El Llamado de Cristo a los Sedientos – Bosquejo

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El presente estudio «El llamado de Cristo a los Sedientos» a pesar que Jesús pronuncio estas palabras hace casi dos mil años, continúan vigentes todavía en nuestro tiempo y seguirán teniendo vigencia hasta que Él venga.

Tema: Jesús llama a los sedientos a que vengan a Él y beban.

Complemento: Porque el que cree en Él,  como lo afirma Jesús,  de su interior correrán ríos de agua viva.

Introducción: Como la gente murmuraba entre sí porque no entendían lo que Jesús está enseñando, como vemos en Juan 7:33-38 “Entonces Jesús dijo:

Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros,  e iré al que me envió. 34 Me buscaréis, y no me hallaréis;  y a donde yo estaré,  vosotros no podréis venir. 35 Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿Adónde se irá éste,  que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos,  y enseñará a los griegos? 36 ¿Qué significa esto que dijo: Me buscaréis, y no me hallaréis;  y a donde yo estaré,  vosotros no podréis venir?”

El propósito de Dios al revelarnos su Palabra es lo lleguemos a conocer y saber que solo en Cristo hay salvación y perdón de pecados y que al recibirlo como nuestro Señor, de nuestro interior correrán ríos de agua viva.

Ilustración: Podemos mencionar el caso de Jesús y la mujer samaritana en Juan 4:4-15

13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.

I. El llamado de Jesús.

Juan 7:37-8  “En el último y gran día de la fiesta,  Jesús se puso en pie y alzó la voz,  diciendo: Si alguno tiene sed,  venga a mí y beba.38 El que cree en mí,  como dice la Escritura,  de su interior correrán ríos de agua viva.

La explicación a este texto lo da la misma Escritura:

Juan 7:39 “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él;  pues aún no había venido el Espíritu Santo,  porque Jesús no había sido aún glorificado.”

Jesús está ofreciendo un agua diferente, está hablando del agua de vida eterna. Un agua que no solo quita la sed temporal, sino un agua que nos quitará la sed de:

  1. La sed de felicidad: se puede decir que ésta es la sed más común y normal. Si algún hombre tiene sed de ser feliz, dejadle venir al Señor Jesucristo y beber. Puede venir sin nada, sólo con un ardiente deseo de felicidad. Al principio no es un deseo espiritual, pero al
    venir a Cristo lo será.
  2. La sed de justicia: el hombre que viene a Cristo comienza teniendo sed por una rectitud personal, por una conformidad de corazón, de hábitos y de vida en general en conformidad a la voluntad de Dios. Dios envió a Jesucristo para salvarnos. Su justicia es un principio en nuestro corazón, y un manto sobre nuestra persona.
  3. La sed de amor: el deseo puede caer sobre sí mismo y así sucede; o puede reducirse y quedar suspirando en el corazón solitario, que no puede ser satisfecho a menos que halle la fuente de toda plenitud y amor en Él. Su amor santifica, ennoblece, y da cumplimiento a lo  demás.
  4. La sed de vivir: esta sed es más profunda, más vasta, y más terrible. De vuelta del oscuro reino del olvido eterno, el alma viviente clama por la vida y desea alcanzarla dondequiera que esté. ¿Quién puede darnos esta estupenda fe en la vida? ¿Quién puede traer la vida y la inmortalidad a la luz por medio de su Evangelio. ¿Podrá usted continuar viviendo sin Él? ¿Tan enamorado está de la miseria humana? ¿Tan querido le es su pacto con la muerte?

II. Jesús estaba enseñando su propia doctrina.

Juan 7:14-18 “Mas a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo,  y enseñaba. 15 Y se maravillaban los judíos,  diciendo: ¿Cómo sabe éste letras,  sin haber estudiado? 16 Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía,  sino de aquel que me envió. 17 El que quiera hacer la voluntad de Dios,  conocerá si la doctrina es de Dios,  o si yo hablo por mi propia cuenta. 18 El que habla por su propia cuenta,  su propia gloria busca;  pero el que busca la gloria del que le envió,  éste es verdadero,  y no hay en él injusticia.

Vs. 14, 15. Al medio de la fiesta—el día cuarto o quinto de los ocho durante los cuales duraba. Subió Jesús al templo, y enseñaba—La palabra indica enseñanza formal y continua, como distinguida de meros dichos casuales. Esta fue probablemente la primera vez que lo hizo así en Jerusalén. Esperó hasta que la fiesta estaba casi para terminar, para dejar que se calmase la agitación acerca de él, y entrando a la ciudad inesperadamente, empezó su “enseñanza” en el templo, y creó cierto asombro, antes que la ira de los gobernantes pudiera destruirlo. ¿Cómo sabe éste letras—instrucción. (Act_26:24). no habiendo aprendido?—en alguna escuela rabínica, como Pablo bajo Gamaliel. Estos gobernantes sabían muy bien que él nunca había estudiado bajo maestro humano: un dato importante en contra de las tentativas antiguas y modernas de trazar la sabiduría de nuestro Señor hasta fuentes humanas. Probablemente su enseñanza en esta ocasión era expositiva, manifestando aquella facultad y profundidad incomparables que en el Sermón del Monte habían causado el asombro de todos.

Vs. 16-18. Mi doctrina no es mía, etc. —es decir, de mí mismo, sin autorización. El que quisiere hacer su voluntad—dispuesto a hacerla. Conocerá, si… de Dios… de mí mismo—de arriba, o desde abajo; si es doctrina divina o si es un engaño mío. Este es un principio de inmensa importancia, mostrando la sinceridad de agradar a Dios es la gran entrada a la luz sobre todas las cuestiones que vitalmente afectan los intereses eternos de la humanidad; de la otra parte, que la falta de ésta, sea percibida o no, es la causa principal de la infidelidad en medio de la luz de la religión revelada.

III. Hoy podemos estas seguros que lo nos ofrece Jesús es verdadero.

Juan 7:40-43 “Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras,  decían: Verdaderamente éste es el profeta. 41 Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo? 42 ¿No dice la Escritura que del linaje de David,  y de la aldea de Belén,  de donde era David,  ha de venir el Cristo? 43 Hubo entonces disensión entre la gente a causa de él.

Lo que sucedió ese día nos confirma que el llamado de Jesús a los sedientos a beber del agua que Él ofrece es tan cierto porque los mismos que estaban presentes confirman con sus dudas lo que estaba profetizado de la venida del Mesías el Cristo. Hoy que toda la Palabra está revelada todo está declarada y nos invita a nosotros en este tiempo, a no dudar del llamado de Cristo.

Si usted todavía no ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador personal, lo invito en este momento a que tome la decisión y le abra su corazón para que pueda beber del agua que Él ofrece.

Comentario JFB e-Sword

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