Desarrollo del Mormonismo y los Testigos de Jehová

En el presente trabajo estudiaremos el origen y desarrollo de dos sectas falsas como son: los mormones y los Testigos de Jehová. Como sabemos una secta falsa es “Una deformación del cristianismo. Es una organización que rechaza las enseñanzas que la iglesia  cristiana ha sostenido atreves de la historia” Todo eso es más o menos conocido, lo que ya resulta mucho menos sabido es que Joseph Smith hijo era masón y que la masonería desempeñó un papel muy considerable en el nacimiento y establecimiento de la secta…

El mormonismo

Joseph Smith (hijo)

Joseph Smith nació el 23 de diciembre de 1805 en Sharon, en el estado de Vermont. Fue el quinto de once hijos del matrimonio entre Joseph Smith padre y Lucy Mack (casados en 1796). Su familia era una de las tantas descendientes de inmigrantes. Joseph Smith padre logró prosperar, pero varios reveses económicos lo obligaron a ejercer diversos oficios en la región de Nueva Inglaterra hasta establecerse en Palmyra, a orillas del río Hathaway, a unos 2 kilómetros al sur de la población.

Joseph Smith Jr. como la mayor parte de sus coetáneos, era un varón de escasa escolaridad, rayando en el analfabetismo y según sus propias palabras, casi incapaz de manejar la aritmética básica. Las causas de esta situación pueden encontrar origen en la necesidad de ayudar a mantener el sustento familiar.

Por encontrarnos en condiciones indigentes, nos veíamos obligados a trabajar arduamente para mantener a la familia que era grande…y, puesto que se exigía el esfuerzo de todos los que estábamos capacitados para ayudar…nos vimos privados del beneficio de una instrucción escolar.

En el momento en que entraba en la adolescencia, la región de Vermont se vio convulsionada por una serie de corrientes religiosas cristianas revisionistas y fundamentalistas. Parte de su familia abrazó la Iglesia presbiteriana e incluso el joven Smith asistió a diversas reuniones de esta denominación cristiana, no sin dudas al respecto. Joseph Smith, padre, sentía especial afinidad por lo espiritual, sea cual fuere su origen, y deseaba unirse a una denominación.

En 1820, después de mucho estudio y oración, luego de meditar un pasaje de la biblia en particular (Santiago 1:5), llegó a la conclusión de que debía orar para preguntar a Dios mismo a cual de todas las denominaciones religiosas que prevalecían en su época debía unirse o quedar con la duda para toda su vida. A los 14 años decidió acudir a un bosque colindante a su hogar para orar sobre sus dudas teológicas. Lo ocurrido fue relatado por el mismo Smith de la siguiente forma:

«Después de apartarme al lugar que previamente había designado, mirando a mi derredor y encontrándome solo, me arrodillé y empecé a elevar a Dios el deseo de mi corazón. Apenas lo hube hecho, cuando súbitamente se apoderó de mí una fuerza que me dominó por completo, y surtió tan asombrosa influencia en mí, que se me trabó la lengua, de modo que no pude hablar… precisamente en este momento de tan grande alarma vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí. No bien se apareció, me sentí libre del enemigo que me había sujetado. Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Éste es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!»

Joseph Smith, después de esta experiencia, intentó transmitir dicho mensaje a algunas personas que eran de su confianza o con las que había sostenido alguna conversación religiosa en el pasado, pero fue rechazado, tratado como uno de los autoproclamados profetas precedentes o contemporáneos a su época y frecuentemente ridiculizado.

Fundación del Mormonismo

Tres años más tarde, el 21 de septiembre de 1823, cuando tenía 17 años, Smith proclamó que el ángel Moroni se le había aparecido. Moroni, según contó Smith, le dijo que él, Joseph, había sido elegido para traducir unos escritos de pueblos antiguos, el Libro de Mormón. El documento habría sido escrito sobre planchas de oro por varios profetas americanos y compilado por Mormón, padre de Moroni, más de mil años antes de la aparición. Según Smith, el ángel le mencionó que, a causa de su misión, su nombre sería tomado para bien o para mal en las naciones. Al parecer, el ángel le había dicho que aún no se encontraba listo para traducirlos, por lo que no se los entregó al momento. Sus revelaciones, tildadas de patrañas y locuras por muchos contemporáneos, hallaron acogida en algunos seguidores.

