El Pan de Vida – Bosquejo para Sermones

vida, jesucristo, vida eterna

Cita Bíblica: Juan 6:1–15, 24–63

INTRODUCCIÓN:

Esta es una de las porciones más claras y peor interpretadas del N.T. La Iglesia católica y romana ha pretendido hallar aquí un apoyo para el dogma de la transubstanciación, que no creyeron los apóstoles, pues no hallamos referencia alguna a semejante milagro, sino que llamaban al sagrado símbolo de la muerte de Cristo «partir el pan» y más explícito dice Pablo: «El pan que partimos…» (1 Co. 10:16). Pero el mismo apóstol, en el cap. 11, hace referencia al acto simbólico repitiendo las palabras del Señor:

«Haced esto en memoria de Mí». ¿Cómo puede hacerse memoria de lo que está presente? Un retrato si se transformara en la persona que representa no sería una memoria. ¿Por qué, pues, Cristo dice: «mi carne es verdadera comida» en los vv. 55 y 56 de este  enigmático capítulo?

Esta es una bella y expresiva figura de lenguaje, que cuando los judíos la tomaron literalmente y se escandalizaron diciendo: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Jesús tuvo que aclarar el sentido de sus palabras en el v. 63. Es todo este pasaje una de las muchas parábolas que empleó el Salvador en sus enseñanzas, como la del grano de mostaza, el sembrador o la perla escondida, y como tal tenemos que aceptarla.

1. El motivo de esta parábola: Jesús había alimentado el día anterior a cinco mil en un lugar desierto y los que participaron del milagroso festín se reunieron el día siguiente esperando que Jesús repitiera algún milagro semejante, pero Jesús les dijo: «Trabajad no por la comida que perece, sino por la que para vida eterna permanece». Jesús se adelanta al propósito no expresado por los judíos, significando: Vuestro cuerpo tiene necesidad de alimento y yo os lo he provisto y mi Padre el Creador os lo provee cada año, pero pensad que tenéis un alma espiritual, eterna, inmortal que no vive de pan físico, sino de la Palabra de Dios, y Yo soy esta Palabra de Dios, el Verbo Divino hecho carne (Jn. 1:9, 10).

2. El significado del pasaje: ¿No descubriremos aquí el hilo de la figura? Sabemos que el Señor fue tentado en el desierto por Satanás y su respuesta al enemigo fue: «No con sólo pan vivirá el hombre, sino con toda palabra que ha salido de Dios».

3. ¿Qué es alimentarse de Cristo? Recibir su Palabra, asimilarla, creerla, aceptarla. ¿Por qué extrañar la figura o mal interpretarla, según han hecho algunos cristianos? Si la utilizamos constantemente en nuestro lenguaje común, decimos: «Los jóvenes de nuestros días se alimentan de novelas o de cine». Nadie piensa que alguien se trague novelas literalmente, si esto decimos en nuestro lenguaje humano, las palabras figuradas que emplea Jesucristo tienen…

a) Una importancia especial.
b) Un significado especial.
c) Un resultado especial.

Si alguien se apasiona en una novela no hace sino llenar de imágenes irreales su cerebro, pero Jesucristo es la revelación del Dios invisible, del Padre Celestial. Jesús dijo:

Ésta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien has enviado. Jn. 17:3

¿Puede haber un lenguaje más claro? Ésta es la vida eterna, conocer a Dios, el eterno Creador y a Jesucristo como el Salvador que tú has enviado.

4. ¿Cómo tiene que ser recibido este anuncio? Con el mismo anhelo que el hambriento se alimenta de pan, así como el cuerpo se alimenta de vida física, la persona de Cristo se alimenta de la Palabra del Señor, porque el hombre tiene dos naturalezas. Los animales sólo tienen una, la física, que es el pan o la cebada. Para ellos la Palabra de Dios es nada…

Leed el precioso cap. 14 de Juan a un caballo enfermo o moribundo, ¿de qué le aprovechará? Por esto Jesús aclara en este pasaje: «Las palabras que os he hablado son espíritu y son vida» (Jn. 6:63). Y por esto Jesús añade: «Mas algunos de vosotros no creen… porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían» (Jn. 6:63–65). Para los que creían como Pedro o Juan, la figura era clara y sobre todo lo fue después de su muerte y resurrección. ¿Lo es para vosotros, queridos amigos? Si no, pedid a Dios que os conceda el don de la fe para que podáis asimilar a Cristo en vuestro corazón… Elevad a Él un suspiro diciendo: «Señor, creo en ti, eres mi todo, tu Palabra es todo para mí y yo la creo y la acepto». Entonces estarás espiritualmente comiendo, es decir, asimilándote a Cristo y esto te unirá a él y te dará la vida eterna.

