La Conveniencia de Humillarnos ante Dios – Bosquejo para Sermones

Dios nos está enseñando la conveniencia de humillarnos ante Él.

Tema: Humillación

Objetivo: Enseñar la necesidad del creyente a humillarse ante Dios.

Introducción

Nosotros siempre estamos pidiéndole a Dios que nos bendiga en todas las situaciones de la vida, pero tristemente no estamos dispuestos a ser humildes y a humillarnos ante Él. Muchas veces demostramos nuestra soberbia cuando nos llama Dios a un servicio por medio de algún hermano o líder de la iglesia y nosotros no mostramos el más mínimo gesto de humildad, no estamos dispuestos  a sacrificarnos por los demás, no nos gusta que nos ordenen que hagamos algo. Es demasiada la soberbia en que vivimos, pero aún así siempre estamos pidiendo a Dios privilegios, cosas que quisiéramos, pero todo sin humillarnos.

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Texto base:

2 Crónicas 7:14  Si se humillare mi pueblo,  sobre el cual mi nombre es invocado,  y oraren,  y buscaren mi rostro,  y se convirtieren de sus malos caminos;  entonces yo oiré desde los cielos,  y perdonaré sus pecados,  y sanaré su tierra.

Pero ¿que quiere Dios cuando dice: “Si se humillare mi pueblo”?

I.               Es algo que Dios demanda de nosotros

Según el diccionario de la lengua española humillarse significa rebajarse voluntariamente ante determinada situación o persona.

Pero veamos que quiere decir Dios cuando dice “Si se humillare mi pueblo”

  1. Pero ante Dios sucede otra cosa: Él nos puede humillar cuando el quiera, ó somos nosotros quienes voluntariamente podemos humillarnos ante Él.
  2. Ante todo Dios demanda una humillación voluntaria, de su pueblo.
  3. Pero ¿Por qué? En el presente pasaje se debe a la petición de Salomón. Si vemos el contexto del versículo  7:12  “Y apareció Jehová a Salomón de noche,  y le dijo: Yo he oído tu oración,  y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio.
  4. Pero Dios le hace una advertencia:

V.13 “Si yo cerrare los cielos,  para que no haya lluvia,  y si mandare a la langosta que consuma la tierra,  o si enviare pestilencia a mi pueblo”

Dios está diciéndole a Salomón que El puede hacer como a Él le plazca, por tal razón demanda que su pueblo debe de humillarse ante Él.

II.             Dios quiere saber que tan depuestos estamos a humillarnos ante Él.

Para esto nos dice:

1.    “Si se humillare mi pueblo”

Él quiere que su pueblo esté dispuesto a humillarse, humilde y voluntariamente, ante Él.

2.    “sobre el cual mi nombre es invocado”

Dios quiere decirle a su pueblo «Yo me haré conocer a mi mismo cuando mi nombre sea invocado» sin importar la razón por la cual invoquemos su nombre. Pero también nos está dando un anticipo de Cristo, porque cuando dice: «Sobre Él Cual mi nombre sea invocado» se refiera al tiempo futuro a la presente dispensación de la Gracia, después que Jesús ya hizo su obra en la cruz. Porque en el tiempo presente cuando invocamos a Dios lo hacemos en el nombre de Cristo Jesús, cumpliéndose la promesa que nuestra invocación sea en el nombre de Cristo.

3.    “y oraren”

Si nos comunicamos con Él por medio de la oración. Quiere decir que si tan interesados estamos en pedirle algo debemos orar.

4. “y buscaren mi rostro”

Buscar su rostro significa que debemos buscarlo de corazón sometiéndonos a Él.

5.    “y se convirtieren de sus malos caminos”

Y que cambiemos nuestra vida, que dejemos de pecar.

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III.           Entonces nos hace una preciosa promesa:

1.    “Entonces yo oiré desde los cielos”

Nos promete que escuchará nuestras peticiones.

2.Y perdonaré sus pecados”

Nos perdonará. Antes en el Antiguo Testamento esto era lo único que tenía que hacer una persona para ser perdonados (por supuesto tenía que ofrecer un sacrificio la persona). Hoy es diferente, lo único que tenemos que hacer es recibir a su Hijo como nuestro Señor y Salvador personal, a nuestro Señor Jesucristo, es se debe a que vivimos en una dispensación diferente, que es, La Gracia.

Por que hoy somos salvos por gracia, Efesios 2:8-9

3.    “Y sanaré su tierra”

Nos restaurará todo lo que tengamos dañado. Esto puede ser salud, economía, matrimonios rotos, hijos descarriados, etc.

En el Antiguo Testamento, Dios promete una restauración completa. En aquel tiempo la tierra significaba su modo de vida.

IV.          Entonces Él se compromete a algo realmente grande:

V.7:15-16 “Ahora estarán abiertos mis ojos,  y atentos mis oídos,  a la oración en este lugar: 16  Porque ahora he elegido y santificado esta casa,  para que esté en ella mi nombre para siempre;  y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre.”

Se compromete a concederle a Salomón su petición, así como nos concederá a nosotros  lo que le pidamos, toda vez estemos dispuestos a humillarnos ante Él. Porque la advertencia que el hace a Salomón aplica a nosotros también. Muchas veces Dios no nos concede lo que le pedimos porque no estamos dispuestos a humillarnos ante Él.

A Salomón le promete que Él estará pendiente de su oración para concederle lo que él le pida, le está garantizando que el templo estará donde Salomón le está solicitando. Ahora nos promete a nosotros lo mismo, pero como no existe el templo físico, nos garantiza que Él nos está santificando porque ahora Él está dentro de nosotros, que somos su templo y morada. Y que sus ojos y su corazón estarán dentro de nosotros. Esto es real pues tenemos su Santo Espíritu. Desde el momento en que recibimos a Cristo como nuestro Salvador somos sellados con su Santo Espíritu, y Dios nos ha santificado y sus ojos y su corazón estarán dentro de nosotros por siempre.

Amigo que ha leído o escuchado esta predicación y todavía no ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador personal, y siente que ha sido tocado,  lo invito a que lo reciba en este momento. Lo único que tiene que hacer es creer de corazón que en Cristo hay salvación y perdón de pecados. Para eso lo invito a hacer la siguiente oración:

Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único Salvador personal; creo que eres Dios, que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día. Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús, por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador. Amen

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