Parábola de los Ancianos – Bosquejo para Sermones

Este es el Bosquejo para Sermones titulado «Parábola de los Ancianos» que nos da una lección a través de Pedro…

Cita Bíblica: Mateo 19:23 al 20:28

Introducción:

Ancianos, vejez, tercera edad, felices, computadora, ancianosEsta parábola tiene por objeto glorificar la libre gracia de Dios. Una lección oportuna para Pedro, que ante el fracaso del joven rico quiso sacar de su Maestro promesas para la otra vida que denunciaban su egoísmo: «Nosotros, que lo hemos dejado todo, ¿qué tendremos?» Jesús no niega su propósito de recompensarles (vs. 28 y 29), pero quiere humillar su altivez (v. 30), advirtiéndoles que los planes de Dios muchas veces no coinciden con los humanos. ¡Buena enseñanza para todos!

1. Todos los obreros de Dios son llamados

Los labradores no habrían acertado a hallar al dueño por sí mismos. Nosotros no habríamos acertado el camino del Cielo, pero Dios nos ha buscado. El Hijo de Dios bajó del Cielo para salvar y buscar. Dios está todavía buscando almas, y toda labor evangélica es colaborar con Dios en este aspecto. Pedro nos exhorta a apresurar la venida del Reino. Parece que Dios tiene un número determinado de almas que han de ser salvas; si no nos apresuramos a trabajar nosotros, tomará a otros. La suerte de haber sido llamados es indecible, ya que no todos lo son. Supongamos algunos obreros charlando, distraídos en la plaza, que no se enteraron de la visita del dueño.

2. Todos empleados en trabajar, no en divertirse

Dos capítulos más adelante compara el Reino a una boda; ambos aspectos son verdaderos: en el Reino celestial es fiesta; en el material, trabajo.

3. Todos han de recibir premio

No hay amo más generoso. Pedro parece tener miedo de que no lo sea, pero es porque le conocía poco. Más adelante lo entiende mejor. En 1 P. 1 llama a los cristianos «real sacerdocio». Dios es tan generoso que hasta Satanás tiene envidia (véase el caso de Job); pero lo que más debe moverle a envidia son las recompensas del Cielo. ¿Hay para tanto?, quizá se dice, acusándonos por nuestras faltas. ¡Sí lo hay! Son pecadores, sí, pero pecadores arrepentidos. Millones de animales no tienen importancia, pero un alma sí, y Él quiere que nosotros tengamos el mismo sentir (Mt. 25:21).

4. Dios llama a todas horas

a) En la mañana, a las seis: figura de los convertidos en la infancia. ¡Cuánto puede hacer uno que se levanta temprano! (dicho de Spurgeon: «Es bueno volar mientras las alas son tiernas de otro modo puede que nunca seas capaz de volar, sino de andar»). Llevemos a los niños y a los jóvenes a Cristo y eduquémoslos a ser buenos obreros del Señor.

b) A las nueve: ¡Cuán ansioso debía estar por su viña este hacendado! Representa a los convertidos sobre los 25 años. Un poco tarde, pero aún se puede hacer mucho. Nadie ha hecho grandes cosas antes de esta edad. Cristo se bautizó a los 30 años, es buen tiempo para corresponder al amor del Señor (Los mejores miembros, de Spurgeon).

c) Al mediodía: representa los convertidos a la mitad de la vida, entre 40 y 50 años (anécdota: el anhelo del artista de teatro que se convirtió a los 40 y decía: «Tengo que compensar a Dios por los que perdí»).

d) A las tres de la tarde, hora nona: ningún hacendado humano contrataría obreros a tal hora. Todavía hay posibilidades. El blanco luce más sobre un fondo oscuro; así son los convertidos que tienen detrás suyo una vida pecadora. Además, tienen amigos mundanos a quienes evangelizar, lo que un hijo de creyentes no tiene.

e) La hora undécima, seis tarde. La misericordia sobresaliente. Éstos son los llamados a los 60 o 70 años; pero el Señor los tiene en cuenta lo mismo que a los de 15 o a los de 40. Aún hay ocasión de ser salvo y trabajar un poco para el Señor. Recordamos de ancianos que fueron una luz para sus antiguas amistades.

Que Dios quiera convertir a los ancianos es una maravilla, mas hay otra mayor, y es que hay ancianos que no quieren ser salvos. No es la mejor edad pero es aquella en que la necesidad es más urgente; ya la muerte está golpeando… Ya puedes ver su sombra en el reumatismo, arrugas, cabellos blancos, y ¿no quieres darte a Cristo para que te salve para la eternidad?

«Demasiado viejo»—afirman algunos. Hubo convertidos de más de 100 años en el despertamiento de Irlanda. No sabemos cuántos años llevaba de ladrón el convertido en la cruz, pero era comparativamente el más viejo, pues sólo le quedaban horas, y, sin embargo, el Señor lo salvó.

5. La salvación igual para todos

Sería muy triste que la salvación fuera por un número de siglos en relación con los años de servicio sobre la Tierra, pues por largo que fuera ese período tendría fin, puesto que el Señor ofrece a todos igualmente el «denario» de la «vida eterna». Las otras recompensas, que también las habrá (véase Lc. 16:10–12; Fil. 4:17), nada serían sin la vida eterna. Por este precio vale la pena contratarse a todas horas, o sea, a cualquier edad. Cada edad tiene sus estímulos:

a) Los jóvenes, por su mayor habilidad y posibilidades.

b) Los ancianos, para recuperar el tiempo perdido (anécdota:

—Me mataré trabajando—decía uno.

—En tal caso—respondió Spurgeon—hará el mejor negocio, pues Jesús dijo: «El que pierda su vida, la ganará»).

Conclusión:

Detrás vendrán el «Buen siervo y fiel» y la vida eterna.

Si todavía no has recibido a Cristo en tu corazón, Te invito a que lo hagas  haciendo la oración que sale en este enlace: clic aquí, no esperes a que Dios te mando pruebas, para que llegues al camino del Señor.

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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