La Mies es Mucha Más los Obreros son Pocos – Bosquejo

Texto: Mateo: 9: 35-38

Tema: La predicación del Evangelio

Complemento: El desafío a dejar nuestra comodidad y trabajar como obreros del Señor de la mies.

INTRODUCCIÓN

“La mies es mucha mas los obreros son pocos”, con estas palabras nuestro Señor Jesucristo, nos desafía a tomar conciencia de nuestra misión y comisión en este mundo convulsionado en el que vivimos.

Jesús tenía una visión y misión concreta y definida acerca de porqué estaba en este mundo. Desde el comienzo de su ministerio se involucró con su pueblo, con la gente desposeída y con aquellos que más adelante fueron sus detractores.

En este pequeño sermón, vamos a analizar tres aspectos importantes que debemos tomar en cuenta a la hora de definir nuestro ministerio como evangelistas.

¿Qué nos dice esto?

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I. QUE DEBEMOS SALIR DE NUESTRA COMODIDAD. (v. 35)

Mateo 9:35  “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas,  enseñando en las sinagogas de ellos,  y predicando el evangelio del reino,  y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.”

Notemos primeramente que Jesús recorría todas las ciudades y aldeas de ellos, esto lógicamente implicaba caminar largas distancias, incomodidad, cansancio, inclemencias del clima, peligros, y quien sabe que otras situaciones, basta imaginarnos y darnos cuenta que El tenia muy definida su misión. Por eso Él mismo enseña en este pasaje:

Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. (Mateo 9:38)

Jesús visito ciudades grandes y pequeñas, ricas y pobres, recorrió caminos oscuros, conoció gente de todas las clases sociales, sanó enfermos, enseñó en las sinagogas; su pasión y su interés por las almas de todos se anteponía a vivir en comodidad. Muchas veces nosotros, pensamos dos veces el salir a proclamar las verdades del Reino de Dios. Nos resistimos a salir de nuestra comodidad y ser luz a aquellos que aun se encuentran en tinieblas. Este mundo está lleno de gente que vive sin sentido, enfermas de sus cuerpos y de sus almas, quizá esperando que alguien se acerque y les infunda aliento y esperanza.

Notemos que Jesús, en su recorrido, se encontró con tales personajes, el texto nos dice que enseñaba y sanaba toda enfermedad y toda flaqueza en el pueblo. Las almas de los más viles del mundo son tan preciosas para Cristo. Este compromiso de amor de parte de Jesús hacia la gente, es el gran reto que tenemos por delante nosotros los cristianos. Dejar nuestra comodidad no significa que vamos a abandonar nuestras responsabilidades, sino que significa que vamos a ser más sensibles a las necesidades de aquellos que están pasando por situaciones adversas.

El dejar la comodidad por parte de Jesús se hace evidente en el siguiente texto:

Mateo 8:20 “Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas,  y las aves del cielo nidos;  mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.

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Claramente afirma que Él no tiene donde recostar su cabeza. Esto se lo afirmaba a un maestro de la ley que quería seguirle. Con esto el Señor le dio a entender que la misión que tenía era un camino difícil, lleno de incomodidades. Hoy día, que podría implicar estar en incomodidad, podría ser no contar con un teléfono celular de vanguardia, no poseer un medio de transporte cómodo y seguro, no contar con las finanzas para emprender un viaje misionero, no tener ningún recurso, tan solo la confianza en que Dios proveerá.

¿Esta usted dispuesto a aceptar un reto de tan grande envergadura? Y ¿Por qué Jesús se tomó la molestia de sacrificarse tanto en su ministerio? ¿Sería porque…?

II. SENTIR COMPASION POR LAS ALMAS. (V. 36)

Mateo 9:36  “Y al ver las multitudes,  tuvo compasión de ellas;  porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.”

Notemos primeramente lo que Jesús hizo, dice el texto que “y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. El Señor vio las multitudes, tuvo una visión general de quienes eran las personas que le seguían, ahí vio rostros cansados llenos de temor, tristeza, desesperanza. Inmediatamente de ver a las multitudes, tuvo compasión de ellas. Revisemos. 

Mat 14:14  “Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente,  tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos”.

Notemos que el Señor Jesús, tuvo el mismo sentir hacia la gente, la compasión lo movió a tomar acción, y esa fue la de sanar a los que estaban con algún padecimiento.

Esa compasión, benignidad o misericordia que Jesús sintió hacia las personas, es un claro reflejo de lo que Dios siente por toda la humanidad. Es ese sentimiento que mueve a ser solidarios y dejar el egoísmo para hacer un bien. Nuestra motivación debe ser la misma, debemos trabajar en nuestro interior para ir sacando de nuestro ser todo aquello que nos impide ser compasivos y buenos con nuestro prójimo. Los apegos materiales muchas veces nos impiden ser seres que irradiemos luz en la oscuridad; necesitamos trabajar mucho con nosotros mismos para salir a ayudar a los demás. Jesús como ser humano, tuvo que trabajar en su vida misma, aunque su naturaleza divina le movía a ser así. Nuestras vidas deben ser vidas llenas de mucha misericordia hacia los demás.

