José, Figura de Cristo – Bosquejo

Cita Bíblica: Génesis 37 y 39

INTRODUCCIÓN:

La historia de José, además de ser un ejemplo de virtudes morales, nos muestra un tipo de Jesucristo. Es admirable esta semejanza, sabiendo que la venida de Cristo tuvo lugar 1.500 años después. Por ello, muchos lo han considerado como una prueba de la inspiración de la Biblia y de la Divinidad de Cristo. Podemos encontrar doce semejanzas…

1. José, amado de su padre (Gn. 37:3): así también Cristo. Dios tiene muchos hijos por creación, pero nadie es la imagen perfecta de Dios como lo es el Verbo (Col. 1:15). Los ángeles son perfectos, pero Cristo es divino.

2. Fue a buscar a los hermanos perdidos (Gn. 37:15): Su padre lo envió. Así, Cristo, enviado del Padre, vino a buscar lo que se había perdido (Lc. 19:10)

3. josé, cristoAborrecido por sus hermanos (Gn. 37:4, 5; Jn. 1:12–15): aquellos que él amaba le aborrecieron hasta matarle (anécdota: el cristiano holandés que salvó a su perseguidor de hundirse en un lago y, tomado preso, lo entregó a la Inquisición del duque de Alba).

4. Ambos lo fueron por anunciar su grandeza (Gn. 36:9; Mt. 26:54).

5. Ambos vendidos por un miserable precio (Gn. 37:23–28; Mt. 26:15).

6. Ambos, tentados para poder compadecerse de los tentados: José, a los 17 años, ignoraba lo que era la tentación y por ello podía juzgar muy severamente a sus hermanos. No cayó, pero pudo sentir la malicia de Satanás y lo atractivo del pecado. Así, Cristo conocía, como Dios la teoría de la tentación, pero quiso pasarla personalmente. Ahora es un Salvador apto para comprender y perdonar a los arrepentidos (He. 2:18).

7. Ambos, condenados injustamente: ¿Cómo es que José no refutó la calumnia de la esposa de Potifar? Sabía que era inútil, o tal vez (lo que todavía es más noble) prefirió sufrir que sembrar desconcierto en aquel hogar. Pero hay una razón oculta: sufrió callando, para parecerse al Cordero de Dios, de quien era tipo (Is. 53:7).

8. Ambos fueron reconocidos justos por sus mismos enemigos: José, por el carcelero; Cristo, por el centurión.

9. Ambos anunciaron mensajes de vida y de muerte a otros encarcelados durante el tiempo de su humillación (compárese la interpretación de los sueños del panadero y del copero con 1 P. 3:19). Había en el Hades dos clases de encarcelamientos: una de castigo, otra de gloria para los que esperaban la Redención (Ef. 4:8). Para los tales el mensaje fue de gozo y alegría, pero no así para los desobedientes empedernidos, a los cuales sólo pudo anunciar condenación.

10. Ambos fueron exaltados (véase Gn. 41:39–44; Fil. 2:8 a 11). El premio de la humillación de parte del Verbo eterno fue exaltación mayor. La importancia de este mundo en el Universo no es por ser la quinta estrella del sistema planetario del Sol con las mejores posibilidades para la vida física, sino porque fue el escenario de la encarnación y muerte del Hijo de Dios, para vencer moralmente al pecado y a Satanás. Fil. 2:10 es una revelación profética, pues hoy hay muchas lenguas que no confiesan que Jesús es el Señor. Es mucho mejor reconocerlo ahora que tener que hacerlo entonces.

11. Cristo se goza en salvar y perdonar a sus hermanos, como José a los suyos (He. 2:10–13): Cristo quiso hacerse hermano nuestro según la carne, para poder salvarnos del hambre de vida eterna que el ser humano ha tenido desde que existe. «No sólo de pan vivirá el hombre.» Cristo nos trajo abundante palabra de Dios, por la cual nuestra alma recibe vida.

12. Antes de ensalzar a sus hermanos, José quiso probarles: así Cristo con nosotros. Es muy sabio que lo haga; algún día lo veremos, como hoy lo reconocemos en la historia de José, porque veremos su plan terminado. Notemos:

a) Quiso hacerles sentir su pecado y que lo reconocieran arrepentidos. ¿No es esto lo que hace nuestro Señor? Dios no puede perdonar a un corazón no arrepentido (El fariseo y el publicano).

b) Quiso desarrollar su amor al Padre por medio de pruebas ingeniosas. Seguro que al oírles comentar: «¡Pobre padre, qué disgusto tendrá cuando le exijamos deje venir a Benjamín!», José pensaba: «Bien va». El discurso de Judá, con motivo de la copa, le dejó convencido y les perdonó y ensalzó.

Cristo nos prueba también, y cuando oye a las personas decir: «Antes morir que ofender a Dios», y ve que su victoria moral es completa en aquella alma, puede glorificarla.

c) Quiso probar su codicia al devolverles el dinero. El amor al dinero es la raíz de todos los males. Dios nos prueba para ver si somos buenos mayordomos. Si se lo robamos, o bien se lo devolvemos con creces (Mal. 3:9).

d) También les prueba en cuanto al amor fraternal (en el banquete y la copa, en el caso de Benjamín, para ver si se habían curado de su envidia cuando él estaba en casa). Incluso después de haberles perdonado, todavía teme, pues les dice: «No riñáis por el camino»; sabía que era su costumbre. Así hace Cristo con nosotros (Jn. 15:17). Nos lo recomienda a los hijos de Dios, hermanos perdonados que vamos juntos a la gloria, porque sabe que hay peligro, y con gran razón (ej.: poema de Almudévar: «Don Justo», en Antología de Poesía, de Editorial CLIE, p. 487).

13. José quiso llevar a sus hermanos al país de su gloria; así Cristo (Jn. 14:1–3, 17:24). Para ello tuvieron que decidirse a dejar su antigua tierra y emprender un viaje como peregrinos que eran, pues vivían en tiendas. No sabemos cómo vivirían en Gosén, pero sabían que iban a un país mucho mejor y su precursor había pasado delante. ¿No es así con nosotros? Aunque el país de la muerte es desconocido no lo es para el Señor de la muerte (Ap. 1:18), sino qué es nuestro amigo, nuestro hermano y amante Salvador quien reina allí.

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