5. El pan es todo suficiente para la vida del adulto, así como la leche lo es para el niño (1 P. 2:2); no hay necesidad espiritual que Él no satisfaga cuando le hemos recibido en el corazón, paz, amor, gozo, es lo que muchas personas incluso entre los marginados por la
sociedad, han hallado al aceptar a Cristo…

a) Como Dios almacena en el trigo todas las sustancias que nuestro cuerpo físico necesita, ha puesto en Cristo todas las virtudes; así, el alma creyente puede cantar con gozo:

Ya ningún bien sin Cristo hay. Él solo es para mí, luz, gozo, paz y gran felicidad. Se halla sólo Cristo en ti.

b) Hay una razón para que Cristo sea el todo en los creyentes: haber descendido del Cielo (Jn. 6:51).

c) El maná tenía todos los elementos necesarios para la vida de los peregrinos en el desierto y sus virtudes consistían en que no había salido de la tierra. Cristo vino no engendrado por voluntad humana, sino directamente del Cielo. Vino directamente de Dios y no hizo más que envolverse con el vestido de carne humana en el seno de la bendita virgen. El que necesitemos un ser divino celestial para satisfacer nuestras necesidades espirituales, prueba nuestro origen de parte de Dios (Gn. 1:26, 27).

d) Jesús fue el pan vivo que da vida por medio de su muerte. Jesús siempre llevaba en mente esta idea redentora: «Yo soy el pan vivo que he descendido del Cielo» (Jn. 6:51).

e) El pan simbólico que es Cristo tiene que ser asimilado. Podéis tener una montaña de panes sobre vuestra mesa, pero de nada os aprovechará si no es asimilándolo físicamente por vuestra boca. Así es también con el pan del Cielo que es Cristo: Podéis conocer de Cristo con los ojos del intelecto o de vuestra memoria todos los hechos de su vida y sus enseñanzas, pero hasta que hagáis un acto de fe con sinceridad de nada os servirá. Muchos tienen suficiente en contemplar el pan, asistiendo a cultos evangélicos, pero de nada puede servirles si no reciben a Cristo en su corazón.

6. El pan tiene que ser distribuido… Observad este orden en todos los milagros de Jesús:

a) Los sirvientes de Caná tuvieron que llenar las tinajas.
b) Los amigos de Lázaro quitar la piedra.
c) Los discípulos del Señor distribuyeron los panes a la multitud.

Así es con el pan de vida espiritual: Jesucristo hubiese podido hacer anunciar la buena nueva por ángeles o por una voz sobrenatural, pero no lo hace igual que en todos sus milagros físicos; en el milagro de la gracia hizo sólo la parte indispensable que nosotros no podíamos realizar, dar su vida por nosotros. Extender el pan de vida es nuestro deber. Dios nos lo manda cueste lo que cueste, testimonio, oraciones ofrendas, etc.

7. La hipérbole en el terreno de la realidad. El famoso pastor Oswald Smith decía: «No debería predicarse el Evangelio a una persona que ya lo conoce y lo ha oído quizá muchas veces mientras haya otro que no lo conoce y necesita oírlo por primera vez». Naturalmente, es una hipérbole del famoso predicador, pero debemos esforzarnos en borrar la idea de que el símbolo es realidad, y que participar del símbolo sea recibir a Cristo si no se ha hecho particularmente, sobre todo en un país católicorromano como el nuestro. Afortunadamente, los sacerdotes católicos explican hoy día el Evangelio en sus breves homilías, cosa que no hacían hace 50 años, pero no insisten en la seguridad de la salvación; no mediante la participación en el símbolo como entendieron por error los judíos y lo practicaron los llamados cristianos por muchas generaciones, sino iluminando a muchos llamados cristianos de hoy hasta que puedan decir de corazón lo que declaró el apóstol Pedro al final de esta misteriosa discusión.

CONCLUSIÓN:

Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna (es decir, promesas que creemos que cumplirás), y nosotros hemos conocido y creído que Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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