Mientras llegaba el tiempo de recibir los escritos sagrados, conoció en 1825 a una joven maestra llamada Emma Hale, que pasaría a ser Emma Smith después de un noviazgo de más de dos años al casarse en enero de 1827 en South Bainbridge, Nueva York. De allí pasaron a residir en Palmyra.

Cierto tiempo después, en 1827, y siempre según el propio Smith, encontró las planchas en el lugar indicado por el ángel Moroni y anunció que el Señor le había ordenado mostrar las planchas, lo que efectivamente haría primero ante tres personas y después ante once testigos escogidos entre sus fieles. Los testimonios de éstos se pueden encontrar hoy entre las primeras páginas del Libro de Mormón.

Después de obtener las planchas, se comenzó a llevar a cabo la traducción, en la que se sirvió asimismo de unas piedras pectorales identificadas por el angel como las bíblicas Urím y Tumím. El procedimiento habría consistido en que Smith vistiera las piedras, obteniendo así la facultad de leer las planchas y dictárselas a un testigo para que las transcribiera, proceso en el que participaron tres personas como escribientes, según sus propias afirmaciones: Su esposa Emma, Martin Harris y Oliver Cowdery.

Según Smith (y más tarde los ya mencionados once testigos), el documento consistía en unas planchas de oro con inscripciones en alfabeto «egipcio reformado» -inexistente según los lingüistas- unidas con gruesas anillas a modo de libro, sin embargo, por algunos de los jeroglíficos transcritos por el susodicho Smith a Martin Harris, estos asemejan el Egipcio Demótico. Dicha obra habría permanecido oculta en el cerro de Cumorah, a 8 km al sur, cerca de su residencia en Palmyra.

Se desconoce el proceso exacto de la traducción, ya que los involucrados hablaron escasamente al respecto, y fuera de ellos, no hay ninguna fuente histórica confiable, ya que nadie más tuvo acceso a las planchas o al proceso. Afirmaron que el proceso de traducción se realizó «por el don y poder de Dios».

Según Joseph, durante el proceso de traducción se le apareció, entre otros, Juan el Bautista, quien le confirió el Sacerdocio Aarónico, o sacerdocio menor. Posteriormente, otros santos cristianos como Pedro, Santiago y Juan lo ordenaron en el Sacerdocio de Melquisedec o sacerdocio mayor, encomendándole restaurar la verdadera iglesia de Cristo conforme al modelo de los primeros cristianos. El mensaje reformista no era novedoso, y se basaba, como ya lo hicieran los cuáqueros o los luteranos, en razón de que las iglesias surgidas después de las muertes de los primeros apóstoles (Pedro, Santiago, Juan), habrían sido «corrompidas» por las filosofías imperantes, pervirtiendo su mensaje. Al período religioso que transcurría entre sus revelaciones y la labor de los apóstoles Smith lo llamó la Gran Apostasía, periodo en el que los derechos del sacerdocio carecían de validez. Se hacía necesaria, pues, una restauración directa por parte de los apóstoles, en la que también se revelarían partes fundamentales de la doctrina de Cristo que habían sido olvidadas.

El Libro de Mormón aparece como un relato del pueblo de Nefi, de origen semita, que llegó al continente americano desde el Oriente Medio, guiado por inspiración divina. El relato cubre un periodo que va, aproximadamente, desde el año 600 a. C. hasta el año 400 d. C. También incluye la historia de una migración anterior, de los jareditas, pueblo de la época de la torre de Babel, quienes supuestamente emigraron a este continente, pero que fueron casi exterminados antes de la llegada del grupo semita de Nefi. La trama principal trata de un clan familiar de hebreos que abandona Jerusalén antes de que fuera sitiada y tomada por las tropas de Senaquerib, rey Asirio, y que guiados por Dios y una brújula especial llamada «Liahona», atraviesan los oceános para llegar a América bajo el liderazgo de un hombre llamado Nefi. Tras alcanzar su destino, se multiplican grandemente, para después dividirse en dos grupos rivales, los nefitas y los lamanitas, en pugna constante. Los nefitas fueron finalmente derrotados por los lamanitas en 428. Los lamanitas que sobrevivieron se transformaron en un pueblo feroz y muy distante de las costumbres nefitas, constituyendo la ascendencia de los indios americanos. La arqueología, la genética y la historiografía modernas han considerado esta historia tan inverosímil que ni tan siquiera se han propuesto refutarla directamente, salvo cuando se han visto forzadas a hacerlo en respuesta a las pretensiones de historicidad verídica por parte de la propia Iglesia mormona.

