Comentario 1ra Tesalonicenses Capítulo 3

Este es el comentario de 1ra Tesalonicenses capitulo 3 donde encontrarás la explicación versículo por versículo.

Éxito de la visita de Timoteo

Pablo no sólo declaró su gran preocupación por los tesalonicenses, sino que también actuó. Envió a Timoteo para averiguar cómo estaban enfrentando sus pruebas (3:1–3). La historia es muy emocionante. Pablo había tenido que huir tres veces de la persecución en Europa. Él y sus colegas fueron sacados de Filipos y Tesalónica y él de Berea (Hechos 16:35–40; 17:5–10 y 13–14).

Apostol pablo, saulo de tarso, apistola, comentarioPablo fue conducido por mar a Atenas, dejando atrás a Silas y Timoteo, pero dio órdenes a los que le condujeron para que dijeran a Silas y Timoteo que vinieran lo antes posible a él en Atenas (Hechos 17:15). Mientras que los esperaba en Atenas, dio su famoso mensaje en el Areópago. Hechos 17 no relata la llegada de Silas y Timoteo a Atenas, pero 1 Tesalonicenses 3:1 confirma que sí llegaron antes de que Pablo partiera para Corinto.

Probablemente Pablo se regocijó grandemente al verlos. Los amaba entrañablemente y existía entre él y Timoteo una relación de padre a hijo (Filipenses 2:19–22). Pero tal era la preocupación de Pablo por los tesalonicenses, que se privó de tener comunión con su querido hijo, y lo envió a Tesalónica.

Lo profundo de su preocupación se nota por sus palabras de 3:1–2a: “Por lo cual, no pudiendo soportarlo más, acordamos quedarnos solos en Atenas, y enviamos a Timoteo…” ¡Qué cuadro más triste y a la vez admirable! Pablo se quedó a solas con su soledad por amor a sus hijos espirituales en Tesalónica.

Credenciales de Timoteo 3:2b.Pablo no envió a un desconocido para que llevara a cabo una comisión de tanta importancia. Como ya se ha hecho constar, Timoteo formaba parte del equipo evangelístico que estableció la iglesia en Tesalónica. Pablo lo presenta como nuestro hermano. El había nacido de nuevo. Era de la familia de Cristo. El término “hermano” lo pone en el mismo plano de Pablo. Aquí no se menciona que Pablo fuera superior ni que Timoteo fuera inferior.

Ambos eran iguales, hermanos.Timoteo también era servidor de Dios. “Servidor” viene de la palabra en griego que se traduce como diácono. Aquí no se refiere al título, sino al servicio desplegado por ese servidor de Dios. No se trataba de un neófito en el servicio. Había tenido experiencia, y realizaba su servicio a Dios a la vez que servía a los hermanos.

Pablo también lo calificó como colaborador en el evangelio de Cristo, otra vez colocándolo a su mismo nivel en el ministerio. Habían trabajado hombro con hombro y el apóstol tenía plena confianza en su enviado.

El encargo dado a Timoteo 3:2cTimoteo no fue enviado únicamente a saludar a los hermanos y darles calor espiritual. Su visita tenía propósitos específicos. Iba para confirmar y exhortar a los hermanos respecto a su fe. Confirmar quiere decir corroborar o fortalecer.

Los tesalonicenses habían profesado fe en Cristo, y habían dado ciertas evidencias (1 Tesalonicenses 1:1–10) de su nueva vida en él, pero estaban pasando por un tiempo de pruebas. Pablo quería establecer la validez de su fe y fortalecerla. Exhortar lleva la idea de amonestar con urgencia.En el versículo 3a encontramos la meta de la exhortación: “a fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones”.

Había metas bien marcadas para la visita

Pablo les recordó que estando en medio de ellos había predicho que sufrirían tribulaciones (3:3–4). “Porque vosotros sabéis que para esto estamos puestos” (3:3). Más trade, en su segunda epístola a Timoteo, Pablo subrayó el mismo principio con las siguientes palabras: “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12).

Otros motivos de la visita de Timoteo 3:5. Pablo vuelve a recalcar su gran preocupación: “no pudiendo soportar más” (3:5a). El deseo de averiguar el estado espiritual de los creyentes (“para informarme de vuestra fe”) le constriñó a enviar a Timoteo. Parece que no había recibido informes acerca de la reacción de los tesalonicenses a las tribulaciones que enfrentaban.

Ya había hablado de fortificarles (3:2), pero antes de poder llevar a cabo ese ministerio con certeza, era necesario informarse de su fe. Existía la posibilidad de que el tentador les hubiese tentado y que su fe resultase en vano (3:5c). El tentador siempre ha resistido la obra de Dios, y ha logrado que caiga más de un creyente. Pablo no dudaba de la salvación de los tesalonicenses.

Ya había hablado en términos claros acerca de eso (1:4–10). Su preocupación tenía que ver con la perseverancia de ellos, o sea, la manifestación continua de su fe en medio de las tentaciones.

Timoteo trajo noticias muy alentadoras 3:6. Su fe y su amor estaban en buen estado (3:6b). Estas son características básicas de la fe cristiana, y abundaban en ellos al principio (1:3). ¡Qué gozo oir que todavía perduraban! Recordaban a los siervos de Dios con cariño(3:6c). Deseaban ver a los mensajeros del evangelio (3:6d). El deseo de verse era mutuo (3:6e). ¡Qué alegría! Desfallece el corazón del ministro de Dios cuando hay rechazo de parte de sus discípulos, pero su copa rebosa de amor al saber que lo quieren todavía y desean verlo.

