El Fiel Mensaje – Bosquejo

Bosquejo para sermones «Fiel Mensaje», sobre el apostol Pablo, quien predicaba y enviaba sus mensajes aún estando preso, golpeado…

Cita Bíblica: 1 Timoteo 1:15

Introducción:

Las epístolas de Timoteo y Tito son la continuación de los Hechos. Desde su prisión atenuada en Roma, Pablo fue liberado, como había anticipado a Filemón y a los Filipenses. De inmediato emprendió un viaje acompañado de varios pastores jóvenes, y, sintiéndose viejo y cansado, fue dejando un sustituto en cada iglesia. Tito, en Creta, Timoteo, en Éfeso, Erasto, en Corinto, y Trófimo, en Mileto, pero enfermo.

Otra tradición dice que vino a España, que desembarcó en Tarragona y que desde allí fue llevado a Roma, donde escribió la 2 Epístola a Timoteo, y murió decapitado, poco después del incendio de Roma.

botella, arena, mar, playa, perdida, fiel mensajePero las epístolas de Timoteo y Tito fueron escritas poco después de dejarles en sus iglesias respectivas, para darles instrucciones, pues había falsos doctores judaizantes que enseñaban dos grandes errores: la Justificación por la Ley.

Sólo quienes la hubiesen cumplido perfectamente podían ser perdonados por la fe en Cristo. Así se desvalorizaba la obra de la redención, lo que Pablo había ya combatido tiempo atrás en Gálatas, añadiendo: «Si la salvación es por la Ley, en vano murió Cristo» (Gá. 5:4). Por esto Pablo hace sonar el clarín del Evangelio de un modo claro en este gran texto. El verdadero Evangelio es lo siguiente:

I. Palabra fiel

Es un mensaje de Dios enteramente digno de crédito:

1. No se trataba de fábulas como las ya desacreditadas de la mitología.

2. Tampoco de suposiciones vagas, como las teorías de los filósofos.

3. Es la Palabra de Dios llegada al mundo, de la que Cristo mismo testificó, aun delante de su juez Pilato (1 Ti. 6:13). Pablo lo sabía y estaba íntimamente persuadido, pues declaraba: «Yo sé en quién he creído…» (1 Ti. 1:12). ¿Qué pruebas tenía para afirmarlo?

a) La vida de Cristo y sus milagros ante multitudes. No negados por sus propios enemigos. El Talmud los confiesa, pero atribuyéndolos a pacto con el demonio.

b) Su propia experiencia (Hch. 26:8–9).

c) La obra presente del Espíritu Santo. Dios estaba todavía obrando milagros físicos y espirituales.

4. Nosotros tenemos las mismas evidencias, garantizadas por el testimonio de los apóstoles y los mártires y la experiencia de los creyentes fieles por veinte siglos, especialmente en esta última edad, en que vemos tan claramente cumplidas las profecías en estos aspectos:

a) Por la extensión del Evangelio en todo el mundo: (Mt. 24:14).

b) Por la ciencia multiplicada (Dn. 12:4).

c) Por la preservación de los judíos como un pueblo y su retorno a Israel.

Todo esto no había acontecido en los días de Pablo; por lo tanto, tenemos más motivos que él de llamar al Evangelio «Palabra fiel».

II. Digna de ser recibida de todos

Si es fiel es digna de ser recibida. ¿Qué otra cosa necesita el mundo más que la verdad?

Esta frase indica tres cosas:

1. Que está al alcance de todos: hay cosas aptas sólo para algunos, pero el Evangelio es necesario a ricos y a pobres, sabios e ignorantes, y lo reciben y profesan, aun hoy, personas de todas clases.

2. Que es de suficiente valor: vale la pena que las personas acepten a Cristo, porque todos le necesitan. Vendrá día en que muchos lamentarán su locura por no haber prestado más atención a las Sagradas Escrituras (anécdota: el hombre que tenía un billete de mil libras dentro de la Biblia).

¡Feliz el que lo descubre en vida! Al rico condenado de la parábola le fue dicho: «A Moisés y a los profetas tienen, óiganlos…» y no era tan claro el mensaje divino en su tiempo como lo es hoy.

3. Que es digno de crédito: a pesar de su humilde presentación en muchos casos. La religión mejor presentada, en tiempos de Cristo era la de los fariseos. La verdad ha de ser recibida, por humildemente que se presente. Si consideramos a la Palabra de Cristo indigna de nosotros, Cristo nos considerará indignos de su Reino.

III.  ¿En qué consiste este mensaje?

«Cristo Jesús vino al mundo». Una verdad innegable, aunque discutida desde los primeros siglos hasta hoy día. Cristo significa «ungido». Dios Salvador, el profetizado, bajó, por fin, porque nosotros no podíamos subir (Is. 52:13 al 53:11).

IV.  ¿Para qué vino?

«A salvar a los pecadores». No tan sólo a enseñar moral superior. No a damos ejemplo, sino a salvar. Preferimos que viniera como Salvador que como maestro, porque el mundo es pasajero y nos habría aprovechado poco un mundo mejor y un alma perdida (Mt. 16:26).

Nuestra alma es lo primero; cuanto más nos acerquemos a la muerte, más lo veremos. Que «vino a salvar» significa que nos vio perdidos, sin esperanza. Si hubiera pensado que podíamos volver a Dios por nuestros propios pasos, cumpliendo la ley, no se habría movido de su solio real.

V.   ¿A quiénes salva?

A los pecadores, no a los que se creen justos (anécdota: José Blanco, que se creía bueno, y el pastor le recitó varios textos—como Mt. 18:11, Ro. 3:23, etc.—, añadiendo «excepto José Blanco». El negro que, al oír explicar la parábola del fariseo y el publicano, exclamó a gran voz: «Yo soy ese publicano»).

VI. La confesión de Pablo

«De los cuales yo soy el primero…». Al salvado no le da vergüenza confesar su pecado, para enaltecer más la misericordia de su Salvador y estimular a otros a buscarle (cítese algún ejemplo de personas conocidas o drogadictas).

VII. Un cántico de gratitud

«Por tanto» significa «porque es así», al recordar su pasado no puede evitar hacer exclamación. ¿A quién la dirige?

1. Al rey de los siglos: el que gobierna el tiempo y está fuera del tiempo, porque habita en la eternidad, ve el pasado y el presente, y lo dirige.

2. Inmortal e invisible: espíritu eterno que no puede perecer.

3. Al solo sabio Dios: es decir, al único sabio perfecto. En los hombres hay sabiduría relativa mezclada con ignorancia (la declaración de Newton: «Nos alegramos por haber hallado una concha a la orilla del mar, mientras el océano de verdades desconocidas está delante de nosotros»). «Cristo nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención» (1 Co. 1:30). No podemos menos que exclamar: ¡Qué bien lo ha hecho Dios!, ¡qué sabio y qué bueno! Es lo que diremos un día a los ángeles.

Conclusión:

¿No es digno este mensaje de ser creído y proclamado? Así lo sentía Pablo y lo recomienda a Timoteo en el v. 18, esperando que Timoteo no defraudará las profecías pasadas acerca de sí mismo.

1. Que fuera para este glorioso Evangelio, lo que Dios se propuso que fuera, que no lo tuviera en poco, que no se enfriara su ardor.

2. Que no se dejara desviar por otras doctrinas, pues nadie podrá presentar al mundo nada mejor.

3. ¿Tendremos nosotros en poco, o en mucho, este mensaje, lo apreciamos como se merece para creerlo y proclamarlo a otros?

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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