La Atracción de la Cruz – Bosquejo para Sermones

Este Bosquejo para Sermones titulado «La Atracción de la Cruz» que nos habla del significado de la Cruz, que aparece en la Biblia…

“Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mi realismo” (Jn. 12:32).

Introducción:

jesus, cruz, crucificado, sacrificado, calvarioLa cruz, que para los enemigos de Cristo significaba la derrota y el fin del cristianismo naciente, tornóse el punto convergente de la atención general. La afirmación paradójica de Cristo, según la cual, al ser levantado de la tierra, a todos atraería así, se cumplió. Y notemos que él murió en la forma más humillante e ignominiosa posible: La ley consideraba maldito al que fuese colgado en madero (Dt. 21:23). Entre tanto, Cristo transformó el instrumento de su suplicio en una atracción a través de los siglos. Solano Trinidad cantó esa atracción de la siguiente manera:

«Yo contemplo este paisaje,

dibujado por el divino Artista

con la intención sublimísima

de salvar a la Humanidad.

Casi dos mil años

y el cuadro no pierde la belleza:

sus colores cada vez más vivos,

impresionan

y regeneran gentes».

Realmente, la cruz se ha constituido en atracción, en fuerza espiritual para cuantos la contemplan a través de las páginas de la Revelación. Consideremos ligeramente algunas razones por las cuales la cruz de Cristo ha estado atrayendo a los hombres…

1. En primer lugar, la cruz atrae por el poder que de ella emana: ciertos acontecimientos sobrenaturales verificados durante la crucifixión, y narrados por los evangelistas, como por ejemplo: la actitud serena del «Cordero de Dios»; el hecho de haber tinieblas sobre la tierra; o rasgarse el velo del templo de arriba abajo; o el terremoto y la resurrección de los santos, prueban, de manera incontrovertible, que Aquel que allí estaba no era un simple hombre. Sin duda, los acontecimientos de la ocasión daban testimonio de un poder divino, sobrehumano. Los mismos enemigos del Crucificado se maravillaban ante la realidad. Nos dice el texto sagrado que:

«El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: «Verdaderamente éste era Hijo de Dios»». Mt. 27:54.

El poder manifestado por Cristo, a través de la cruz, es el poder Salvador. En Gá. 3:13, dice el apóstol que Cristo, por su muerte «nos redimió de la maldición de la ley. Estábamos condenados, y si no fuera por el poder Salvador revelado en la cruz, seríamos condenados inexorablemente por la ley de Dios. Pero «Cristo murió por nuestros pecados»; y desde entonces, para nosotros amaneció un nuevo día, el día de la completa rehabilitación espiritual. Cristo tiene ocasión de demostrar allí mismo ese poder Salvador. Cuando el malhechor, profundamente arrepentido y lleno de fe, clamó pidiendo salvación, Jesús le declaró: «Hoy estarás conmigo en el paraíso». Así, en el momento en que el pecador cree, aceptando de verdad el sacrificio allí realizado, es salvo maravillosamente por el poder en ella manifestado. De ahí la atracción permanentemente ejercida por medio de la cruz sobre la humanidad.

2. En segundo lugar, la cruz atrae porque es símbolo de amor: la cruz es el lugar donde se expresó la evidencia máxima del amor. El apóstol Pablo afirma: «Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Ro. 5:8)(anécdota: cierto pintor expuso un lienzo en el que la cruz de Cristo tenía como base la palabra «amor»).

La verdad del Cristo crucificado ejemplifica el amor en grado superlativo. Y como sabemos, el amor siempre atrae. Y es propio de la naturaleza humana el ser atraída por el amor. Un individuo airado es, muchas veces, vencido por una palabra suave. Asimismo el pecador es vencido por el amor demostrado en la cruz; cruz que lo atrae de manera irresistible, porque allí «Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo a sí»

Anécdota:

Cierta vez una alumna de la escuela dominical, al oír la conmovedora historia de Jesús, no pudo evitar que las lágrimas rodasen por sus mejillas, y levantándose, salió. Más tarde, al volver, preguntó el superintendente: «María, ¿por qué saliste antes de haber terminado la reunión esta mañana?» La niña respondió: «Yo no podía estar mientras usted hablaba respecto de la muerte de Jesús en la cruz, y fui a un lugar solitario, donde le confesé mis pecados, y le dije que por causa de mis pecados yo había ayudado a clavarlo en la cruz; le pedí que me perdonase porque yo había ayudado a matarlo Yo estaba muy triste; pero ahora me siento diferente».

En realidad, ¿quién podrá dejar de acudir a Cristo en busca de perdón, una vez que su cruz nos habla elocuentemente del amor de Dios para cada uno de nosotros?

3. Finalmente, la cruz atrae porque representa la suprema necesidad humana: en la esfera de las necesidades espirituales, la cruz ocupa lugar preeminente. Si admitimos que es el objeto del amor del sacrificio de Cristo, que es la fuerza de él y que fuera de él no hay esperanza para el pecador, se sigue que el aproximarse a esa cruz es una necesidad que se impone a la conciencia humana. De hecho, ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?» ¿De qué sirven las glorias de este mundo en comparación con las glorias del Cielo? Hay quienes no se dan cuenta de la ilusión que representan los bienes terrenos, porque no disponen de luz suficiente; y, por tanto, no pueden vislumbrar un horizonte más allá. En tanto, no así aquellos que se aproximan al Calvario: ven realidades nunca antes soñadas. Es que de la cruz esplende maravillosa luz para Orientar a los que de otro modo estarían perdidos

Anécdota:

Cuenta Miguel Rizzo que en las cercanías de Ginebra está el monte Salef, en cuyo pico se yergue una cruz junto a un despeñadero que domina todo el valle del Ródano. La neblina que por lo general cubre la planicie solamente va hasta el referido punto. De allí para la cima. el sol brilla esplendorosamente. Un excursionista después de haber estado en aquella ciudad durante algunos días, sin ver el sol, lamentaba ese hecho, cuando alguien le dijo con toda naturalidad: «Suba usted a la cruz y verá la luz del sol». Siguiendo la sugestión, después de una caminata por la cuesta del monte, consiguió realmente contemplar maravillado la luz solar. La ciudad, el lago, y gran parte del valle estaban ocultos por la neblina; más allá, desde lo alto, la cruz se erguía en el esplendor de la luz solar.

De igual modo, aquel que sube al Calvario, donde se yergue la cruz de Cristo, contempla, maravillado, el Sol de Justicia, la Luz orientadora para los peregrinos de este mundo. Seguirla es la necesidad que se impone para cuantos ansían poseer las moradas del Reino celestial.

Conclusión:

Es así, caro hermano, como la cruz se ha constituido en grande atracción. De allí las expresiones del apóstol: «Lejos esté de mí el gloriarme sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo».

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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