Los Talentos – Bosquejos para Sermones

Cita Bíblica: Mateo 25:14–30

Introducción:

sembrar, semilla, agricultor, talentos, donar, darEl mensaje del Evangelio es un mensaje de la gracia divina. El apóstol Pablo lo define como una suerte y una herencia (Ef. 1:3–6) Aunque ello es cierto para cada uno de los creyentes, es posible que muchos, en el Cielo, tengan que decir: «¡Qué lástima de la suerte que perdí!», pues el Evangelio no sólo es un mensaje de gracia, sino de servicio. Cristo habló mucho más de servicio y conducta que de su Obra redentora, especialmente en los sinópticos.

¿Por qué? Porque los discípulos no eran aún capaces de asimilar aquel mensaje (véase la reacción de Pedro en Mt. 16:21–24); (pero lo entendió mejor en los últimos años de su vida: 1 P. 1:1–8 y 2:11–24). Pablo sintetiza y concierta admirablemente el dilema de la fe y las obras en Ef. 2:8–10; y Cristo lo hace por medio de dos grandes parábolas…

I.      Las minas y los talentos (Lc. 19:11–26 y Mt. 25:14–30)

En ambas, un noble que tiene que ausentarse para tomar un reino y volver (símbolo de la segunda venida de Jesucristo) reparte dones a sus criados:

1. En la parábola de las «Minas» entrega a cada uno de sus diez servidores una mina (moneda de 850 g. de oro) con el encargo de que las hagan producir durante su ausencia. A su regreso, tres son llamados a rendir cuentas, y las presentan así:

a) El primero devuelve 10 monedas (8 kg. y medio del precioso metal).

b) El segundo devuelve 5 monedas (4 kg. y cuarto del precioso metal).

c) El tercero devuelve la mina recibida, sin ningún producto o ganancia.

2. En la otra parábola similar el reparto es el siguiente:

a) El primer servidor recibe 5 talentos (que eran talegos de plata de 21 kg cada uno, o sea, más de 100 kg de plata).

b) El segundo recibe 3 (63 kg de plata).

c) El tercero tan sólo uno (21 kg; poco, pero suficiente para iniciar un negocio).

Y en ambas parábolas el que no ha rendido ningún producto recibe lo que le corresponde, una severa reprensión.

II.      Significado aleccionador

Ambas parábolas son una ilustración del Reino de los Cielos que Jesús había venido a instaurar:

1. En la era judaica se detallaba a los judíos piadosos todo lo que tenían que hacer: dar primicias, diezmos, asistir a las fiestas, etc., y Dios les bendecía según su fidelidad (Mal. 3:10).

2. En la era cristiana actual el Señor no nos dice: «Leerás tantos capítulos de la Biblia cada día, orarás una hora diaria, pagarás el diezmo, o harás tales o cuales cosas». ¿Por qué? Para que nuestro servicio sea libremente voluntario. Como siervos suyos que somos, todo lo nuestro es suyo, pero Él nos lo confía a nuestra entera discreción. ¿Qué haremos, pues?; nos pondremos por debajo de la medida del Antiguo Pacto, en el que se decía: «Haz esto, y vivirás», porque Jesús dice: «El que vive y cree en Mí no morirá eternamente.» Porque El lo hizo todo, ¿no haremos nosotros nada? «Negociad entretanto que vengo», significa:

«Haced todo lo que podáis».

3. El objeto del hombre noble en ambas parábolas no era enriquecer a sus servidores durante su ausencia, sino probarles para cuando él volviera. «Cuando yo sea reyes la idea necesitaré servidores leales, activos; mi ausencia es una oportunidad para probarles». Así es con Jesús.

III.      Un gran pasaje paralelo (Lc. 16:9–13)

Observad aquí la gran paradoja: Jesús llama lo poco y lo ajeno a lo que hoy poseemos, eso que consideramos como bien nuestro; pero Jesús lo llama lo ajeno porque todo lo que tenemos es un préstamo por unos anos. «Lo poco», porque es de poca importancia todo lo de aquí. ¿Por qué explicó Jesús dos parábolas? Porque una sola no bastaba…

1. La mina representa el Evangelio, un don que es igual para todos, blancos y negros, gitanos y payos.

2. Los talentos, con su reparto desigual, representan las facultades y circunstancias personales que Dios ha repartido a cada uno de un modo desigual: inteligencia, dinero, familia, etc.

IV.      Otro pasaje suplementario de gran significado es 2 Co. 5:6–9, enfatizado y aclarado por Jn. 17:24

Hoy parece demasiado fácil ser cristiano, y la tendencia es gozar de los privilegios que nos concede la presente vida, sin esforzarnos demasiado para la otra, y luego disfrutar también aquélla; pero el lema apostólico era: «Vivir hoy para el mañana»; un mañana eterno (2 Co. 4:16–18).

V.      Dos clases de recompensa

1. «Entra en el gozo de tu Señor» (Ap. 19:7–10).

2. «Tú tendrás potestad sobre diez ciudades» (Lc. 19:17).

Conclusión:

Serán premios proporcionados de acuerdo con las circunstancias presentes (Mt. 25:29). Por esto el apóstol nos exhorta con 2 Co. 5:9–10.

Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día  Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amen.

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