El Discípulo Secreto de Jesucristo – Bosquejo

Cita Bíblica: Juan 7:40–52; 8:1–11

INTRODUCCIÓN:

discípulo, discipulos de jesus, jesucristoEntre los que oyeron las palabras de este tenía había algunos con una misión especial, los ministriles, quienes quedaron estupefactos de la autoridad como que Jesucristo hablaba. Me figuro que después de escuchar un rato las palabras de Jesús salieron discutiendo entre sí, y una vez de acuerdo, dieron el testimonio más exacto acerca del carácter único de Jesús: «Nunca habló hombre como habla este hombre». Ésta fue:

1. La reacción de los escribas: y cuando llegaron y lo dijeron a los jefes religiosos que les habían enviado, el encono de ellos no tuvo límites. ¿Quiénes eran ellos para juzgar en temas teológicos si no habían estudiado? «Nunca habló hombre como este…» era considerarle superior a los escribas y rabinos del Templo (Jn. 7:14–49).

2. Un defensor secreto de Jesús (Jn. 7:50–52):

a) No todas las autoridades del Sanedrín eran enemigos del Señor. Había uno que no era ignorante, que había escuchado a Jesucristo cuando vino a Él de noche. El discípulo secreto no se había atrevido a confesarlo, pero lo defiende según la Ley. Su esperanza interior era: Si le oyesen hablar no podrían menos que opinar como estos alguaciles ignorantes.

b) Un incidente práctico sobre la cuestión debatida por la generalidad de los oyentes del Señor fue el caso de la mujer adúltera.

3. La ira ciega hace mentir: los enemigos de Jesús habían dicho que de Galilea jamás salió profeta, pero no era verdad, ya que Jonás lo era (Jon. 1, 3), y también Isaías, a juzgar por el nombre de su padre (Amoz). Sin embargo, fue el más grande y extenso profeta de Israel.

a) Mientras el Sanedrín discutía, la multitud salió y Jesús, que había quedado solo, va al monte de la oración, «como solía».

b) Los enemigos habían quedado discutiendo quiénes eran los justos y los pecadores según el mundo, y a la mañana siguiente traen a una mujer que ellos consideran pecadora.

c) ¿Por qué no trajeron al hombre? (Lv. 20:10). ¡Qué hipócrita es el mundo! ¡Y pensar que aún continúa así en una sociedad cristiana!

d) Jesucristo se calló y empezó a escribir en tierra: era quizás en el patio de los gentiles, donde podría haber abundancia de polvo.

e) ¿Qué escribía el Señor? No lo dice ni lo sabemos, pero lo que sabemos es que había personas de diferentes edades. Los más viejos tenían el primer derecho a responder, pues podían tener más culpa en su vida larga, pero ante la propuesta de Jesús todos van desfilando, hasta que quedan Jesús y la mujer.

f) Aunque ignoramos el contenido del mensaje (que algunos copistas del siglo IV omitieron, quizá exprofeso para no extender la doctrina de la gracia) tiene la mejor prueba de autenticidad y, de acuerdo con el carácter de Jesús. En el contenido general del evangelio de Lucas. Así lo comentaba Agustín, basándose en Mt. 5:38–48.

g) El Evangelio es tan condescendiente con el arrepentido como duro con el impenitente: el pecador suele ser duro, justiciero, implacable, sin misericordia, rasga los vestidos y hace aspavientos por el pecado, lo ve con ojos de multiplicar, pero cuán diferente es el sentir de Jesucristo. Hay miles de personas que nunca habrían llegado a ser creyentes, como son, si no hubiesen sido empujados al pecado por las gentes religiosas y «santas» de nuestros días, no comprendiendo que el santo ama al pecador, no al pecado.

h) No tratemos a la gente conforme se merecen, por la sencilla razón de que Dios no nos ha tratado según nos merecemos.

i) Es muy fácil escribir en las fachadas de las cárceles: «Ama al delincuente, pero condena el delito». ¿Hay alguien, acaso, que lo haya practicado de un modo absoluto?

4. Jesús ama al pecador, al tiempo que aborrece el pecado:

a) Su amor es como el de la madre que aborrece la viruela y ama al hijo que la padece: sintamos como Jesús… pero no seamos débiles y condescendientes con el pecado. Arrepentimiento es cambio de mente. Cuando se ha cambiado de mente y propósitos varían la actitud y los hechos del arrepentido.

b) Arrepentirse es cambiar de dirección: los cristianos evangélicos nos alegramos del cambio que ha tenido lugar en la Iglesia Católica que hoy expone la esencia del Evangelio en la lengua del pueblo, pero todavía hay muchísimos hipócritas que aparentan ser religiosos, pero en sus hechos ante Dios, son como la mujer pecadora a quien Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno, vete y no peques más».

CONCLUSIÓN:

Todavía hay quienes dentro de la Iglesia Católica cometen pecados en oculto, pensando que Dios va a perdonar a todos los hombres. Y hay quienes atribuyen méritos a la repetición de la oración que el Señor enseñó a sus discípulos y la repiten en bloque, pensando que con ello se justifican ante Dios, pero el arrepentimiento debe ser detallado sobre puntos prácticos como en el caso de la mujer pecadora, que no sabemos si es la misma a quien el Señor reiteró su perdón en casa del fariseo (Lc. 7:36–50) y debemos ratificarlo con nuestra fidelidad y actitudes de nuestra vida diaria.

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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