Job, El Patriarca probado y victorioso – Bosquejo

Este es el Bosquejo para Sermones titulado «Job, El Patriarca Probado y Victorioso» que nos enseña la vida de Job, es un ejemplo a seguir.

Cita Bíblica: Job 1:1–13

Introducción:

Job era, sin duda, de los creyentes de la descendencia de Adán, temerosa de Dios, que no se apartaron de las cercanías del Edén, como puede verse en Gn. 5.

1. Job, probado por insinuación de Satanás, y mal interpretado por sus más piadosos amigos: indudablemente no era judío, pues no se encuentra en su historia ningún detalle que haga referencia a la Ley de Dios revelada en el Sinaí, pero es un ejemplo en diversas virtudes para cristianos más adelantados en la última revelación que Dios nos ha proporcionado por Jesucristo en esta última época. Pero referencias a aquella antiquísima fe las tenemos en la última parte del libro del Génesis.

job, historia clasica, fe, prueba, el patriarca probado y victoriosoa) ¿De dónde sacó José el hijo de Jacob que el adulterar con la mujer de Potifar era un gran pecado contra Dios, si todavía no habían sido promulgados los Diez Mandamientos? (Gn. 39:7–23).

b) En Éx. 20:9, 10, leemos: «Acordarte has del día de reposo para santificarlo». No es, pues, una nueva institución, sino una renovación de algún mandato dado por Dios en tiempo muy remoto.

c) El rasgo de Abraham de ofrecer a Melquisedec rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo la décima parte de lo que había arrebatado a los reyes confederados que pelearon contra Sodoma es, indudablemente, fruto de una tradición procedente de Adán, transmitida por generaciones hasta sus días.

2. La historia de Job entre dos épocas: en ambas, Dios le bendecía con toda clase de bienes materiales (los únicos conocidos en aquel tiempo), ya que la revelación divina ha ido desarrollándose de época en época, y, aunque su historia es un constante gemido y defensa del antiguo patriarca contra las acusaciones de sus amigos, todos ellos piadosos pero equivocados en cuanto a la razón de su prueba, su historia es de gran enseñanza para los creyentes de todos los tiempos.

3. Job, el primer profeta del más allá: hubo un momento que, en medio de sus sufrimientos, la inspiración divina quiso revelarle un secreto que no sabemos si había sido o no revelado antes a esas gentes primitivas, vidas larguísimas, pero notables ya por la revelación que tenemos de que vivían una vida vegetariana. Yo creo que el conocimiento de la vida más allá fue un privilegio reservado al Hijo de Dios, Redentor del mundo, pero en el Antiguo Testamento tenemos algunas ráfagas de inspiración divina que hacen prever lo que hoy es un conocimiento de todos los grupos creyentes en toda la redondez de la Tierra: La existencia de una vida después de la muerte. Es muy curioso observar a través de toda la Biblia estas ráfagas de inspiración. La primera de ellas se halla en Job 19, pero podemos hallarlas también en otros vs. (Ec. 12:7; Sal. 90:9, 10; Sal. 27:13, 14; 49:14, 15). Pero por estar intercalados entre figuras y emblemas judíos se prestan a diversas interpretaciones, hasta que la revelación más completa del más allá fue dada por Aquel de quien Pablo dice: «Trajo a luz la vida y la inmortalidad por el Evangelio».

a) Job fue el primer profeta del más allá: el antiquísimo patriarca tenía tan sólo una vaga idea de la grandeza y sabiduría de Dios en la Naturaleza, pero hubo un momento en que sintió una inspiración tan especial y rotunda que le hizo exclamar: «¡Quién me diese que mis palabras fuesen escritas, que se inscribieran en un documento con cincel de hierro sobre plomo, o esculpidas en piedra para siempre!»

b) «Yo sé que mi Redentor vive y al fin se levantará mi cuerpo sobre el polvo, y después de deshecha esta mi piel he de ver en mi carne, de nuevo a Dios… aunque mi corazón desfallece dentro de mí» (Job 19:23–27): he aquí la duda que siempre el enemigo ha puesto en los corazones de los más inspirados servidores de Dios. Job parece ser el primer autor, por lo menos de la idea de la resurrección, que pertenece al período premosaico.

4. Virtudes prácticas de Job: modelo de padres creyentes, no sólo enseñaba cuidadosamente las revelaciones que había recibido en su temprana época, sino que oraba en favor de sus hijos, temeroso de que en sus fiestas hubiesen quebrantado alguno de los preceptos divinos. Toda enseñanza puede y debe ser seguida por oración intercesora en favor de aquellos a quienes amamos. El Nuevo Testamento nos enseña a orar aun por nuestros enemigos, pero el deber de la intercesión empieza dentro del seno de nuestra familia, para ir extendiéndose en favor de nuestros amigos y del mundo entero hoy día, que conocemos como nunca las necesidades de este doliente mundo que creemos se encuentra en su fase final. «Instruye al niño en su carrera», leemos en Pr. 22:6, y Job es un ejemplo del cumplimiento de este precepto, de un hombre que vivió en los tiempos más primitivos. También, de esposo juicioso y comedido. Observemos de qué forma responde a su esposa diciéndole: «Como suelen hablar las mujeres necias, así has hablado». A ella le hubiese gustado que Job, que consideraba al sufridor excesivamente paciente, se hubiese suicidado después de maldecir a Dios. A ella le parecía que Dios era mucho más injusto que su esposo, quien a pesar de ser tan temeroso de Dios y tan santo, sufría injustamente, pero al final de la historia vemos cómo Dios le bendijo tanto más como había hecho al principio.

Conclusión:

Job no poseía el conocimiento de las promesas de Cristo y de sus inspirados apóstoles para la otra vida. Sus actitudes prácticas en la presente nos lo presentan, empero, como modelo nuestro que con mucha mayor razón podemos imitar todos aquellos que sabemos que «A los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien» (Ro. 8:28). Hoy sabemos, por una mejor interpretación de toda la revelación de Dios contenida en la Biblia, que la muerte, y aun el martirio, no son sino un atajo para llegar más aprisa a la casa del Padre, donde todos nos dirigimos. ¿No deberíamos esforzarnos hoy con mucha mayor razón que los antiguos patriarcas y los mismos apóstoles que vivieron en los días de Jesucristo dedicando todos los años de nuestra vida a una alabanza de gratitud sincera al que tanto nos amó? «No temerás a los que matan el cuerpo» (Mt. 10:28). Observemos la respuesta de Jesucristo a la fervorosa fe judía de Marta, en el caso de la muerte de su hermano Lázaro: «Yo soy la resurrección y la vida…», y en Apocalipsis, el libro más difícil y misterioso de la Biblia, la declaración: «No temas, yo soy el primero y el último, el que vivo y estuve muerto, mas he aquí que estoy vivo por los siglos de los siglos. Amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades». Que estas palabras de Jesús durante su ministerio y en su revelación final queden en nuestros corazones para imitar y superar al siervo de Dios, el paciente Job, para que Dios pueda aplicarnos las palabras de este antiguo pero fiel siervo suyo (Job 1:8–13).

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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