Parábola del Vestido de Boda – Bosquejo para Sermones

Este es el Bosquejo para Sermones titulado «Parábola del Vestido de Boda» que nos enseña que Jesús usó varias parábolas comparando el Reino de los Cielos a un gran festín…

Cita Bíblica: Mateo 22:1–14

Introducción:

Jesús hizo uso de varias parábolas comparando el Reino de los Cielos a un gran festín.

—La de los que despreciaron el convite con diversas excusas, expresada en Lc. 14:15–24

—Ésta fue dada en el templo después de la parábola de los viñadores para mostrar a su propio pueblo como los primeros invitados lo que iba a ocurrirles. ¿Qué quería significar con todas estas parábolas? No meramente contar historias imaginadas, sino ilustrar con hechos conocidos lo que él conocía, pero que ni sus oyentes ni nosotros podemos ver. En esta segunda nos llama la atención el motivo de la fiesta.

1. Bodas para su Hijo

jesus, mesias, salvador, niño, mostrando naturaleza, bosquejo¿Quién era Jesús? El Hijo del Dios eterno que vino a buscar lo que se había perdido. Dios es rey de un universo infinito… pero hay un centro, un palacio real como lo hay en todas las capitales del mundo. Pensemos en la naturaleza de Dios, juzgando por lo que podemos ver desde la Tierra. El acierto y la sabiduría con que fueron creadas las cosas que los sabios están estudiando, pero sin atribuirlas a un Dios creador, sino a teorías suyas diversas, pero el creyente es llevado a decir: «Si Dios ha preparado así la humilde vivienda de un vasallo en un pequeño mundo de la «Constelación de Hércules» del sistema planetario, ¿qué será la casa del Rey? Las cartas apostólicas y particularmente las de Pablo, nos aclaran el misterio.

2. El motivo de la boda:

a) Alguien acusaría sin razón al autor del universo de tener sujetos a los seres creados.

b) De buscar su propio bien, despóticamente y con egoísmo.

c) Este enemigo fue desalojado de las alturas, según Ap. 12:7–12.

Pero Dios le permitió hacer la prueba de la libertad en un mundo muy hermoso y la triste historia de los siglos muestra los desastrosos resultados de un mundo ajeno a los poderes irresistibles de un Creador que ha de juzgar a Satanás y castigarle por sus múltiples crímenes (Ap. 20:10).

d) Al enemigo le fue dado ese mismo mundo como habitación temporal; no sabemos por cuántos siglos, pero él y sus satélites no se arrepintieron ni se humillaron ante Dios, antes intentaron invadir las alturas del universo y fingir ser Dios, el «gran querubín» que se paseaba en el primer Edén (Is. 14:12–15), en una sátira aparentemente dirigida a Nabucodonosor, pero que tiene sus orígenes en la rebelión satánica y Dios se propuso vencer al mal con el bien, llegando al extremo máximo de su amor con el envío de su unigénito hecho hombre que, muriendo en una cruz, redimiera a los pecadores, eligiendo un pueblo agradecido a su gracia infinita. A este pueblo se le llama «Esposa del Cordero», pues el amor engendra amor. No es extraño que a esta unión moral se le llame matrimonio y que un día ha de celebrar las «Bodas del Cordero» en la misma ciudad de Dios.

3. El modo de la invitación:

Es para todo el mundo, para cualquiera que crea en Jesucristo (Jn. 3:16). Pero para que la respuesta a tal amor sea bien evidente, puede observarse en la parábola que la invitación es personal. Uno a uno son invitados, primero los más dignos (generación de Abraham) y luego los gentiles durante siglos. La aceptación de la invitación increíble que se realiza por fe en un Salvador invisible, ha obtenido ciertamente muchos heroísmos de fe. Los creyentes de toda condición, incluyendo los mártires, todos ellos han llevado y llevan el vestido nupcial, la fe en Jesucristo (Gá. 3:27). La expresión «bautizados en Cristo» no se refiere tanto al bautismo de agua, sino al del Espíritu Santo que viene a residir en los verdaderos creyentes, como declara el apóstol Pablo en Ro. 8:9. Nada despierta amor como el verdadero amor. «El amor de Cristo me constriñe»—decía un gran pecador perdonado, y han repetido millares en todos los tiempos—. No es extraño que a esta unión moral se le llame matrimonio aplicándolo al sentido físico, pero de un modo mucho más alto al espiritual. En Ap. 19:7, 8 leemos acerca de las Bodas del Cordero.

4. Requisito indispensable:

En esta parábola simbólica, Jesús presenta a un intruso que ha entrado sin tener el vestido de boda. Dios nos ve en Cristo lavados y limpios, purificados. «La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado», pero es necesario creer, aceptar este sacrificio en favor nuestro. Esto nos lleva a una pregunta: ¿Por qué no aceptaría el vestido el intruso de la parábola? Jesús mismo nos da la respuesta: «Los sanos no tienen necesidad de médico, más los enfermos…», «No he venido a llamar justos… (O sea, a personas que pretenden serlo), sino a pecadores al arrepentimiento». Toda la Biblia está llena de esta verdad. En los primeros capítulos de Apocalipsis hay dos cánticos de alabanza a Dios. El primero es como Creador (Ap. 4:1–11) y el segundo como Redentor (Ap. 5:12).

En ambos hay la alabanza como Creador, pero la segunda es solamente para aquellos que han aceptado al Cordero de Dios como su sustituto y Salvador.

Conclusión:

¿De quiénes eres tú? ¿De los que llevan el vestido de boda porque atribuyen a la misericordia y obra redentora de Cristo su salvación, o de los que se creen buenas personas? El hombre de la parábola quizá llevaba buenos vestidos y pensó que no necesitaba el que gratuitamente ofrecía el autor de la fiesta, el Padre Celestial, que envió a Jesucristo como propiciación por nuestros pecados (1 Jn. 2:2) (anécdota: a una señora que se jactaba de sus buenas obras, le dijo un pastor: «Usted no podrá cantar en el Cielo el cántico de los redimidos» (Ap. 5:12). Una frase que le traspasó el corazón, pues amaba a Jesucristo, pero no le había aceptado como pecadora necesitada).

¿Lo has hecho tú? ¿Has cambiado tus vestidos de buenas obras naturales por el que Dios ha ofrecido gratuitamente «a todo el mundo» a través de los siglos, pero que debe ser aceptado personalmente, por cada uno de los invitados a las bodas del Cielo?

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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