Sea como sea, para los mormones, El Libro de Mormón es un volumen de escrituras sagradas con la misma validez que la Biblia. Para ellos es una historia de la comunicación de Dios con los antiguos habitantes de las Américas y contiene la plenitud del evangelio eterno.

 Prisión y muerte

Tanto Smith como sus consejeros estuvieron varias veces encarcelados bajo cargos tales como escándalo público o alterar el orden, aunque en ningún caso durante largo tiempo. El hecho de presentarse como un profeta receptor del mensaje divino con la intención de reformar el protestantismo a su favor, no le hicieron ningún bien de cara a la opinión pública, mayoritariamente suspicaz ante tales casos. El ambiente profundamente religioso y protestante surgido en los Estados Unidos a principios del s.XIX, del que Smith era un destacado producto, era marcadamente hostil a toda autoproclamación profética. Más aún, el afán proselitista del mismo y su ruptura doctrinal no eran algo fácilmente asumible por una sociedad con reticencias religiosas.

Pese a la animadversión que suscitaban sus pretensiones mesiánicas, vistas por muchos contemporáneos como los delirios de un loco, la fama de Joseph Smith entre sus seguidores alcanzó niveles tan elevados que muchos pensaron en postularlo a la presidencia de los EE.UU, lo que efectivamente llevaron a cabo.

La candidatura contribuyó a la hostilidad general contra los mormones, y nuevamente Joseph y su hermano Hyrum fueron encarcelados en la prisión de Carthage por cargos de sedición. Joseph Smith murió asesinado a balazos la noche del 27 de junio de 1844 por una turba de alrededor de 200 a 250 personas que lograron abrirse paso hasta su celda. En el momento de su muerte, se encontraba preso junto con su hermano Hyrum Smith y su consejero, Taylor, quien sobrevivió. A principios del s.XXI, el Gobernador del estado de Illinois pidió disculpas públicamente a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos por no haber evitado el linchamiento.

Tras la muerte de Smith, sus opositores pensaron que el movimiento mormón se desvanecería y las persecuciones se redujeron, al tiempo que la agresividad evangelizadora de los mormones menguaba tras desaparecer su cabeza visible y establecerse en los todavía poco poblados territorios del medio oeste americano.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Tras la muerte de Smith, la responsabilidad de dirigir la Iglesia recayó sobre el Quorúm de los Doce Apóstoles, hasta unos años más tarde cuando Brigham Young fuera llamado por revelación a ser el sucesor de Joseph Smith. Brigham Young se presentó como sucesor de Smith y fue aceptado por un grupo de los fieles, mientras que otros propugnaban una sucesión temporal hasta que Joseph Smith III, que por entonces contaba con 12 años de edad, llegara a la edad adulta, momento en el que obtendría el cargo. Los seguidores de Young declararon que Young había sido elegido por revelación e inspiración divina, y no por que él hubiera querido, tesis esta última que acabó ser aceptada por los miembros fieles de la Iglesia.

Sin embargo, esta disputa provocó un cisma dentro de la iglesia mormona, apareciendo las dos ramas que actualmente existen: La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocidos comúnmente como «mormones», y la Iglesia Reorganizada de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, actual Comunidad de Cristo.

El grupo que aceptó a Young como líder fue férreamente dirigido por éste. Young, sabiendo que el episodio del asesinato de Smith podría volver a repetirse, trasladó a sus seguidores hacia el oeste americano, donde el proceso de colonización aún no había concluido. Se establecieron en el actual estado de Utah en 1847, donde Young fue investido como segundo Profeta y Presidente de este grupo. Los mormones llaman hoy a la ruta que siguieron con Young «el Camino Mormón» (usualmente llamado ruta a California), que iba de Missouri a California pasando por el territorio que conforma la hoy llamada Utah, donde siguen constituyendo la mayor parte de la población. En 2004, el porcentaje de la población que son miembros de dicha Iglesia es el 62,4 por ciento de la población del estado. Su asentamiento se situó en el entorno del Gran Lago Salado (Great Salt Lake), en el que, bajo difíciles condiciones, fundaron Salt Lake City, actual capital del estado de Utah.

