Jesús el Ayuno Y los Fariseos – Bosquejo

El presente bosquejo para sermones de «Jesús el  Ayuno Y los Fariseos» nos enseña cual es el verdadero propósito del ayuno, porque no ayunaban sus discípulos, pero si los de Juan y el ayuno de los fariseos.

Tema: El Ayuno

Introducción: Este ha sido un tema de mucha importancia para la comunidad cristiana a través de toda la historia. Muchos de nosotros no sabemos en qué consiste el ayuno, ni como comenzó, ni cuál es la razón de ser.

Método inductivo

Explicación de conceptos:

-Ayuno. Abstenerse de comer por un tiempo indicado. La ley de Moisés exigió por lo menos un ayuno por año, el Día de Expiación (Lev. 16:29-31). Los fariseos ayunaban 2 veces a la semana (Lc. 18:12).

-Contexto cultural: Las preguntas sobre el ayuno vinieron después de que Jesús comió con los publícanos.

-Contexto bíblico: Jesús cuestiona las tradiciones religiosas.No todas las interpretaciones tradicionales son bíblicas.

Método devocional.

Oración: Padre, gracias que por fe en Cristo Jesús podemos celebrar la liberación del pecado.

I. ¿Quienes le preguntaron a Jesús sobre el ayuno de sus discípulos?

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Marcos 2:18

“Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban;  y vinieron,  y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan,  y tus discípulos no ayunan?”

¿Quiénes realmente fueron los que preguntaron?

“Y vinieron…?” En cuanto a “y vinieron”, la pregunta es: “¿A qué grupo se refiere la tercera persona plural del vinieron?”.

Lucas 5:33 es tan indefinido como Marcos 2:18. En ambos casos se podría colocar “algunos vinieron” en lugar de “y vinieron”. Si se piensa en un antecedente definido, entonces Marcos 2:18 podría estar hablando de “los escribas que eran fariseos” (literalmente, “los escribas de los fariseos”) del v.16. El escriba era el copista de la antigüedad. Para los hebreos era el copista de las Sagradas Escrituras y, posteriormente, incluso el doctor e intérprete de la ley; por lo que Lucas 5:33 estaría apuntando a “los fariseos y sus escribas” del v. 30. Sin embargo, es muy dudoso que en cualquiera de los dos casos el contexto esté proveyendo de un antecedente. Por otro lado Mateo lo establece claramente: (9:14) “Entonces vinieron a él los discípulos de Juan,  diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces,  y tus discípulos no ayunan?” Está hablando que fueron “los discípulos de Juan”. Siendo que en esa oportunidad no sólo ellos sino que también los fariseos se hallaban ayunando, es concebible que el grupo de los que preguntaban incluyera también a los fariseos.

La ley de Dios sugiere que se ayune una vez al año, a saber, en el día de la expiación (Lv.16:29–34; 23:26–32; Nm. 29:7–11; cf. Hch. 27:9). Con el correr del tiempo, los ayunos comenzaron a multiplicarse (aunque no siempre consistían en una abstinencia total de alimentos; véase el texto en cada caso), y así leemos acerca de ellos en otras ocasiones también: de la salida del sol hasta su ocaso (Jue. 20:26; 1 S. 14:24; 2 S. 1:12; 3:35); durante siete días (1 S. 31:13), tres semanas (Dn. 10:3); cuarenta días (Ex. 34:2, 28; Dt. 9:9, 18; 1 R. 19:8); en el quinto y séptimo mes (Zac. 7:3–5); y aun en el cuarto, quinto, séptimo y décimo mes (Zac. 8:19). El clímax llegó cuando se empezó a ayunar “dos veces por semana”, lo que motivó de jactancia de los fariseos (Lc. 18:12).

Por tanto, no sorprende que por alguna razón los fariseos se hallasen ayunando otra vez. Cuando ayunaban lucían malhumorados, con sus rostros demacrados a fin de que todo el mundo viera que ayunaba. Jesús condenó rotundamente esta manera de ayunar (Mt. 6:16).

II. Por qué ayunaban los discípulos de Juan

¿Pero por qué se hallaban ayunando también los discípulos de Juan? Se han sugerido varias razones. Juan hizo su primera aparición pública probablemente en el verano del año 26 d.C. A fines del año 27 fue encarcelado. Jesús debió haber predicado el Sermón del Monte en algún momento entre la primavera y el verano del año 28. Poco tiempo después—tal vez al comienzo del año 29—Juan fue decapitado. Por consiguiente, no es imposible que el ayuno de los discípulos de Juan fuese una forma de expresar su dolor por el encarcelamiento o la muerte de su maestro. No es necesario creer que los fariseos y los discípulos de Juan estuviesen ayunando por la misma razón. Con todo, debe admitirse que también es posible que ambos grupos realmente estuviesen ayunando por la misma razón. Debemos tener presente que en cierto sentido Juan era un asceta (Persona que se dedica a la práctica del perfeccionamiento espiritual mediante un estilo de vida austero y sencillo) (Mt. 11:18; Lc. 7:33). Enfatizaba el pecado y la necesidad de abandonarlo. Así que, no es inconcebible que él hubiese favorecido el ayuno como expresión de duelo por el pecado, la misma razón que los fariseos probablemente daban para la mayoría de sus ayunos (cf. Mt. 6:16).

III. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús?

Mar 2:19  Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo?  Entre tanto que tienen consigo al esposo,  no pueden ayunar. Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado,  y entonces en aquellos días ayunarán”.

Que estos eran días fáciles y felices para ellos, y el ayuno no era tan necesario como lo sería en el futuro, Mar_2: 19, Mar_2: 20. Hay un tiempo para cada cosa. Aquellos que están en el estado matrimonial, solo deben esperar cuidado y aflicción de la carne, y, sin embargo, durante la solemnidad nupcial, lo único que se debe de hacer es felicidad, y Jesús así lo cree; sería muy absurdo para la novia llorar por el novio mientras él novio está presente, mientras dura  la fiesta, Jueces_14: 17. Cristo y sus discípulos no eran sino los recién casados, el esposo estaba aún con ellos, las nupcias estaban aún en la celebración (de todo Mateo); cuando el esposo debe ser removido de ellos a un país lejano, de su negocio, entonces sería un momento adecuado para sentarse como una viuda, en la soledad y así el ayunar.

IV. ¿Quiénes eran los escribas?

En los días del sacerdote Esdras se empezó a reconocer a los escribas (soh·ferím, “soferim”) como grupo diferenciado. Estos eran copistas de las Escrituras Hebreas, muy cuidadosos en su trabajo, y les aterraban los errores. Con el transcurso del tiempo se hicieron extremadamente meticulosos, hasta el grado de que no solo contaban las palabras copiadas, sino incluso las letras. El hebreo se escribió solo con consonantes, hasta varios siglos después de Cristo, y omitir o añadir una sola letra hubiera cambiado con facilidad una palabra en otra. Si se detectaba el más mínimo error, por ejemplo, que una sola letra estuviera mal escrita, toda aquella sección del rollo se rechazaba como no apta para la sinagoga. Dicha sección se eliminaba y reemplazaba por otra nueva en la que no hubiese errores. Antes de escribir una palabra, la leían en voz alta. El simple hecho de escribir una sola palabra de memoria se consideraba un pecado grave. Se dice, que escribas religiosos limpiaban con gran meticulosidad su pluma antes de escribir la palabra Elohím (Dios) o ´Adonay (Señor Soberano).

Los escribas, maestros de la ley:

En un principio, los sacerdotes eran a su vez escribas. (Esd 7:1-6.) Sin embargo, se dio mucha importancia a que todos los judíos tuvieran conocimiento de la Ley. Los que estudiaron y obtuvieron una buena formación consiguieron el respeto del pueblo, y con el tiempo estos eruditos, muchos de los cuales no eran sacerdotes, formaron un grupo independiente. Por ello, en el tiempo de Jesús la palabra “escribas” designaba a una clase de hombres a quienes se había instruido en la Ley. Estos hicieron del estudio sistemático y de la explicación de la Ley su ocupación. Se les contaba entre los maestros de la Ley o los versados en ella. (Lc. 5:17; 11:45.) Por lo general pertenecían a la secta religiosa de los fariseos, pues este grupo reconocía las interpretaciones o “tradiciones” de los escribas, que con el transcurso del tiempo habían llegado a ser un laberinto desconcertante de reglas minuciosas y técnicas. La expresión “escribas de los fariseos” aparece varias veces en las Escrituras. (Mr 2:16; Lc. 5:30; Hch. 23:9.) Este hecho puede indicar que algunos escribas eran saduceos, que creían solo en la Ley escrita, mientras que los escribas de los fariseos defendían con celo tanto la Ley como las tradiciones orales que se habían ido acumulando, ejerciendo una influencia aún mayor que los sacerdotes en la conciencia popular. Los escribas se encontraban sobre todo en Jerusalén, aunque también se les podía hallar por toda Palestina y en otras tierras entre los judíos de la Diáspora. (Mt. 15:1; Mr. 3:22; compárese con Lc. 5:17.)

La gente respetaba a los escribas y los llamaba “Rabí” (gr. rhab·béi, “Mi Grande; Mi Excelso”; del heb. rav, que significa “muchos”, “grande”; era un título de respeto que se usaba para dirigirse a los maestros). Este término se aplica en varios lugares de las Escrituras a Cristo. En Juan 1:38 se dice que significa “Maestro”. Jesús era, de hecho, el maestro de sus discípulos, pero les prohibió que codiciaran esa designación o que se la aplicaran como título (Mt 23:8), como hacían los escribas. (Mt 23:2, 6, 7.) Condenó a los escribas de los judíos y a los fariseos porque habían hecho añadiduras a la Ley y habían ideado subterfugios para burlarla, de modo que les dijo: “Han invalidado la palabra de Dios a causa de su tradición”. Mostró un ejemplo de ello: permitían que alguien que tenía que ayudar a su padre o a su madre no lo hiciera so pretexto de que lo que poseía para ayudar a sus padres era un don dedicado a Dios.

