Un Discurso Social de Jesús – Bosquejo para Sermones

Este Bosquejo nos enseña más del gran trabajo que vino hacer Jesús, que es andar predicando en las sinagogas, hacer milagros, entre otras cosas.

Cita Bíblica: Lucas 4:16–30

INTRODUCCIÓN:

jesus hablando, predicando en la sinagoga, maestro, enseñando, parabolas, discursoAunque Jesús predicaba comúnmente sobre parábolas y discursos propios, a veces usó como texto la Sagrada Escritura. En esta ocasión fue en la sinagoga de su propio pueblo, donde Él había concurrido muchas veces como oyente; pero el haber realizado milagros en Caná y Capernaúm, hizo que el presidente le llamara a predicar, y Él lo hizo de modo sorprendente, revelando su propia misión como Mesías, a quien presenta en cuatro aspectos:

I.      Social

1. «A los pobres»: el jubileo era buenas nuevas sociales para los pobres. ¡Con cuánta ansia lo esperarían! Todas las deudas quedaban perdonadas, las propiedades volvían a sus primitivos dueños. Todas las necesidades y apuros de cincuenta años quedaban reparados.

Jesús declaró que aquella profecía de Isaías quedaba cumplida en un sentido que ellos no entendían. Jesús no vino a suprimir la pobreza en su primera visita al mundo, ya que venía a salvar las almas y no a cambiar de golpe las leyes sociales. Dijo a Judas: «Los pobres siempre los tendréis con vosotros»; pero el Evangelio, al desarrollarse, ahuyenta la pobreza.

¿Cómo?

a) Al suprimir los vicios (Col. 3:1–4).

b) Al condenar la pereza (2 Ts. 3:7, 10).

c) Al enseñar a los ricos a ser dadivosos (1 Ti. 6:18).

2. La pobreza huye de las familias y naciones donde el Evangelio triunfa. Jesús era amigo de los pobres; vivió como pobre en el hogar de una viuda con siete hijos. Conocía las dificultades de la pobreza. El que podía convertir las piedras en oro quiso guardar la pobreza. ¿Por qué? Para poder simpatizar con ellos.

Ventajas de los pobres para el Evangelio:

a) Más libres de miramientos humanos.

b) Más decepcionados del mundo.

c) No tienen tantos lazos que les aten al pecado.

d) Se sienten más necesitados de auxilio.

3. Por todo ello se salvan más fácilmente. ¿Por el mérito de ser pobres? ¡No!, sin Cristo el pobre se pierde como el rico, pero con Cristo se convierte en el más rico. Cristo se hizo pobre para que con su pobreza seamos enriquecidos en la vida y en la eternidad (1 Co. 8:9).

II.      Sanar a los quebrantados (Lc. 4:18)

El mundo debía de parecer a Cristo un inmenso hospital de quebrantados de corazón; personas que han visto rotas sus ilusiones por los golpes de la vida. Ni la juventud ni la riqueza impiden el quebranto moral (ej.: Marilyn Monroe, Elvis Presley, etc.). Jesús ha venido a sanar, a juntar otra vez corazones rotos:

— ¿Para qué bebes?—preguntaron a uno.

—Para olvidar—respondió.

Pero esto no es curar, sino pegar con lodo. Jesús tiene verdadero placer en curar a los tales (anécdota: el joven que con la pistola en la mano oyó un mensaje de radio).

El Señor no nos dice «Distráete», como aconsejan muchos psiquiatras, sino que saca la espina del pecado. Nadie puede consolar como Jesús, pues nadie puede prometer lo que Él prometió…

III.      Emancipar (v. 18)

«Proclamar libertad a los cautivos». No sabemos que lo hiciera literalmente, ni siquiera con su primo el precursor (Juan el Bautista); sin embargo, dice: «Hoy se ha cumplido». Porque Jesucristo veía los efectos de su venida a un mundo de esclavos. El Evangelio es la fuente de todas las libertades:

1. Físicas: al declarar a todos los hombres iguales ante Dios. Los defensores de la libertad, Livingstone, Willberforce, Lincoln, eran cristianos y actuaban por amor a Jesús. No es extraño que la mayoría de los negros de América sean cristianos; pero Jesús pensaba también en:

2. La libertad espiritual: veía el mundo como una inmensa cárcel de Satanás (Jn. 8:32–36).

Cada vicio es una cadena del diablo. Todos los psicólogos lo dicen. Los hay del tabaco, del alcohol, del juego, de las drogas, etc. Cristo rompe la cadena, cualquiera que sea; hay miles de testimonios.

IV.      Recuperación de la vista (2 Co. 4:4; Jn. 9:40, 41)

¡Cuánto gana el hombre que recobra la vista! Así es el que adquiere la vista del alma. Hay un mundo nuevo para el de realidades espirituales en el Evangelio.

V.      Año agradable del Señor (v. 19)

Significa edad favorable al hombre. Hace 1. 900 años que dura. Para Jesús, que vivía en la eternidad, estos dos mil años de preparación del Reino no eran un tiempo muy largo.

Cuando todo parezca hundirse, por los éxitos del adversario en retener a los hombres en pobreza, dolor, esclavitud y ceguera, vendrá el libertador a Sión.

VI.      Y año de venganza (Is. 61:2)

1. O sea, de juicio.La palabra venganza se refiere al diablo y a las injusticias que han tenido lugar en el mundo y que Dios tiene que vengar; las que sufrieron los perseguidos en los Alpes, los condenados por la Inquisición, las víctimas de los campos nazis, todo ello pide venganza. La muerte de un Hitler en un banquete no es justicia, puesto que justos e injustos han de morir; el infierno es una necesidad, y los hombres han de ser juzgados «según sus obras». Pero el día de la justicia para unos será el año agradable del Señor para otros.

2. Jesús paró la primera parte, estaba anticipando una realidad diferida. Los mismos conciudadanos de Nazaret eran pobres esclavos del diablo cuando se levantaron airados empujando a Jesús hacia el precipicio del terreno donde está edificada Nazaret, y miles lo han estado a través de los siglos.

Nosotros somos continuadores de su misión libertadora (Jn. 14:12). Sólo podremos hacerlo, más bien en el sentido espiritual que en el político, si podemos decir como Él: «El Espíritu Santo de Dios está conmigo y él obra en mí y por mí» (Lc. 4:18).

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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