Las Diez Vírgenes – Bosquejo para Sermones

En este Bosquejo para Sermones «Las Diez Vírgenes». Fue en los últimos días de su estancia en este mundo que Jesús habló más de su segunda venida…

Cita Bíblica: Mateo 24:29 al 25:13

Introducción:

Venida de Cristo, segunda, apocalipsis, jesus, vírgenes, bosquejoFue en los últimos días de su estancia en este mundo que Jesús habló más de su segunda venida. En la última semana es cuando pronunció el discurso escatológico del monte de los olivos y pronunció las parábolas de las diez vírgenes de los talentos y la profecía del juicio, bajo la figura dé las ovejas y los cabritos. La primera venida tuvo poco de agradable para el Hijo de Dios: Nacer con gran humildad, trabajar en Nazaret, soportar pecado, andar entre dolores y miserias; calumniado, despreciado y viendo acercarse su pasión y muerte. No es extraño que pensase mucho en su Segunda Venida, cuando todo sería tan diferente, sobre esta misma Tierra. A no ser por la esperanza de la segunda no tendría objeto la primera; por esto nos enseñó a decir, en la oración modelo:

«Venga tu Reino». Pero, ¿por qué tarda tanto? Es un profundo misterio, oculto en sus días, aun a Cristo mismo (Mt. 24:36). ¿Es que el mismo Jesús hombre se habría sentido desanimado si hubiese conocido una espera de tantos siglos? Pero Él sabía, con todo, que el Evangelio debía ser predicado en todo el mundo. Todos los sucesos grandes que van lentamente, parece que no han de llegar nunca; pero llegan. La Segunda Venida, el más grande suceso de la Humanidad, llegará también, súbitamente. La necesidad de velar es expuesta gráficamente en esta parábola.

1. La escena de una boda oriental era bien conocida (Jn. 2:1–12); y es una figura muy adecuada de Jesús con la Iglesia:

a) Juan el Bautista la usa (Jn. 3:29).

b) Jesucristo también (Mr. 2:19).

c) El apóstol Pablo la usa como ejemplo ideal del matrimonio (Ef. 5:25–32).

d) En Ap. 19:7–10 es citada como la primera festividad celestial.

2. La parábola es una ilustración del estado de la iglesia en los últimos tiempos.

a) ¿Quién se duerme? Si hubiera dicho la Iglesia—aunque esa es la realidad—, habría confundido a los exegetas, pues la Iglesia de Cristo no es una persona individual, sino muchas. Por esto explicó no la parábola de una novia no preparada, sino de diez vírgenes amigas. De este modo pueden representarse dos actitudes en diversos grados. Notemos los detalles.

b) Todas iban con el mismo propósito. Cristianos verdaderos y profesantes van con el mismo propósito de entrar en el Cielo, pero una cosa es tener el propósito y otro realizarlo.

c) Todas daban poca o mucha luz por un tiempo. Cristianos temporales hablan por una temporada de un modo muy semejante a los verdaderos.

d) Todas cabecearon. Medio dormidos lo estamos todos en el presente siglo. Los cristianos primitivos no descansaban; no temían el martirio, no daban importancia al dinero (ej.: Bernabé). Los fugitivos de Jerusalén (Hch. 6:7) no cesaban de testificar por todas partes (He. 5:42, 8:4). Pero esta luz fue apagándose; la conversión de Constantino produjo millares de cristianos profesantes.

3. Una diferencia notable; en el Antiguo Testamento, el aceite es símbolo del Espíritu Santo (véase Is. 61:1; 2 Co. 1:21; 1 Jn. 2:19–20, 27–28):

a) El cristiano que tiene la unción del Espíritu puede pasar una temporada desanimado, pero se reanimará.

b) ¿Tenemos el Espíritu Santo? ¿Hemos sentido el gozo del nuevo nacimiento, y del servicio, cuando hablamos del Evangelio a alguien?

c) ¿Hemos sentido, en la conciencia, la voz del Espíritu ante alguna situación de peligro de caer en pecado?

4. El tiempo de la mayor indiferencia es al aproximarse la segunda venida de Cristo y el cumplimiento de la boda celeste:

a) Jesús lo anunció (Lc. 18:8, Mt. 24:12–23).

b) Los apóstoles también (1 Ti. 4:1, 2 P. 3:3–9).

c) Donde se verá la mayor diferencia y necesidad será en el momento supremo entre los arrebatados y los dejados. Dos interpretaciones:

—Los dejados serán los no creyentes.

—Los dejados serán cristianos fríos que tendrán que pasar por la Gran Tribulación.

5. La actitud de las vírgenes prudentes: parece egoísta, pero no lo es, porque hay cosas que no se pueden dar ni comunicar. Por ejemplo, el talento, la fe, la virtud, la santidad. Cada cual ha de procurarlo para sí. ¿Cuál es nuestra medida espiritual?

6. La puerta cerrada: Jesús presenta muchos ejemplos de la puerta cerrada, lamentando esta desgracia, porque Él quisiera que no lo fuera para nadie (Mt. 7:13; Lc. 13:23). Este desenlace parece confirmar la idea de que las vírgenes fatuas son los no creyentes; pero desconocemos muchos detalles de los misterios escatológicos del más allá…

Conclusión:

Demos gracias a Dios por lo que nos ha sido revelado, y procuremos, como dice el apóstol, hacer firme nuestra vocación y elección (véase 2 P. 1:3–10).

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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