Doctrina y Prédicas

Joseph Smith fundamentó inicialmente su labor profética en anunciar revelaciones que había recibido en una serie de visiones en las que habrían participado, entre otros, el mismo Dios, Jesucristo, algunos apóstoles,… Con ellas como fundamento, afirmó que había sido informado de que la iglesia cristiana original se había disuelto tras la muerte de los 12 apóstoles originales, y que las denominaciones cristianas subsiguientes estaban corrompidas por la filosofía pagana. Así, negó la legitimidad de las iglesias cristianas «tradicionales», englobándolas dentro de lo que llamó el período de la Gran Apostasía. Esto incluye al mormonismo, al menos inicialmente, en las corrientes restauracioncitas que defienden precisamente ese punto de vista.

De sus visiones y de las visitas divinas de que dijo ser objeto tradujo y produjo un libro, El Libro de Mormón, que junto con la Biblia (sólo en ciertas versiones protestantes adecuadamente traducidas), la Perla del Gran Precio, y Doctrina y Convenios, formarían el conjunto de libros canónicos del mormonismo. De estos tres libros, el principal es El libro de mormón, que realmente sería la piedra de toque del resto de la doctrina.

Las creencias sociales del credo fundado por Smith tienden a ser conservadoras. Smith estableció una religión muy centrada en la familia cristiana tradicional, afirmando que los matrimonios no se disuelven tras la muerte de los cónyuges, y que de hecho se establecen ligaduras espirituales irrompibles entre padres e hijos, lo que explica la importancia de la genealogía en el mormonismo. Smith nunca relegó el papel de la mujer a la de cuidadora de su familia, mientras el padre debía proveer a la familia trabajando. Una revisión de las enseñanzas de Smith por parte de la Iglesia Mormona estableció, por medio de una declaración de la Primera Presidencia en octubre de 1995, la importancia equitativa de cada rol (madre y padre).

Otros aspectos de su doctrina serían la creencia en El Milenio (1000 años de paz después de la segunda venida de Jesucristo), el rechazo a la doctrina del pecado original, y en cambio la aceptación de la sucesión apostólica tal como la Iglesia primitiva de Jesucristo, restaurada a partir de Joseph Smith. En general, las creencias, escatología y teología mormona son variantes dentro del cristianismo, aunque tienen algunos elementos originales, sobre todo en la cosmología, que incluye una doctrina de la Salvación que considera tres cielos o grados de gloria, y una doctrina de la Exaltación que afirma el potencial de los hombres para llegar a ser como Dios mismo es.

Sus seguidores afirman que Smith contaba con el don de la profecía. Según dicen, entre las muchas profecías que dictó, profetizó la guerra civil estadounidense, el advenimiento de la televisión y la pandemia del sida. Otras revelaciones incluyen la edificación de un templo en la ciudad de Independence, Missouri, antes de la segunda venida de Cristo.

Afirmó que hay dos significados de la palabra «Templo» que se encuentran en la Biblia, considerando que el cuerpo físico es «un templo» sagrado y por eso no se deben usar drogas adictivas y otras sustancias nocivas (Palabra de Sabiduría). El otro uso de la palabra «templo» tiene que ver con un edificio especial, tal como el Templo de Jerusalén, que es «la Casa del Señor» donde miembros fieles pueden recibir ordenanzas espirituales, como el matrimonio celestial que perdura por las eternidades.

En el libro «Enseñanzas de José Smith» Smith declara que la reencarnación es contraria al evangelio predicado por Jesucristo, pues que El enseño fue la doctrina de la resurrección. Las revelaciones están contenidas en el libro Doctrina y Convenios.

Los Testigos de Jehová

atalaya, despertad

Carlos Taze Russell:

¿Quiénes son los Testigos de Jehová?