En vez de que el viaje fuera un desastre, fue un enorme éxito. Podemos imaginar la tristeza de Timoteo si no le hubieran dado una cordial bienvenida, y si los hubiera encontrado sin fe y amor; totalmente desanimados por las tribulaciones. Pablo había expresado el deseo de que nadie se inquietara por sus tribulaciones (3:3a). ¡He aquí una gran contestación a su oración! Estaban bien. No habían retrocedido frente al enorme despliegue de pruebas.

Reacción de Pablo al recibir las noticias 3:7–8. Al saber de la fe de los creyentes tesalonicenses, Pablo se sintió muy consolado en medio de su propia necesidad y aflicción (3:7). No sabemos exactamente cuáles eran sus necesidades y aflicciones, pero podemos imaginarnos que tenían que ver con la continua lucha en contra de los enemigos de la palabra de Dios que querían impedir que los gentiles oyesen el evangelio (Hechos 17:13, 32; 18:6 y 1 Tesalonicenses 2:14–16).

Pablo recibió un avivamiento de energía al recibir esas noticias tan alentadoras: “porque ahora vivimos, si vosotros estáis firmes en el Señor” (3:8). Se sentía agobiado por sus necesidades y aflicciones antes de la llegada de Timoteo, pero con las buenas noticias sintió mucho alivio y una tremenda infusión de fuerza espiritual.

La deuda de gratitud que Pablo sentía 3:9. El gozo de Pablo se convierte en acción de gracias al Señor por los tesalonicenses (3:9a). Realmente es una pregunta que surge: “¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios?” El sentido del verbo “dar” aquí es devolver o pagar.

En otras palabras, Pablo quiso decir: ¿con qué vamos a pagar a Dios por semejante gozo que experimentamos por la manifestación de vuestra fe y amor? La pregunta es retórica. La contestación es obvia. No hay nada que se pueda hacer para pagar una dádiva tan grande. Pablo da gracias primeramente por los tesalonicenses mismos y además por el gozo que sentían a causa de los hermanos tesalonicenses (3:9b). La pregunta hecha por Pablo es válida para nosotros también.

Hemos recibido tanto por gracia (favor inmerecido) de Dios, que no hay manera de pagárselo. Tal gracia debe motivarnos a servirle con gozo y gratitud toda la vida.

Peticiones a favor de los tesalonicenses 3:10–13. Pablo elevaba delante de Dios dos peticiones a favor de los tesalonicenses. Primeramente, anhelaba ver su rostro (3:10a). Ese deseo ya se había expresado antes del viaje de Timoteo (3:1, 5), pero al oir la buena noticia de que lo recordaban con afecto y querían verlo, tenía aún más deseos de ir a ellos y ver su rostro.

Además de verlos, deseaba completar lo que faltaba a su fe(3:10b). No faltaba nada para que fuesen salvos. Ya habían creído en Cristo, que es el único requisito para ser salvos.

Sin embargo, el creyente necesita crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 3:18). El verbo que se usa aquí quiere decir “poner en orden”, “restaurar”, “completar”. En ese sentido había unas deficiencias, unas cosas que debían ponerse en orden. No sabemos todo lo que Pablo tenía en mente a este respecto, pero los capítulos 4 y 5 enfocan algunos problemas que requerían ser corregidos.

En su deseo de verlos, apelaba al mismo Dios nuestro Padre y a nuestro Señor Jesucristo. La ubicación de los dos nombres en el mismo plano indica igualdad, y es otra prueba de la deidad de Cristo.

En segundo lugar, pedía que ellos crecieran y abundaran en amor (3:11). La petición no era para que tuvieran amor. Ya lo tenían, y lo manifestaban (1:3 y 3:6). Era asunto de aumentar su amor hasta que sobreabundara. Siendo que el amor es fruto del Espíritu Santo, su aumento viene de él.

No es de uno, pero sí tenemos la responsabilidad de rendirnos a él para que su amor se manifieste en su plenitud. Ese amor había de expresarse hacia los hermanos, “unos para con otros” (3:12a) y para con todos, aun los no creyentes (3:12b y Mateo 5:43–48). Pablo se ponía a sí mismo y a sus colegas como ejemplo, “como también lo hacemos nosotros para con vosotros” (3:12c).

El propósito de la petición 3:13. Pablo quería verlos y pedía que crecieran y abundaran en amor para que fuesen afirmados sus corazones (3:13a). El verbo usado aquí es el mismo que se traduce confirmar en 3:2. De modo que Pablo deseaba que fueran fortificados en el hombre interior por el poder de Dios. Tal fortalecimiento lograría una conducta irreprensible y santa delante de Dios nuestro Padre en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

Irreprensible no quiere decir que alcanzarían un estado de impecabilidad en esta vida, sino que tratarían sus pecados de acuerdo con las normas establecidas por Dios para disfrutar de su perdón y la limpieza del pecado (1 Juan 1:9). La esperanza de la venida de Cristo ayuda en el proceso de la santificación (1 Juan 3:3). El que tiene tal esperanza “se purifica a sí mismo, así como él es puro”.

La expresión “con todos sus santos” probablemente se refiere a las almas de los creyentes muertos que vendrán con Cristo en su venida para recibir sus cuerpos resucitados (1 Tesalonicenses 4:16).

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