Desde la óptica de nuestro Señor Jesucristo, vio a las multitudes desamparadas y dispersas como ovejas sin pastor. Nada optimista la situación que observo. Realmente el mundo no ha cambiado nada desde hace 2,000 años, la misma situación de caos, violencia, pobreza y desenfreno se experimenta hoy en día. Significa pues, que como cristiano comprometido debo contribuir a cambiar la sociedad, comenzando desde mi propia vida. La iglesia debe afectar la sociedad positivamente y no la sociedad afectar a la iglesia.

Nuestro reto como cristianos es demostrar el Reino de Dios, con mis acciones. Y que mejor manera que mostrando misericordia por aquellos que se encuentran buscando respuestas a sus vidas. Quizás sea en nuestro propio hogar donde debemos visualizar las necesidades materiales y espirituales que hay que satisfacer, no necesitamos ir muy lejos. Debemos ser sensibles así como lo fue nuestro Señor, El fue movido a misericordia con solo ver a la gente, pero no solo se quedo ahí, su motivación fue tomar acción y comenzó a sanar las dolencias. Hay muchos que están sufriendo dolencias espirituales, en las cuales hay un proceso sanador que debe ser acompañado por mucha comprensión y amor. Estos seres que viven enfermos del alma es a quienes debemos nosotros alentar y mostrarles las bondades del Reino de Dios.

¿Qué tenemos que hacer para llevar a cabo tan enorme tarea?

III. PIDAMOS A DIOS OBREROS PARA LA GRAN TAREA. (v. 37-38)

Mateo 9:37-38  Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha,  mas los obreros pocos.  Rogad,  pues,  al Señor de la mies,  que envíe obreros a su mies.

Toda esa multitud que Jesús había visto desamparadas y dispersas como ovejas sin pastor, nos muestra también el abandono en el cual habían sido dejados por los líderes religiosos de la época. Una religión clasista, donde los que podían ser bien vistos por los lideres eran aquellos que tenían posibilidades económicas o influencias políticas. Ellos si eran bienvenidos en las sinagogas judías. La gente que Jesús visualizo como desamparados y sin rumbo, eran personas comunes y corrientes, sedientas de consuelo, de amor, de comprensión. El Señor los vio como una cosecha abundante, ya listos para la siega.

La recomendación que el Señor les hace a sus discípulos es que pidan a Dios obreros para la mies. El sabia que sus doce discípulos no eran suficientes, estaba también visualizando a aquellos que hasta el día de hoy nos dedicaríamos a tal tarea. Que hermoso es saber que estamos dentro de este equipo tan selecto de seres de luz que tenemos la misión de alumbrar el camino a otros. Que recurso mas importante el cual Jesús hace mención, como lo es la oración. La importancia de orar a nuestro Dios para que envíe más obreros a cumplir la misión encomendada.

La preparación en oración que todo discípulo de Cristo debe tener, es vital para impactar en las personas. Notemos como Jesús impacto en las vidas de estas personas, luego de visualizar la situación de ellos, inmediatamente inicio procesos de sanación física, eso conlleva a sanidad espiritual también. Es la función social y espiritual que el evangelio produce en aquellos lo escuchan. Nuestro reto es imitar y comenzar ya a producir ese impacto social y espiritual. Cada persona sanada físicamente era reincorporada a la sociedad, los judíos de esa época creían que las personas con enfermedades físicas eran impuros, y estaban pagando pecados de sus progenitores, por eso eran despreciados de sus sinagogas, Jesús llego a ellos, impactando en las sinagogas y en las multitudes desamparadas y sin guía. Es un evangelio completo.

Podemos resumir:

CONCLUSIÓN

La manera de como impactar nuestra sociedad y producir un cambio revolucionario en las vidas sin sentido de miles de personas que están buscando respuestas y consuelo en religiones, en vicios, en apariencias. Vidas vacías sin esperanza, desamparadas y sin consuelo. Muchos de nosotros éramos parte de estas multitudes, pero por la gran misericordia de Dios, nos sacó de ese lodo cenagoso, nos limpió con la sangre preciosa de Cristo, restableciendo nuestra dignidad y ofreciéndonos el perdón de nuestras faltas, llenándonos de vida y vida en abundancia.

Debemos dejar nuestra comodidad e ir a buscar a las muchedumbres que van sin rumbo, debemos visualizarlas tal como Jesús nuestro Señor lo hizo, y rogar a el dueño de la mies que nos envíe a trabajar, ya que ¡ la mies es mucha pero los obreros son pocos!

Si usted siente que este es su llamado, comience a prepararse, para eso tiene que haber tomado la decisión de seguir a Jesús como el Señor de su vida. Si todavía no lo ha hecho, lo invito a recibirlo en su corazón y negarse a usted mismo y seguir su cruz, dispuesto a servirle el resto de su vida. Solo repite esta oración, que es una guía de cómo recibir a Jesús como nuestro Señor:

Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único Salvador personal; creo que eres Dios, que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día. Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús, por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador. Amén

Por: Mario Samayoa.

Con la Colaboración de José Alberto Vega

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