Los Testigos de Jehová son una denominación cristiana de origen norteamericano de finales del siglo XIX, y como muchas de los grupos religiosos nacidos en esta época son milenaristas, pues predican un inminente fin del mundo. Los Testigos predican el «Armagedón», término extraído del Apocalipsis. La mayoría de las denominaciones cristianas no la aceptan como tal, porque rechazan la divinidad de Jesús, pero para efectos prácticos, sí lo son porque basan su doctrina en las enseñanzas de la Biblia (según su interpretación particular).

Esta denominación fue fundada por Charles Taze Russell, quien en la década de 1870 creó el grupo de los Estudiantes de la Biblia. Con este grupo estableció el segundo regreso de Jesucristo para el año de 1874.

Especulaciones sobre el fin del mundo

El año de 1874 pasó, y nada de lo pronosticado por los “Estudiantes de la Biblia” ocurrió. Así empezaron desde sus inicios en una larga tradición de predicciones fallidas del fin del mundo. ¿Cómo salirle del paso a la decepción por el fallo del cumplimiento de la profecía? Fácil, Russell dijo que cuando Jesús resucitó ya no tenía un cuerpo físico sino uno espiritual y que por lo tanto la segunda venida era «invisible». ¡Ahora las mentes escépticas no sólo tienen que imaginarse cómo resucita un muerto, sino cómo resucita un muerto con un cuerpo espiritual invisible!

En 1884, Russell fundó la Sociedad Watchtower (Atalaya) que se convirtió en la corporación legal que servía a los Estudiantes de la Biblia. Para el año de 1890 los seguidores de Russell eran 400 (Le fue muy bien para haber inaugurado su movimiento con una profecía fallida) y pronto estableció la doctrina del Armagedón, que no es más que la gran batalla del bien contra el mal, el fin del mundo y el establecimiento del reino de Dios. Nuevamente Russell se apresura a ponerle fecha al fin del mundo, esta vez para 1914.

1914 vino y se fue y no pasó nada. Cero cumplidas y van dos. Como la profecía fracasó, la sociedad Watchtower decidió transferir todas las doctrinas sobre 1874 a 1914; esto es, la venida «invisible» de Cristo habría ocurrido realmente en 1914. Poco después Joseph Franklin Rutherford se convirtió en presidente de la organización y les dio su nombre actual: Testigos de Jehová.

Basándose en los escritos de la sociedad, los Testigos de Jehová esperaron el momento crucial en el año 1918. Otra vez, no pasó nada. Cero cumplidas y van tres. Al no ocurrir nada, Rutherford tampoco resistió la tentación de fijar fechas para el Armagedón: primero 1925, año en el cual no ocurrió nada importante, excepto que tres cuartos de los Testigos decidieron abandonar la secta, cansados de las profecías fallidas: cero y van cuatro. Ante esta cuarta profecía fallida intentaron otra fecha; señalaron vagamente la década de 1940. Como para 1945 había llegado el final de la segunda guerra mundial, y no había pasado el fin del mundo, volvieron a mover la profecía. ¡Cero cumplidas y van cinco!

Cabe anotar que Joseph Franklin Rutherford escribió el libro «Millones que ahora viven no morirán jamás» en el que predicaba el fin para 1925 y con tal fin, mandó a construir una hermosa mansión a la que llamó Beth Sarim (Casa de los príncipes), porque según su profecía, en 1925 resucitarían Abraham, Isaac y Jacob y se mudarían a la casa que les construyeron los hermanos Testigos de Jehová. ¿Conmovedor verdad? No importa la abundancia de gente sin hogar en el tercer mundo; ellos tenían que construir esa hermosa mansión para los muertos. A fin de cuentas, ¿No eran los grandes profetas resucitados quienes la usarían?… En realidad, parece que a los profetas no les gustó mucho la casa… ni siquiera los visitaron, y quien terminó viviendo en Beth Sarim fue… ¿Se arriesga a adivinar? Claro, Rutherford.

El escritor de «Millones que ahora viven no morirán jamás» murió sin ver el cumplimiento de su palabra profética, pero para compensar su pesar vivió en una mansión opulenta gracias a los aportes de sus fieles.

