El Salmo de la Ascensión – Bosquejo

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Este Bosquejo lo puedes utilizar para predicar en tu iglesia, en una reunión, para estudiar la palabra de Dios.

Cita Bíblica: Salmo 24

Introducción:

Este hermoso salmo fue compuesto para introducir el Arca del Pacto en Jerusalén, según leemos en 1 Cr. 15; pero en su segunda parte es una profecía de la ascensión de Jesús a la Casa del Padre en el Cielo. Podemos imaginarnos la escena que describe el capítulo antes citado de Crónicas, donde aparecen dos potentes coros formados por levitas y sacerdotes, cuyos nombres se describen, bajo la dirección de Quenanías, con sus orquestas de cítaras y trompetas, y el mismo rey David, que iba danzando delante de la comitiva. El salmo se compone de tres partes:

—Glorificar a Dios, Señor del Universo.

—Describir el carácter de los verdaderos adoradores, dignos de tener comunión con Él.

—Profecía de la ascensión del Redentor, que cumplió este carácter.

1. Grandeza y santidad de Dios: sólo hay un Dios y es Señor de todo el Universo (este texto está en grandes caracteres en la Lonja de Londres, en donde por muchos años se manejaban los negocios humanos, incluyendo los frutos de la tierra y los beneficios enclavados, por la previsión divina, en los depósitos de petróleo). Los hombres son administradores por una temporada de estos bienes, pero cada generación tiene que dejarlos a la próxima. Es gratificante para los verdaderos creyentes este reconocimiento que procede de generaciones pasadas, aunque la actual parece haberse alejado de Dios. Es algo semejante a lo que nos ocurre con la fiesta de Navidad, que el mundo celebra por intereses seculares, hasta el día en que, bajo el reinado de Cristo, todos le reconocerán, desde el menor hasta el mayor.

2. Una alusión científica (v. 2): las fuentes de las aguas proceden del interior de la tierra; así lo pensaba David, y es en parte cierto, porque la costra terrestre está suspendida sobre un mar de lava ardiendo; los terremotos son golpes que recibe esta costra de placas interiores que chocan con la corteza exterior.

3. Una pregunta que ha preocupado siempre a los pensadores(v. 3): que existe Dios, es innegable aun por los grandes científicos, pero ¿quién será capaz y digno de acercarse a Él? La respuesta la da el v. 4: «El limpio de manos y puro de corazón». La limpieza interior es aún más difícil que la exterior, pero las dos son indispensables. Un hombre lleno de malos deseos no es apto para el Cielo, pero ¿quién puede dominar su mente y corazón?

4. La santidad detallada (v. 4): ¿Qué es vanidad? Lo que no tiene una importancia esencial y vital (Ec. 1:2). En lenguaje más exacto: es lo que de un modo directo o indirecto no contribuye al Reino de Dios, que es lo único eterno. Napoleón, que intentó apoderarse del mundo produciendo miles de asesinatos en la tierra, tuvo que declarar: “¡Qué tonto he sido!” Pero el verdadero creyente, en lugar de cifrar su ideal en lo vano convierte lo vano en eterno.

El hombre según Dios sólo busca lo elevado por caminos justos.

5. ¿Quién es capaz de cumplir este ideal? Nadie humano, como dijo Jesús al joven rico que se creía bueno y capaz; pero hay Uno que lo cumplió de un modo absoluto, que vivió según Dios y pudo decir: “La voluntad de mi Padre hago siempre”. Fue fiel y verdadero.

«”Anduvo haciendo bienes” (Hch. 10:18); y según He. 7:26: «era más sublime que los cielos», o sea, más santo que los ángeles.

6. El misterio del Hombre-Dios: habréis notado cómo Jesús solía llamarse a sí mismo «Hijo del hombre». Por esto vino a engendrar, por obra del Espíritu Santo, a una generación de imitadores (Jn. 3:3; Fil. 2:5–11). ¿Lo somos en verdad?

7. La vuelta a la gloria del Hijo de Dios descrita proféticamente: David no sabía nada de la ascensión del Mesías, pero el Espíritu Santo le hizo escribir detalles interesantes…

a) Puertas eternas no eran las del suntuoso tabernáculo que David hizo construir en Jerusalén para depositar el Arca del Pacto, que simbolizaba la misma presencia del Creador. No sabemos si eran de madera o de gruesa tela, semejante a la que dividía el lugar «Santo» del «Santísimo», pero entendemos que se elevaban, probablemente por un complejo de poleas.

b) Es algo chocante que el salmista llame a Dios «fuerte y valiente», pues el Todopoderoso, espiritual e invisible, no necesita esforzarse para llevar a cabo sus hazañas, como las que hizo en Egipto; pero, en cambio, Dios-humanado, nuestro Señor Jesucristo, sí que necesitó ser fuerte, ya que el verdadero valor no consiste en la fortaleza física y el arrojo, sino en la abnegación (véase Pr. 16:32). ¡Qué batalla ganó Cristo en Getsemaní y en la cruz! Por esto entró en la gloria como triunfador (Fil. 2:6–11).

c) La pregunta repetida puede significar las dos entradas de Cristo en el Cielo, como triunfador el día de la ascensión y como Señor e hijo espiritual del Padre al fin de los tiempos, acompañado de los vencedores que le han imitado, en todos los siglos, para recibir, con cuerpos glorificados, la recompensa de sus vidas santificadas por Él.

Conclusión:

Este es el único medio para que pecadores como somos todos nosotros podamos entrar en la morada de la santidad, el Reino eterno. Jesús dijo: «Nadie viene al Padre sino por mí»… Unirnos al triunfador, amarle y seguirle, ¿no es la mejor actitud dada nuestra posición y miseria moral? ¿Qué otra cosa puede hacer el hombre? ¡Sí, esto puede hacer!

1. Unirse al vencedor, ya que procurar los bienes aquí es un desengaño (Ec. 1:1).

2. ¿Alargar la vida? Lo es también. ¿Hasta cuándo? Aun contando con los mejores descubrimientos de la ciencia, la muerte llega inexorablemente.

3. Pobres presos de la cárcel del tiempo, que nos va conduciendo, por una razón u otra, hacia la muerte. Sólo hay un recurso para conseguir el gran ideal del salmo: unirse a Aquel que vino, padeció, murió, resucitó y ascendió. ¿No es digno de confianza? ¿No dio pruebas tanto de su poder como de su buena voluntad?

Recibámosle, pues, y sigámosle fielmente; no hay otra manera de llegar nosotros, imperfectos como somos, a la sanidad de Dios.

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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