo Espíritu Santo que vivió y  obró basado en el principio de dependencia de Otro (del E.S). Ningún estudiante que sea atento puede pasar  por  alto esta verdad, como vemos en:

Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios,  ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. (Mateo 12:28).

Y luego el Espíritu le impulsó al desierto. (Marcos 1:12)

Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea,  y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. (Lucas 4:14).

Porque el que Dios envió,  las palabras de Dios habla;  pues Dios no da el Espíritu por medida. (Juan 3:34).

La  verdad de  que Cristo – con el propósito de poder demostrar la efectividad de la vida que  se  vive  completamente  en  relación  con  el  Espíritu Santo – dependía del Espíritu, esto no nos debe de mover a alejarnos y dejar de reconocer su Deidad absoluta en Cristo Jesús. La propia autoridad de Cristo sobre  el  Espíritu, en otras esferas de relación,  y  según las eternas determinaciones de Dios,  se  puede descubrir en  la  misma declaración de Cristo:

…  si  no me fuere  el  Consolador no vendría a vosotros; más  si  me fuere, os lo enviaré  (Jn.l6:7).

Cristo como la Deidad tenía el poder supremo para estar pendientes de los nuevos creyentes y de los que vendrían después a formar el Cuerpo de Cristo, su Iglesia.

Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. (Mateo 28:18).

Jesús sabía que Él tenía todo el poder, poder que le corresponde desde el principio de los tiempos. Pero en su encarnación tuvo que someterse a todo lo previamente establecido por el Padre, de acuerdo con el Hijo y el Espíritu Santo.

“Mas no ruego solamente por éstos,  sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos (Juan 17:20).

Cristo tenía bien claro su posición aquí en la tierra, es por esa razón que su dependencia del Espíritu Santo es absoluta, nos tenía que dejar bien demostrado la dependencia que debe de existir en todo creyente del Espíritu. Para eso Él tuvo que someterse también. Jesucristo nuestro Señor encarnado es nuestro ejemplo supremo a seguir. Y como Dios encarnado sabía bien por medio de los discípulos (éstos), pero otros también se convertirían hasta formar su Cuerpo (la Iglesia). «por los que han de creer en mí por la palabra de ellos«, esto es, por la predicación de la palabra por medio de sus discípulos y todos aquellos que continuamos predicando la Palabra hasta que Él venga.

Cristo tuvo que ser ungido por el Espíritu.

En el Nuevo Testamento el ungimiento se menciona con relación a Cristo en los siguientes pasajes:

“El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón.  A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos (Lucas 4:18)

“Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel. (Hechos 4:27)

“Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él» (Hechos 10:38)

«Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros.» (Hebreos 1:9)

El ungimiento de Jesucristo tuvo que haber ocurrido en el momento mismo del bautismo. Este ungimiento marcó una nueva etapa en su ministerio terrenal, en su encarnación, es durante esta etapa que el poder del Espíritu se hizo públicamente manifiesto a través de Cristo. El ungimiento tuvo, por lo tanto, las siguientes características en relación a la vida y ministerio de Cristo.

1. El ungimiento de Jesús de Nazaret. Sirvió para destacarlo como el Mesías. Pedro se refirió a este hecho en la oración que pronunció después de la primera persecución de los discípulos: (Comparar Hechos. 4:27) El escritor de la carta a los Hebreos se refiere también al hecho de que el ungimiento de Jesús tenía el efecto de señalarlo como el elegido:

Has amado la justicia, y aborrecido la maldad, por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros. (Hebreos 1:9)

 2. El acto de ungir a Jesús. Le dio el poder necesario para cumplir su misión profética. En la sinagoga de Nazaret cuando dijo:

«El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres» (Lucas. 4:18).

3. Pedro relacionó el ungimiento de Jesús con su ministerio de hacer el bien:

 «Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él» (Hechos 10:38)

Cristo fue sellado con el Espíritu

Cristo mismo declaró esto, como puede verse en:

“No trabajen por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y que les da vida eterna. Esta es la comida que les dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, ha puesto su sello en él.”  (Juan 6:27) DHH

 El sello era la marca de su origen celestial y la prueba de su carácter de Hijo de Dios.

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