Luego de Rutherford vino Nathan Homer Knorr y a este le sucedió Fred Franz, quien escribió en 1966 el libro: «Vida eterna en la libertad de los Hijos de Dios», el cual fijaba el fin del mundo para 1975. Ahora la razón era que en 1975 se cumplían los 6 mil años de la creación del hombre y eso significaba el fin del mundo. En «Life Everlasting in Freedom of the Sons of God», página 29 y 30 se lee lo siguiente: «Los seis mil años de la creación del hombre terminarían en 1975, y el séptimo período de la historia humana comenzaría en el otoño de 1955 DC… Y no habría de ser un asunto meramente accidental, sino que estaría de acuerdo al propósito amoroso de Jehová Dios para el reino de Jesucristo, el señor del sábado, que habría de suceder en forma paralela con el séptimo milenio de la existencia humana»

Bueno, en esta época algunas personas ya sabían que el hombre no apareció sobre la Tierra hace 6 mil años, sino que nuestra especie, Homo sapiens, apareció hace muchas decenas miles de años. Además, antes de nuestra especie han existido muchas otras especies humanas, tales como Homo habilis, Homo erectus, Homo neanderthalensis, entre otras. Sin embargo, muchos fueron engañados de nuevo (por el analfabetismo científico y la falta de escepticismo). Después de este chasco un millón de fieles abandonaron el movimiento. Cero cumplidas y van seis.

En 1980, la Sociedad Watchtower sugirió que los Testigos y el cuerpo editorial estuvieron muy entusiastas acerca de la «posibilidad» del Armagedón en 1975. Este intento de recuperar los disidentes fue un completo fracaso. Lo único que hicieron fue echarles el agua sucia a los fieles por un error del cuerpo gobernante de la Watchtower.

Y aunque nada igual de escandaloso volvió a ocurrir desde entonces, hubo una última profecía fallida que suele pasar sin notar por parte de los lectores de la literatura que distribuye la Watchtower. Para entender esta profecía se debe comprender la imagen que tiene un Testigo de Jehová del cuerpo gobernante. Para ellos, la Sociedad Watchtower es el «siervo fiel y discreto» de un pasaje de la Biblia, Mateo 24, 45ss. Para ellos, en estos «tiempos finales», la que imprima la Watchtower en su literatura es tan infalible como lo es el Papa para los Católicos.

¿Cuál es entonces la última profecía fracasada de la Watchtower? La revista «¡Despertad!» es la publicación con la cual comienzan el proceso de adoctrinamiento. Tiene el aspecto de ser una revista de temas variados y de interés. En su recuadro de justificación, en la página cuatro de todas las revistas anteriores a Agosto de 1995 decía lo siguiente:

Por qué se publica ¡Despertad!

¡Despertad! es informativa para toda la familia. Muestra cómo hacer frente a los problemas de nuestro tiempo, presenta noticias de actualidad, habla acerca de las gentes de otros lugares, analiza temas de religión y ciencia. Pero va más allá. Sondea su trasfondo e indica cuál es el verdadero significado de los acontecimientos actuales, aunque siempre mantiene una postura neutral en lo que respecta a la política y no favorece a unas razas sobre otras. Más importante aún: esta revista promueve la confianza en la promesa del Creador de establecer un nuevo mundo pacífico y seguro antes de que desaparezca la generación que vio los acontecimientos de 1914. (Énfasis mío)

¡Despertad! 8 de agosto de 1995, p. 4.

Ahí, la Watchtower volvió a cometer el error de profetizar: Habló en nombre del Creador y puso fecha límite de cumplimiento.

La noción bíblica de «generación» que utilizan los Testigos ha variado mucho a lo largo del tiempo: desde unos 30 años hasta unos 80, para poder dar tiempo de que se cumplan sus falsas profecías. En la época en que se escribía esto, los Testigos mantenían que una «generación» bíblica era de 80 años, así que el nuevo mundo pacífico debería haber llegado en 1994.

Claro, llevamos 7 años desde eso, y el mundo sigue igual de violento. La profecía falló. ¿Cuál fue la reacción del cuerpo dirigente de la Watchtower Society? Consistió en «retirar» la profecía de forma «fiel y discreta»:

¡Despertad! 22 de julio de 1996, p. 4

En otras palabras, le quitaron el límite de tiempo: «pronto» puede ser mil años. A fin de cuentas, los cristianos de casi todas las sectas de la historia llevan esperando durante 2000 años el «inminente» regreso de Cristo. Cabe anotar que ahora los Testigos de Jehová recibieron «nueva luz» (el término doctrinal que usan para «borrón y cuenta nueva»): la generación de la profecía evangélica se refiere ahora a «las gentes de ese tiempo»; en otras palabras: una generación es cualquier cosa que se ahora deseen los Testigos de Jehová.

