Bernabé, el Consolador – Bosquejo

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Cita Bíblica: Hechos 4:35–37

INTRODUCCIÓN:

El supuesto gratuito, no avalado por Cristo (Mt. 24:14), de que el Señor vendría a instaurar su reinado mesiánico en los días apostólicos, indujo a los primeros convertidos de Jerusalén a establecer una colonia de comunismo voluntario que no dio ningún resultado positivo porque no era el plan del Señor, sino que su orden fue de «Id y predicad», pero dio oportunidad a algunos cristianos a mostrar las virtudes de sus corazones. Uno de éstos fue Bernabé, en cuya vida encontramos lecciones muy provechosas.

1. Fue un hombre generoso: Dios ama al dador alegre (2 Co. 9:7). Tal era Bernabé y tal consolación trajo su sacrificio de desprenderse de su gran propiedad en Chipre, que fue llamado «el consolador».

2. Un hombre servicial (Hch. 9:27): se prestó para todo servicio en el que podía ser útil. Intervino en favor de Pablo cuando otros ponían en tela de juicio su conversión, pues tenía el discernimiento espiritual de ver en Pablo un gran trofeo de la gracia de Dios.

3. Un hombre fiel (Hch. 11:22–25): los apóstoles le enviaron a Antioquía para alentar la iglesia recién formada allí. Notemos cómo se portó en este ministerio…

a) Su gozo (Hch. 11:23): nada de envidia de lo que Dios había hecho por medio de otros siervos suyos.
b) Su exhortación (v. 23): fidelidad al Señor a toda costa.
c) Su carácter (v. 24): bueno, no tan sólo como virtud natural, aunque es probable que la poseía, sino porque estaba lleno del Espíritu Santo y de fe. Tres virtudes que dan excelentes resultados cuando coinciden en una persona.
d) Su fruto (v. 24): más conversiones. Las habrá entre los creyentes de tal condición.
e) Su desinterés (v. 25): no quiso monopolizar el ministerio de aquella próspera iglesia. Fue a buscar a Pablo para que compartiera con él este ministerio. Tenía más interés en el bienestar del rebaño que en el prestigio propio. Una gran lección para muchos pastores en el día de hoy.

4. Un hombre escogido (Hch. 13:1–2): fue elegido para iniciar con Pablo la obra misionera, y estuvo dispuesto a seguir las indicaciones de la Iglesia, reconociendo en el sacrificio que se le pedía la voluntad del Espíritu Santo.

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

Por José Alberto Vega

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