Jesús declaró que los escribas, al igual que los fariseos, habían convertido la Ley en una carga para la gente al saturarla de sus añadiduras. Además, como clase, no le tenían ningún amor a la gente ni deseo de ayudarla, no estaban dispuestos ni siquiera a mover un dedo para aliviar sus cargas. Amaban los aplausos de los hombres y los títulos altisonantes. Su religión era solo una fachada, un ritual, que encubría su hipocresía. Jesús mostró lo difícil que sería para ellos obtener el favor de Dios debido a su actitud y sus prácticas, diciéndoles: “Serpientes, prole de víboras, ¿cómo habrán de huir del juicio del Gehena?” (Mt 23:1-33.) Los escribas tenían una gran responsabilidad, puesto que conocían la Ley. Sin embargo, habían quitado la llave del conocimiento. No se contentaban con rechazar a Jesús, de quien testificaban sus Escrituras, sino que se hicieron más reprensibles al intentar impedir por todos los medios que nadie lo reconociera o siquiera lo escuchara. (Lu 11:52; Mt 23:13; Jn 5:39; 1Te 2:14-16.)

Los escribas no solo eran responsables como “rabíes” de las aplicaciones teóricas de la Ley y de la enseñanza de esta, sino que también poseían autoridad judicial para dictar sentencias en tribunales de justicia. Había escribas en el tribunal supremo judío, el Sanedrín. (Mt. 26:57; Mr. 15:1.) No recibían ningún pago por juzgar, y la Ley prohibía los regalos y los sobornos. Puede ser que algunos rabíes poseyeran riquezas heredadas, pero casi todos tenían un oficio, del que se enorgullecían, puesto que les permitía mantenerse al margen de su servicio religioso. Aunque no estaba permitido remunerarles por su labor judicial, es posible que esperaran y recibieran pago por enseñar la Ley. Esto se puede inferir de lo que dijo Jesús cuando advirtió a las muchedumbres de la avaricia de los escribas y también cuando habló del asalariado a quien no le importan las ovejas (Marcos 12:37-40; Juan 10:12-13). Pedro escribió que los pastores cristianos no deberían apacentar el rebaño por mezquino afán de ganancia. 

V. ¿Qué es lo manda el Señor?

Apacentad la grey de Dios que se os ha encomendado, vigilando, no forzados, sino voluntariamente, según Dios; no por mezquino afán de ganancia, sino de corazón

1 Pedro 5:2

Enseñanzas:

  1. El ayuno verdadero es tener más tiempo para enfocarse en Cristo (I Juan 1,2).
  2. Había ayuno en la case de Leví (2:15) porque la gente estaba con Jesús.
  3. Los fariseos estaban en un ayuno físico pero no quisieron estar con Jesús.
  4. Es una contradicción rechazar al Hijo de Dios y seguir en ayuno.

Lo que más detestaba Jesús de las costumbres y leyes de su pueblo era  a los escribas y fariseos por farsantes. Lo mismo puede sentir ahora por todo aquel que Dios ha puesto a pastorear una grey y lo hace con afán de fama y lucro.

“¡Ay de vosotros,  escribas y fariseos,  hipócritas!  porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino,  y dejáis lo más importante de la ley:  la justicia,  la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer,  sin dejar de hacer aquello. 24   ¡Guías ciegos,  que coláis el mosquito,  y tragáis el camello! 25   ¡Ay de vosotros,  escribas y fariseos,  hipócritas!  porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato,  pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. 26   ¡Fariseo ciego!  Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato,  para que también lo de fuera sea limpio. 27   ¡Ay de vosotros,  escribas y fariseos,  hipócritas!  porque sois semejantes a sepulcros blanqueados,  que por fuera,  a la verdad,  se muestran hermosos,  mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28  Así también vosotros por fuera,  a la verdad,  os mostráis justos a los hombres,  pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. 29   ¡Ay de vosotros,  escribas y fariseos,  hipócritas!  porque edificáis los sepulcros de los profetas,  y adornáis los monumentos de los justos, 30  y decís:  Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres,  no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas. 31  Así que dais testimonio contra vosotros mismos,  de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas. 32   ¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres! 33   ¡Serpientes,  generación de víboras!  ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno? 34  Por tanto,  he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas;  y de ellos,  a unos mataréis y crucificaréis,  y a otros azotaréis en vuestras sinagogas,  y perseguiréis de ciudad en ciudad; 35  para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra,  desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías,  a quien matasteis entre el templo y el altar. 36  De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación. 37   ¡Jerusalén,  Jerusalén,  que matas a los profetas,  y apedreas a los que te son enviados!  ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos,  como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas,  y no quisiste! 38  He aquí vuestra casa os es dejada desierta. 39  Porque os digo que desde ahora no me veréis,  hasta que digáis:  Bendito el que viene en el nombre del Señor. Mateo 23:39

Por José Alberto Vega.

Comentario al Nuevo Testamento “Marcos” William Hendricksen pags 73-74

http://es.wikipedia.org/wiki/Escriba

Marcos Cornelio Hageman pag. 44

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