Siembra y Cosecha – Bosquejo para Sermones

Este es el Bosquejo para Sermones «Siembra y Cosecha». Esta historia se encuentra en Galatas 5:16 al 6:10 y es muy interesante como lo narra.

Cita Bíblica: Gálatas 5:16 al 6:10

Introducción:

semilla, plantacion, germinacion, sembrar, sembrador, siembraEste pasaje contiene una verdad irrefutable tanto en el mundo físico como en el moral. Hay pasajes en la Biblia que los incrédulos pondrán en duda hasta el día de Dios, pero éste tiene, en gran parte, su demostración aquí; de ahí el que existan tantos refranes que expresan lo mismo: «Quien siembra vientos, segará tempestades». «Quien mal anda, mal acaba». «Los molinos de Dios son lentos, pero muelen muy fino», etc.

1. El hombre cosecha lo mismo que siembra. La Naturaleza no se equivoca: «Cada cual según su especie». Así es también en el orden moral… El papa Alejandro VI (envenenado con el vino que preparó para otro). El duque de Guisa y Coligny (le dio puntapiés en la cabeza la noche de san Bartolomé y él los recibió del rey Enrique IV cuando fue asesinado en un banquete). Casos actuales: Mussolini, responsable de muchos asesinatos en Etiopía y en Europa (juzgado y ejecutado por unos campesinos del norte de Italia); Hitler, responsable de la muerte de millones de judíos y otros (tuvo que suicidarse encerrado en un bunker, al ver derrotadas sus tropas por el Este y el Oeste). 

2. El hombre cosecha más de lo que siembra; nadie sembraría si no fuese así, y lo mismo sucede en el terreno moral (anécdota del recluso que exclamó: «Años de prisión por un momento»). (Anécdota: «El hombre que sembró cizaña en la viña de su vecino y, tras casarse con la hija, tuvo que trabajar años para arrancarla).

La condenación eterna por una vida de pecado. Afortunadamente, no solamente la semilla del mal produce en superabundancia; también la del bien. Una palabra a tiempo, una carta, un folleto, han rendido mil por uno. Una eternidad de gozo, por un acto de fe y una corta vida de servicio.

3. No se siembra y recoge al mismo tiempo: sería tonto pretenderlo. Los hijos de Jacob tardaron veinte años (Ec. 8:11–12). Tampoco Dios paga siempre en moneda de esta Tierra. Todos nuestros problemas y dudas provienen de la brevedad de la vida. El insecto que viera sembrar, si tuviera inteligencia, diría que se pierde el grano. Nuestra siembra, de bien o de mal es para la eternidad y sólo allí podrá ser visto su resultado. Por esto la creencia en la vida futura aumenta el valor de la presente (el dicho de Velázquez: «Pinto para la eternidad»). Así, podemos decir todos con respecto a nuestra vida presente.

4. Clases de semilla: el apóstol las divide en dos: De la carne y del espíritu…

a) Los frutos o semillas de la carne (véase cap. 5:19–21). Resultados desastrosos aquí y en la eternidad («¿Qué fruto tenías …?»—dice Pablo en Ro. 6:21–23) —; pero lo peor es el final: «El fin de ellas es muerte». Acelerar la muerte es uno de los resultados. Pero hay una declaración todavía peor: «No heredarán el Reino de Dios» (Gá. 5:21). Esaú vendió la herencia por un plato de lentejas. El Reino de Dios es la herencia de todos los que lo buscan, pero muchos prefieren una vanidad transitoria.

b) Las semillas del espíritu. Esto es: los hechos que proceden del Santo Espíritu de Dios (Gá. 5:22–25) (anécdota: el sueño de la rica avara que creía era su morada un palacio que vio en el Cielo, pero le dijeron que estaba preparada para su sirvienta, y ella tenía que contentarse con una choza).

5. Cómo variar la cosecha: ¿Qué se hace con aquel árbol que trae malos frutos? Por el injerto se le cambia la naturaleza. Afortunadamente existe el injerto espiritual, el nuevo nacimiento. Infusión de la vida de Cristo a nuestra alma por su santo Espíritu, que toma posesión de nuestro ser cuando nosotros nos convertimos a Dios. Puede ser una experiencia repentina o puede ser paulatina. No podemos explicarla, pero conocemos millares de experiencia. ¿Tenemos ya el injerto espiritual? ¿Es Cristo nuestro Salvador? ¿Vivimos la vida de Cristo? Hay quienes pretenden traer frutos de moralidad sin Cristo. Virtudes humanas que generalmente son hijas del orgullo. Pueden ser muy hermosas, pero vacías; como la cizaña, que se parece tanto al trigo, pero su espiga es hueca. Los frutos que nacen del amor a Cristo son desinteresados; esto es, no para que tenga suerte, sino porque ya la he tenido y trato de agradar a quien me salvó. Esta es la razón de los frutos cristianos.

Conclusión:

¿Los estamos trayendo? Cristo quiere que los traigamos en abundancia (Jn. 14:5). Quitemos la planta vieja (el rebrote de nuestro viejo hombre que nos arrebata la savia del fervor cristiano). Vivamos sólo para Cristo, puesto que Dios no puede ser burlado en modo alguno: «Todo lo que el hombre sembrare, esto también segará».

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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