Ilustración Evangelica en la Historia de Israel – Bosquejo

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Este es el Bosquejo para Sermones «Ilustración Evangelica en la Historia de Israel» que nos habla acerca del Libro de Reyes.

Cita Bíblica: 2 Reyes 7

INTRODUCCIÓN:

Benadad puso sitio a Samaria. Siempre la guerra es compañera del hambre, pero lo era especialmente en las antiguas ciudades amuralladas que se veían rodeadas por el enemigo (léanse y explíquense los horrorosos incidentes de aquel sitio, vv. 24–33). El rey atribuye aquella calamidad al profeta Eliseo, que siempre reprendía los pecados del pueblo. «Esto es a causa de este mal brujo», se decía, y cree que la solución es cortarte la cabeza. Y, ¡oh sarcasmo!, lo hace ¡invocando et nombre de Dios! (v. 31). Este incidente bíblico-histórico y su desenlace pueden ser tomados como una figura evangelística.

1. El mundo es una ciudad sitiada por causa del pecado: es uno de los pocos mundos físicos donde existe la vida, pero tan alejado del resto de las constelaciones del Universo de Dios, que ni siquiera con las más modernas «naves» interplanetarias nadie supone que un hombre pueda llegar a ningún otro sistema planetario…

a) El hombre es un hambriento de vida. Todo ser vivo huye de la muerte, pero los animales no pueden preverla. Los hombres sabemos que hemos de morir. Vemos terminarse los días como los víveres en Samaria (El ateo Tomás Payne le ofrecía diez mil dólares a su médico por un mes de vida.) El hombre tiene que rendirse al enemigo que ha venido combatiendo desde su nacimiento.

b) ¿Ha sido hecho para morir nuestro yo moral nuestra alma? ¿Mueren los de otros planetas? Es la gran pregunta de los aficionados a los platillos volantes, pero todavía es una incógnita.

c) El hombre está hambriento de conocimiento. ¡Cuántas preguntas sugiere el Universo! ¿Cómo se formó? ¿Cómo se juntaron los átomos para formar células vivas? ¿De dónde venimos y a dónde vamos? Cuando se han leído volúmenes grandes de filosofía se queda  igual: «ignoramos»; buscan pan en una pedrera. El pan es la Palabra de Dios. Los designios del Infinito han de ser objeto de revelación.

2. El hombre menosprecia la salvación cercana: esto hacía la gente de Samaria. Tenía el profeta Eliseo dentro, quien había hecho milagros patentes (véase 2 R. 1:1–5), pero no buscaban su ayuda, sino todo lo contrario. El Creador dice que está «cercano a todos los que le invocan de veras» (Sal. 145:18), pero pocos lo hacen.

3. La solución inesperada e imposible:

a) Cuando la situación era imposible en Egipto, vino Moisés. b) Cuando en Babilonia no podían aguantar más, vino Ciro. c) A un mundo que no podrá aguantar más los juicios apocalípticos, vendrá Cristo.

4. La salvación de Dios: sí, Dios la había traído, poniendo tal terror en los asirios que les hizo huir. Mientras los hombres perecen de hambre espiritual, Dios ha preparado abundantes provisiones por medio de las promesas de Jesucristo…

a) De tal manera amó Dios al mundo (Jn. 3:16 y 5:24).

b) Hambriento de verdad (Jn. 14:6). Jesús nos revela al Padre celestial como ningún filósofo lo había descubierto. Abundancia de conocimientos que llenan el corazón de felicidad.

5. Lo descubren los más pobres y necesitados: los leprosos hambrientos. Así es también en la salvación. Jesús decía que «los publicanos y las rameras os van delante en el Reino de Dios». Hoy día son los drogadictos, los presos, los gitanos, la gente de Corea, etc., quienes descubren la salvación.

6. Día de buenas nuevas: esto es el Evangelio desde la primera a la segunda venida de Cristo; ¿no hemos de proclamarlo? «A sabios y a no sabios soy deudor», dice Pablo. Así lo somos nosotros en nuestra generación…

a) Objeciones posibles de algún samaritano leproso: «Es de noche, podemos esperar a mañana». Hoy parece de noche espiritualmente, pero es urgente dar la nueva (Ez. 33:17–21).

b) Razones para no demorarla: puede morir alguien de hambre esta noche. Nos alcanzará nuestro pecado. El descuido o la indolencia en una gran necedad, para no decir un gran pecado.

7. La Palabra de Dios confirmada: la abundancia vino a la hora prevista. Dios nunca ha faltado a su Palabra, pero el príncipe incrédulo no pudo disfrutar de ello. Era más responsable que el pobre pueblo. Era, además, uno de los amigos u oyentes del profeta. Vendrá día en que todo el mundo reconocerá la verdad de Dios, pero será tarde para algunos…

a) Creamos a Dios entretanto que es tiempo aceptemos por la fe la abundancia de sus dones espirituales. b) Vivamos luego para hacer a otros partícipes de «las buenas nuevas».

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