¿Por qué Sufrimos? – Reflexión

Yo les he dicho estas cosas para que en mi hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. Juan 16:33; NVI

Cuando algo malo sucede es común escuchar frases como estas: ¿Dónde está Dios? ¿Merezco esto? Me doy por vencido, ya no aguanto. ¿Por qué me esta pasando esto? ¿Qué he hecho para merecer lo que me sucede? Es muy difícil encontrar respuestas a estas preguntas, cuando se esta pasando por algún problema o tribulación. Muchos recomiendan que no debamos tomar decisiones cuando estamos pasando problemas, o cuando estamos enojados. No hay respuestas fáciles para estas situaciones, pero déjeme decirle algo, la Biblia si tiene mucho que decirnos. En sus páginas encontramos historias de muchos personajes que atravesaron situaciones difíciles, y también encontramos pasajes donde nos declara grandes promesas que podemos hacer nuestras.

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Puede ser que en estos momentos usted este atravesando muchas dificultades, no ve la luz al final del túnel, no tiene ninguna esperanza , ni mucho menos a quien acudir, todos le han dado la espalda. No se preocupe, Dios sabe por lo que usted esta pasando y conoce lo que usted necesita. Tenga por seguro que el Señor tiene todo bajo control. En el Antiguo Testamento, específicamente en el libro del profeta Habacuc, encontramos un pasaje muy bello, el cual en lo particular a mi, me reconforta mucho, y dice así:

Aunque la higuera no florezca, Ni en la vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y la ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en el Señor, y me gozaré en el Dios de mi Salvación. El Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar. (Habacuc 3:17-1)

Que bueno es saber que existen pasajes como este en la Biblia, este pasaje me motiva a que Dios sea lo primero en mi vida, no importan las circunstancias que se estén viviendo. No es fácil, pero podemos lograrlo.

Jesús, no nos dejo abandonados en este mundo hostil, tampoco dijo que todo seria fácil. El claramente menciona en el pasaje principal de este pequeña reflexión, que en este mundo afrontaremos aflicciones, y creo que todos estamos de alguna manera afrontando alguna; las hay de varios colores y sabores, al escoger. La palabra de Dios nos dice que en ningún momento nos ha abandonado y que siempre esta a nuestro lado, veamos esto en Hebreos 13:3-5:

Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.

Que hermoso pasaje, no le parece. Él es mi ayudador no debo temer a causa de las aflicciones que me atribulan.

Debemos tener en cuenta que todo lo que nos sucede, no es por casualidad, todo tiene un propósito.

Respondamos ahora a la pregunta de ¿Por qué sufrimos?

Quizá lo importante no es saber ¿Por qué? Sino ¿Cómo responderé al sufrimiento?; cuando algo malo nos sucede hay dos opciones: podemos deprimirnos, enojarnos, quejarnos; o podemos tomarlo como una escuela para formar nuestro carácter, lo vemos como dicen por el lado amable. La vida cristiana, no esta diseñada para que nunca suframos, hay muchos que predican que la voluntad de Dios es que sus hijos nunca sufran. Por lo tanto, dicen que cuando un cristiano sufre es a causa de alguna falta que ha cometido o por falta de fe en Dios. Pero ¿Qué dice la Biblia al respecto?

En II Corintios 11:23-28 el Apóstol Pablo nos describe solo algunas experiencias que paso:

¿Son ministros de Cristo? (como si estuviera loco hablo) Yo más; en trabajos abundantes; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.

¿Con cuál de estas penurias y situaciones se identifica usted? . En 1ra de Pedro 4:19 nos dice como debemos responder al sufrimiento:

De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien.

Pongamos atención cuando dice que es a los que padecen según la voluntad de Dios, esto nos da lugar para decir que a veces sufrimos a consecuencia de nuestras propias acciones, recordemos que la voluntad de Dios no es que suframos, sino todo lo contrario. Debemos examinar nuestras vidas y descubrir donde esta la raíz de nuestro problema.

La vida se rige por leyes inevitables, como la causa y el efecto. Ahora, debemos saber también: ¿Qué quiere lograr Dios con el sufrimiento? Descubrámoslo en el libro de Romanos 8:28: 

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

De acuerdo a este texto, nos damos cuenta que existe un plan de Dios para todo, y que no estamos a la deriva. A veces el sufrimiento es una escuela donde tomamos experiencia para la vida. Es también una oportunidad, para que a través de nuestra experiencia llevemos consuelo a otros que están pasando por la misma situación.

En II Corintios 1: 4 nos lo afirma:

El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.

Claramente, el propósito del sufrimiento es para solidarizarnos con los demás. En el libro de Santiago 1: 2-4, nos dice:

Hermanos míos, tened por sumo gozo que cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

La respuesta a la pruebas debe ser poner en practica la paciencia. Debemos aprender a sobrellevar las cargas que nos agobian con paciencia, esta respuesta determinara si nos edificamos o nos hundimos en resentimientos, depresión y tristeza. Las pruebas son como la medicina recetada por nuestro doctor, él determina la frecuencia y la dosis según lo que el caso requiere. Es de esta manera que debemos afrontar las crisis de sufrimiento.

Entonces debemos aprender primero, que el sufrimiento no debe sorprendernos, hay un plan de Divino para todo, y nuestro Dios tiene control sobre todo; el sufrimiento es como una escuela donde formamos nuestro carácter, el sufrimiento nos enseña a depender totalmente de Dios y no de nosotros mismos; puede ser también un llamado de atención de Dios para ponernos a cuentas y nuestra reacción determinara si nos edificamos o nos derrumbamos.

Por lo cual,  por amor a Cristo me gozo en las debilidades,  en afrentas,  en necesidades,  en persecuciones,  en angustias;  porque cuando soy débil,  entonces soy fuerte. (II Co 12:10)

Por Mario Samayoa y José Alberto Vega

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