Así llegamos al marcador final (¿por ahora?): Cero cumplidas y fueron siete.

La profecía sin lógica

Hay otro aspecto sobre la «venida invisible» de 1914 que la mayoría de las personas no saben. Los testigos armaron una profecía utilizando una historia contenida en Daniel 4. Sin embargo, al leer detenidamente la pintoresca historia, el lector se puede dar cuenta que no es ninguna profecía sobre el tiempo en que vendría Jesucristo a inaugurar reino alguno. Todo este asunto del “Reino de Jesús” en 1914 no es más que una interpretación absurda y fuera de contexto.

Para poder saber porque esta “profecía” es una interpretación fuera de contexto debe revisarse las inconsistencias lógicas e históricas que rodean esta profecía.

Los Testigos de Jehová afirman que el Reino de Dios terminó en la tierra cuando el rey Nabucodonosor destruyó la ciudad de Jerusalén. Luego vendría “el tiempo de los gentiles”, y luego de pasados “siete tiempos” se restauraría el “reino de Dios”.

Lo primero que debe analizarse es el punto de partida de los “siete tiempos”, es decir la destrucción de Jerusalén por parte de Nabucodonosor, o más específicamente cuando Nabucodonosor quitó del trono a Sedequías (El último rey judío); esto lo fechan los Testigos en el 607 AEC para llegar, “después de 7 tiempos” al año de 1914. Pero no hay ningún documento histórico que apoye esta fecha: En realidad, la inmensa mayoría de los historiadores, incluso los creyentes de otras ramas del cristianismo, datan la caída de Jerusalén en el 586 AEC.

Luego viene el asunto de los “Siete tiempos”. Este concepto sale del capítulo cuarto del libro de Daniel, el cual narra que el Rey Nabucodonosor (Rey de Babilonia) tuvo un sueño en que se le advertía que estaría loco por siete años, en los cuales viviría como un animal salvaje comiendo hierba. Según el libro de Daniel, esto ocurrió porque Nabucodonosor no reconoció a Jehová como Todopoderoso.

Ahora viene otra maniobra por armar la profecía. Los testigos basados en Apocalipsis 12: 6, 4. Llegan a la conclusión que “siete tiempos” sería dos veces 1260 días, ósea 2520 días. La construcción de la fantasiosa profecía continua cuando los Testigos dicen (basados en Números 14:34) que para Dios cada día es como un año. Por lo tanto la profecía al afirmar que deben transcurrir “siete tiempos”, esta diciendo que deben pasar 2520 años.

En este punto ya está armada la profecía. Partimos del año 607 AEC, le sumamos 2520 años y se llega al año de 1914. Sin embargo, la historia de la locura de Nabucodonosor no es una profecía, es tan solo la historia de una supuesta advertencia dada por el dios Jehová al rey más poderoso de la época, quien resulta castigado terriblemente.

Aún si el texto de Daniel 4 fuese una profecía, no podría tomarse como cierta. Pues no existe ningún registro escrito que diga que este rey halla durado loco por siete años. Esto es curioso ya que si hay documentos que mencionan al rey Nabuconodosor ¿Será que durante siete años, los babilonios no se dieron cuenta de que su rey se comportaba «algo raro»?

El simple hecho que esta historia tan singular, sea probablemente falsa deja sin piso toda la profecía.

Testigo de sus especulaciones

En la revista “Atalaya” de mayo de 1984 los Testigos de Jehová afirmaron que «usted, junto con los sobrevivientes de la generación de 1914, puede llegar a ver un nuevo orden. (Pág. 107)” En este número de su revista, los Testigos afirman que el Armagedón ocurriría antes que pasara la generación “que vio” los acontecimientos de 1914. En la portada de este ejemplar aparece la fotografía de un grupo de personas de 70 a 90 años, con la leyenda -1914- La generación que no pasará. ¡Desafortunadamente ya no quedan muchas personas que hayan estado vivas en 1914 y el Armagedón no llegó!

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