Una Fe Probada y Victoriosa: José – Bosquejo

jose y sus hermanos, josé

Cita Bíblica: Génesis 45

INTRODUCCIÓN:

Explíquese la historia de José a grandes rasgos… Hay en este personaje bíblico muchas enseñanzas que podemos admirar o imitar. A esto nos dedicaremos en el presente mensaje, y en el próximo hablaremos de José como figura de Cristo. Consideremos:

1. Su temprana elección para el bien: muy importante para los jóvenes, pues teniendo diez hermanos llenos de defectos y vicios, eligió la compañía del padre piadoso, que le hablaba de Dios de la pureza sexual y de la verdad. ¡Feliz quien se acuerda de su Creador en los días de su juventud! (Ec. 11:9; 12:1) José habría podido ser salvo, pero no el instrumento de Dios que fue, de haberse arrepentido a los 70 años.

2. Su comunión con Dios en circunstancias adversas: hay quienes se apartan pronto de la piedad al cambiar de circunstancias. Las de José eran completamente diferentes en casa de Potifar, pero las enseñanzas de su padre habían prendido en su alma y era diferente de los demás esclavos. Este es el secreto de todos los cristianos. Dios era con él.

3. Su pureza por amor a Dios: todo favorecía la tentación. El pecado de su ama le convertiría en el dueño moral de aquel hogar, pues siempre tendría en su mano el chantaje de: «Hablaré». Resistió únicamente por el temor de Dios, no del amo. Reconoce que sería una traición a su amo, pero lo que le retuvo fue el temor de pecar.

4. Su fe a toda prueba: Dios le había revelado que tenía que ser ensalzado y lo creía, aunque todo parecía al revés. El que supo interpretar los sueños de los otros presos demuestra su fe en los propios. Dios no ha hecho mayores promesas a José que las que nos ha hecho a nosotros, reveladas de un modo más claro por Jesucristo. No importa que ahora el camino parezca descender; la fe no se aferra a las apariencias, sino a la Palabra de Dios.

5. Paciencia: éste es el complemento indispensable de la fe y lo que la valoriza: Pablo y Pedro coinciden en este punto (Ro. 5:2–4 y 2 P. 1:5–6). ¡Cuánta paciencia necesitó José en el pozo, como esclavo, y en la cárcel! Supongamos que Dios hubiese escuchado sus clamores el mismo día de la venta; sólo habría podido escaparse a casa de su padre, pero habría fallado a los planes de Dios. Deja a Dios hacer. Supongamos que el copero se hubiese acordado el mismo día y el rey hubiese dictado su libertad. No habría sido hallado a la hora que el mismo Faraón le necesitaba. No sabemos por qué Dios tarda, pero ¿no podemos confiar en su sabiduría? Es nuestro deber hacer lo posible. Su recomendación al copero fue útil al final. Dios sabe mejor lo que hace y al final descubrimos sus planes de sabiduría (ej. de los tapices bordados, vistos por el revés).

6. José, una vez gobernador, no usó más rudeza que la necesaria para probar a sus hermanos y hacerles reconocer su pecado. Fue buen médico de almas. Lo hizo por amor a su padre. ¡Cuánto más nosotros podemos hacer por amor a nuestro Padre Celestial!

7. Su recompensa:

a) No consistió solamente en su exaltamiento, sino en su gran oportunidad para ayudar a otros.

b) Su oportunidad para testificar del verdadero Dios (cap. 41:25)

c) El bien que pudo hacer a su familia.

CONCLUSIÓN:

Dios encamina nuestras vidas para llevarnos a mayor gloria que a José. Podría hacernos muchos favores contestando nuestras oraciones al instante, pero ¿qué pasaría si se malograse la principal, que es la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada? Hay quienes se contentan con los pequeños favores: «Dios nunca me deja», es una frase popular en labios de muchas personas no convertidas pero que tienen temor de Dios al estilo del catolicismo. Hay personas que parecen querer limitar el plan de Dios a su favor al no responder al llamamiento del Evangelio. Él quiere darnos, más que los palacios de Egipto, las inescrutables riquezas de Cristo. Pongamos nuestra vida en sus manos y tendremos bendición ahora y en la eternidad.

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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