El Avisado y Los Simples – Bosquejo para Sermones

Este Bosquejo lo puedes utilizar para predicar en tu iglesia, en una reunión, para estudiar la palabra de Dios. Aquí nos enseña que tenemos que pedirle a Dios sabiduría para poder ver el mal y apartarnos.

Cita bíblica: Proverbios 22:3

Introducción:

Sabiduria, Sabio, Ve el mal y se esconde, Proverbios, Santa Biblia, bosquejoEl libro de los Proverbios es un caudal de sabiduría para toda clase de asuntos en la vida humana. Recordamos un santo de Dios, en los d{as de nuestra juventud, llamado don Pedro Rubio, quien decía haber adquirido la costumbre de leer un capítulo de los Proverbios cada día, de modo que lo leía doce veces al años, para tener siempre presente sus admirables consejos. Pero entre ellos hay alguno que además de ser útil para esta vida lo es también para el asunto más importante. Éste es uno de ellos. Recordemos aquí tres cosas:

1. Dos clases de personas:

a) El avisado: significa una persona que recibe un aviso de peligro y presta atención. El país de Israel era, en tiempos de los profetas, una tierra infectada de leones y otras fieras, como puede comprobarse en Jue. 14, vv. 5 y 6; Sal. 91:13, y Lm. 3:10. Se comprende que los ciudadanos se dieran avisos sobre tales peligros, pero quien más necesita recibir aviso y prestar atención a los peligros espirituales es el pecador (Ez. 18:30; Mr. 8:36).

b) Los simples: Son los descuidados, los que no quieren molestarse para nada. Hay miles así en este mundo. Ejemplos son los oyentes del Areópago (Hch. 17:32 y Félix, Hch. 24:25). Unos por ignorancia, otros por exceso de sabiduría humana (l Co. 1:27). Son legión, en el presente siglo, los que han sido confundidos de tal modo por filosofías humanas que creen que la verdad es imposible de conocer.

2. Dos acciones: «Ve el mal».

Entiende, por los avisos de la Palabra de Dios y por los ejemplos de la historia, que el pecado trae mal. Ve que este mundo está precipitándose hacia su ruina total y que la humanidad está abocada a la muerte, pero dicen: «¡No podemos evitarlo! Las cosas son así». Y ¿cuál es su acción? «Pasan». No dice que se precipiten a cometer grandes males.

Hay mucha gente honrada en este mundo, pero jamás se han preocupado del porvenir de sus almas, simplemente van viviendo. ¿Eres uno de ellos?

3. Dos resultados:

a) «Escóndase» (véase Is. 32:1, 2): hay sólo un escondedero provisto por Dios en contra de la catástrofe final, el juicio del pecado. Jesús dijo: «Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados y os haré descansar» (Mt. 11:28). No hay mejor refugio ni lugar de protección que el aceptar las promesas de Jesucristo.

b) «Reciben el daño»: ¡Qué terrible es esa frase! ¿Quién puede describir todo su significado? ¿Quién puede entender lo terrible que es el daño que recibirá en la eternidad el alma no salvada? En la Palabra de Dios hay grandes amonestaciones acerca del más allá y de las consecuencias del pecado (véase Mt. 5 29, 30; 2 Ts. 1:6–10). Jesús dijo de Judas:

«Bueno le hubiera sido al tal hombre no haber nacido». Sin duda, habrá muchos miles a quienes se pueda aplicar esta exclamación de Cristo: grandes tiranos y grandes déspotas de la historia. Sabemos que Dios será justo y castigará a cada uno según sus obras; no será un castigo igual para todos, pero cualquiera que sea el castigo que tenga que sufrir un pecador, será una pérdida muy lamentable ante los privilegios de aquellos de quienes el apóstol Pablo dice en Ef. 1: «En el cual asimismo tuvimos suerte».

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

¿Te gustaría anunciar tu empresa aquí? Leer más

¿Qué opinas? Únete a la Discusión