La Luz del Mundo – Bosquejo

«Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».  Juan 8:12

«El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.»  Mateo 4:16

En este mundo ha muchas luces, la luz del sol, la luz artificial, la luz intelectual, la luz de ciencia y muchas otras, pero ninguna de estas luces puede llevar una persona al cielo.  La única luz verdadera que puede iluminar el alma y espíritu del hombre y prepararlo para entrar en el cielo es la luz divina. El propio Jesucristo dijo: «Yo soy la luz del mundo».

1.     Viniendo para la luz

«Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.»  Juan 3:21

A.          El hombre natural está en tinieblas, sin luz divina.

«Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres             amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.»     Juan 3:19

B.           La luz divina no se encuentra por la inteligencia, estudio o cultura.

«Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al            conocimiento de la verdad.»  2 Timoteo 3:7

«Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues        escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos.  Y otra vez:         El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos.» 1             Corintios 3:19-20

Jesús dijo: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.»  Mateo 11:28

Hace años, un hombre que viajaba en el estado de Minnesota se encontró perdido en medio de una terrible tempestad.  La nieve caía sin cesar, y el hombre no tenía esperanza de salvarse, cuando vio a lo lejos una lucecita en una cabaña de troncos.  Haciendo un esfuerzo pudo llegar hasta la casita y se salvó la vida.  Era un hombre de dinero.  Compró la cabaña y edificó en el mismo sitio una hermosa casa.  En lo alto de una torre colocó una luz giratoria, y cada vez que hay tormenta, prende la luz, a fin de que pueda salvar a algún viajero que se encuentre en dificultades.

2.  Creyendo en la luz

«Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.»  Juan 12:36

A.       Muchas personas no le dan importancia a la luz que tienen hoy.  Un cristiano, una iglesia o un tratado puede iluminar el corazón, pero muchas personas no hacen caso de estas oportunidades que tienen para creer en la luz del Evangelio.  Ellos rechazan esta luz que Dios le ha dado.

Años atrás dos jovencitas estaban regresando para su casa en la oscuridad de la noche.  En su camino había un río con un puente muy estrecho.  Un hombre las vio y sabia del peligro al pasar el río sin luz y les ofreció a un farol, pero ellas dijeron que conocían el camino y podían pasar el río sin la luz.  Momentos después el escuchó un grito y sabía que una de ellas había caída en el río.  Momentos después escuchó otro grito y sabía el resultado.  Después los bomberos descubrieran los dos cuerpos muertos.

«Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.»  Salmo 119:105

B.           Creer no es apenas saber, pero actuar en la luz que tiene, dejando la luz divina entrar en su corazón, y hacer de usted una nueva criatura en Cristo.

«Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.»  Juan 1:12

El resultado de creer en la luz, que es Jesucristo, es tornarse salvo, y ser hecho un cristiano listo para entrar en el cielo.

3. Permaneciendo en la luz

«El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.» 1 Juan 2:10

A:    Cuando estamos en la luz hay claridad e iluminación.  Muchas personas tropiezan cuando se alejan de la iglesia y el compañerismo con el Señor por medio de la oración y lectura de la biblia.

Un hogar cristiano había sido prosperado por el Señor, pero en su prosperidad se habían enfriado y alejado del Señor y de su iglesia.

Tuvieron la gran felicidad del nacimiento de hijos gemelos que llenaron sus vidas de mucho gozo, pero sin que esta bendición los acercara al Señor, se alejaron más y no quisieron escuchar los ruegos de sus hermanos en Cristo.

Un terrible día, en un accidente fallecieron los hijitos y los padres quedaron desesperados y sin consuelo.  Salieron de viaje para distraerse y aliviar su pena.  Un día en un paseo en el campo vieron a un pastor guiando a sus ovejas.  Mientras ellos miraban con curiosidad, notaron que el pastor llegó a la orilla de un arroyito, y quiso que las ovejas cruzaran, pero éstas se obstinaron en no pasar.  El pastorcito entonces se acercó a una oveja que tenía dos corderitos a su lado, y tomando los corderitos en sus brazos pasó por el arroyo.  Inmediatamente cruzó la madre y en seguida las demás ovejas.

Los dos comprendieron con claridad que Dios les estaba hablando.  El, como aquel pastorcito, había tomado en sus brazos a sus pequeños hijos para llevarlos al cielo, y ellos deberían ahora retomar el camino de Cristo, el cual habían se empeñado en abandonar.

«Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe adonde va.»  Juan 12:35

B.      Firmeza es una virtud muy importante.

«Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.»  1 Corintios 15:58

C.           Es muy importante que el cristiano permanezca en la luz.  Regresando a las tinieblas usted no va a perder su salvación, pero va perder su testimonio y las recompensas que el Señor tiene para los fieles en Cristo.  Regresando a las tinieblas puede traer graves consecuencias, y a veces hasta la muerte prematura.

«Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.» 1 Juan 5:16

4.  Andando en la luz

«Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.» 1 Juan 1:7

La palabra andar significa un movimiento, generalmente por la frente.  Andar significa progreso, as veces lento, pero constante.  Una persona no puede estar sentado y andando al mismo tiempo.

A.          Cuando Jesús curó y salvó el paralítico en Marcos capítulo 2, el lo exhortó a andar.

«¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, tomo tu lecho y anda?

La Biblia enseña que el cristiano debe andar, tener acción, trabajar para el Señor y esforzarse para crecer en el conocimiento de la  Palabra de Dios, la Biblia.

«Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.  A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.»  2 Pedro 3:18

B.           Andar en la luz es tener comunión con Dios, tener su compañía y protección.

«Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.»  Hebreos 13:56

Una vez un cristiano estaba andando en la playa de la vida.  El sabía que el Señor estaba a su lado, a pesar que no podía verlo a veces.  Cuando llegó el final de su viaje, miró para tras y vio en la arena a veces solo un par de huellas, y pensó que el Señor lo había dejado a veces durante los tiempos difíciles de su jornada.  Pero el Señor le dijo que no había dejado, pero en estos tiempos difíciles, el había llevado el cristiano en sus brazos y por esta razón solo había un par de huellas en la arena.

«Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.  Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años.  Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.»  Génesis 5:22-24

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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