Os es Necesario Nacer de Nuevo – Bosquejo para Sermones

Estas fueron las palabra que Jesús habló a uno de los hombres más religiosos de su tiempo (Juan 3:1-8). Nicodemo un principal entre los judíos había ido a Jesús una noche para preguntarle sobre su nueva doctrina.

Tema: La salvación

Objetivo: Enseñar a toda persona que se necesita para ser salvos, y poder nacer de nuevo.

Introducción:

Muchas personas, aún las que son profundamente religiosas, no importando de que iglesia sean, no conocen el proceso de la salvación. Desconocen la forma de como ésta funciona, y no entienden el «Nuevo Nacimiento» que Jesús le menciona a Nicodemo, y por ende nos los menciona a todos los seres humanos de la actualidad, pues ese el propósito de que quedara asentado en la Biblia.

IlustraOs es necesario nacer de nuevo, el nuevo nacimiento, nuevo, nacimientoción: Hay varios ingredientes que se necesitan para hacer el concreto. Se necesita primeramente arena, cemento y agua. Hay abundancia de arena en el desierto, pero el cemento no aparece simplemente porque la arena está allí. Hay abundancia de agua en el océano y abundancia de arena, pero el océano no está lleno de cemento.

De la misma manera, para que una persona pueda ser salva, debe de nacer de nuevo, y para esto Dios ha provisto varios ingredientes, como son: la Palabra y el Espíritu, la fe, y el arrepentimiento. Todos estos elementos deben ser unidos para que funcionen. Pero hay algo muy importante, con un arrepentimiento genuino, con la fe dada por el Espíritu Santo.

Aprendamos de Nicodemo.

«Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. 2 Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.

3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. 7. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. (Juan 3:1-8)

Punto 1. La Palabra y El Espíritu

Jesús dijo:

“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. (Juan 3:3).

«No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo» (Juan 3:7)

El Señor hace claro que necesitamos nacer de nuevo. Este nacimiento no es carnal, sino espiritual. Se hace muy difícil par la mayoría de las personas comprenderlo, por eso es el mismo Señor Jesús que lo enseña en su Palabra.

«Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. (Juan 3:6)

Punto 2. Qué se necesita para Nacer de Nuevo?

«Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios» (Juan 3:5).

Más adelante en el libro de Juan El dijo:

«Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado» (Juan 15:3).

Pablo escribió que Cristo se dio a sí mismo para santificar y purificar la iglesia por el lavamiento de agua con la Palabra (Efesios 5:26). Pedro escribió que somos nacidos de nuevo.

No de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre»(I Pedro 1:23).

La Palabra es la semilla que entra a nuestro corazón y hace que la fe crezca.

No solo debemos tener la Palabra de Dios para nacer de nuevo, pero debemos tener el Espíritu de Dios.

«Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo» (Tito 3:5).

Punto 3. Crea y Confíe

“… Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10: 8-10).

Nuestra fe en la Palabra de Dios es expresada con nuestro corazón (creer) y con nuestra boca (confesar). Sí  verdaderamente creemos en nuestro corazón que Dios levantó a Jesús de los muertos, no hay razón por la cual no queramos confesarlo como nuestro Señor. En el momento que creemos en con nuestro corazón en Jesús y le confesamos como nuestro Señor y Salvador, nacemos de nuevo.

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).

Punto 4. Salvos por Gracia a través de la Fe

Hay una mezcla de la gracia y el poder de Dios para nuestra salvación. Todo el trabajo es de Dios, la única parte que nosotros ponemos son nuestros pecados. Lo único que necesitamos es tener la voluntad de nacer de nuevo, pues a la hora que recibimos a Jesús como nuestro Señor ni siquiera la fe salvífica es nuestra, la Biblia dice que es un don de Dios:

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2: 8-9).

Nunca podríamos ser salvos excepto por la pura gracia de Dios. El hombre ciertamente no lo merece de acuerdo a sus propios méritos. Es el poder de Dios obrando a través de Su Palabra y su Espíritu lo que causa el nuevo nacimiento. Sin embargo sin una fe que nos es dada por el Espíritu Santo y una actitud de arrepentimiento que nos lleva una regeneración. 

Una nueva creación

Cuando hemos nacido de nuevo nos convertimos en una Nueva Creación:

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5: 17).

El Nuevo nacimiento nos hace una nueva creación. Somos creados conforme a la imagen de Jesucristo (Colosenses 3:10). En nuestro corazón somos hechos para ser como Cristo.

Nueva forma de vivir

Para vivir como Cristo debemos:

“… Revestirnos del nuevo hombre, el cual conforme a la imagen del que nos creó se va renovando hasta el conocimiento pleno» (Col 3:10). Esto se hace por la renovación de la mente con la Palabra de Dios, y sometiendo nuestros cuerpos a la autoridad de la Palabra (Romanos 12: 2, Efesios 4: 23-24).

Cristo nos llena de luz, porque Él es luz:

«Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,  en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. (Colosenses 1:12-14).

Cuando nacemos de nuevo, somos sacados del reino de las tinieblas de Satanás y somos puestos en el reino de Jesús, el reino de la luz. No es algo por lo cual esperamos o deseamos.

“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8: 36).

La Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús

Este nuevo reino es un reino espiritual, pero simplemente porque la salvación es básicamente un renacimiento espiritual no quiere decir que no tiene efecto en nuestros cuerpos mentes y en nuestro diario vivir. Puede y debería tener un gran impacto sobre cada parte de nuestras vidas. En toda sociedad hay ciertas leyes que gobiernan las acciones de los habitantes de esa área. Ocurre lo mismo en la vida espiritual. Hay leyes para aquellos del reino de Satanás y hay leyes para aquellos en el reino de Dios. El nuevo nacimiento nos da una nueva ley.

“Porque la ley de Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha libertado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8: 2).

La ley de vida incluye amor, gozo, paz, felicidad, prosperidad, abundancia, salud, satis­facción y bendiciones. Esas provisiones son hechas para el cristiano en el nuevo pacto. Es ley espiritual. Debemos observarla en nuestra vida. Dios nos respaldará. Su Palabra es verdadera y no cambia.

Punto 5. El Perdón-Remisión de Pecados

El día que hacemos a Jesús nuestro Señor y Salvador somos perdonados de todos nuestros pecados, pasados, presentes y futuros; en efecto, fuimos legalmente perdonados cuando Jesús dio su vida en rescate por nosotros. Pero no experimentamos ese perdón hasta que lo recibimos por fe.

El pecado principal de una persona es el de no creer en el Hijo de Dios, este es llamado el pecado imperdonable.

Cuando una persona consigue tener eso claro, la raíz del problema está resuelta. La Sangre de Cristo limpia el corazón al momento que la persona cree y lo confiesa como su Salvador. De esa manera todos los pecados pasados son remitidos o quitados por la poderosa obra purificadora de Su sangre (I Juan 1:7).

“Tenemos redención por Su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de Su gracia” (Efesios 1: 7).

Punto 6. Cierre: Certeza de la Salvación

«Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios»  (I Juan 5:11-13).

Si reunimos las condiciones dadas en la Palabra de Dios para salvación, tenemos que estar seguros que somos salvos. La Palabra de Dios dice que podemos saberlo. Eso es de lo que tenemos que depender: De Su Palabra, no de nuestros sentimientos, emociones, el ser miembro de una iglesia, una alta moralidad, ni porque seamos sinceros, sino porque lo dice la Palabra de Dios.

Por José Alberto Vega

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