San Agustin de Hipona – Vida y Obra – Ensayo

Q

Por: José Alberto Vega

I.                  Introducción

El presente ensayo trata sobre uno de los más grandes defensores de la fe de la historia de la iglesia antigua. Fue el último sobreviviente de la era de los gigantes de la iglesia. Considerado un teólogo prolífico por su ingenio y creatividad, tuvo un comienzo bastante difícil en la fe, su duda era grande.

El camino a la conversión de San Agustín fue realmente difícil, pero fue influenciado creyendo que era Dios el que le estaba hablando, y siguió leyendo el manuscrito de Pablo, basado en Romanos 13:13-14, fue influenciado de corazón por las predicaciones de Ambrosio.

Pero fue convertido por algo que escuchó de unos niños gritaban “toma y lee, toma y lee” que penetraron hasta el corazón del gran maestro de retórica que bajo una higuera clamaba ¿Hasta cuando Señor, hasta cuando?, él tenía una lucha intensa contra el pecado, contra la inmundicia, pues se había dedicado a los placeres que Cartago le ofrecía.

Cuando  decidió romper con el maniqueísmo. Tuvo un cambio radical y dedicarse por entero a una vida religiosa, y a una vida dedicado al estudio de la Palabra y como uno de los escritores que mas han influenciado la fe de tantos católicos, como protestantes. En todo un paladín de la iglesia.

Es de suma importancia esta historia pues nos ayudará a entender que es lo que Dios quiere para muchos de nosotros.

Los invito a leer sobre la vida de este gran hombre de Dios.

II.              ¿Quién fue Agustín de Hipona?

– Infancia y juventud

san agustin de hipona, ensayo, vida, obraNació el 13 de noviembre de 354 en Tagaste, pequeña ciudad de Numidia en el norte de África romana. Su padre, llamado Patricio, era un pequeño oficial romano.

Su madre Mónica le enseñó a su hijo los principios básicos de la religión cristiana y al ver cómo el joven Agustín se separaba del camino del cristianismo se entregó a la oración constante en medio de un gran sufrimiento. Años más tarde Agustín se llamará a sí mismo «el hijo de las lágrimas de su madre».

San Agustín estaba dotado de una gran imaginación y de una extraordinaria inteligencia. Se destacó en el estudio de las letras. Mostró un gran interés hacia la literatura, especialmente la griega clásica y poseía gran elocuencia.

Sus primeros triunfos tuvieron como escenario Madaura y Cartago, donde se especializó en gramática y retórica. Durante sus años de estudiante en Cartago desarrolló una irresistible atracción hacia el teatro. Al mismo tiempo, gustaba en gran medida de recibir halagos y la fama, que encontró fácilmente en aquellos primeros años de su juventud.

Durante su estancia en Cartago mostró su genio retórico y sobresalió en concursos poéticos y certámenes públicos. Aunque se dejaba llevar por sus pasiones, y seguía abiertamente los impulsos de su espíritu sensual, no abandonó sus estudios, especialmente los de filosofía. Años después, el mismo Agustín hará una fuerte crítica sobre esta etapa de su juventud en sus Confesiones.

En su búsqueda incansable de respuesta al problema de la verdad, Agustín pasa de una escuela filosófica a otra sin que encuentre en ninguna una verdadera respuesta a sus inquietudes. Finalmente abraza el maniqueísmo creyendo que en este sistema encontraría un modelo según el cual podría orientar su vida.

Varios años siguió esta doctrina y finalmente la abandonó después de hablar con el obispo maniqueo Fausto. Ante tal decepción, se convenció de la imposibilidad de llegar a alcanzar la plena verdad, y por ello se hizoescéptico.

Sumido en una gran frustración personal, decide en 383 partir para Roma, la capital del Imperio. En Roma enferma de gravedad. Tras restablecerse, y gracias a su amigo y protector Símaco, prefecto de Roma,

–  Conversión al cristianismo

Fue en Milán donde se produjo la última etapa antes de su conversión: empezó a asistir como catecúmeno a las celebraciones litúrgicas del obispo Ambrosio, quedando admirado de sus prédicas y su corazón. Entonces decidió romper definitivamente con el maniqueísmo. San Ambrosio le ofreció la clave para interpretar el Antiguo Testamento y encontrar en la Biblia la fuente de la fe.

Por último, la lectura de los textos de san Pablo le ayudó a solucionar el problema de la mediación y de la gracia. Según cuenta el mismo Agustín, la crisis decisiva previa a la conversión, se dio estando en el jardín con su amigo Alipio, reflexionando sobre el ejemplo de Antonio, oyó la voz de un niño de una casa vecina que decía: toma y lee y entendiéndolo como una invitación divina, cogió la Biblia, la abrió por las cartas de Pablo y leyó el pasaje. Al llegar al final de esta frase se desvanecieron todas las sombras de duda.

En 386 se consagra al estudio formal y metódico de las ideas del cristianismo. Renuncia a su cátedra y se retira  con su madre y unos compañeros a Casiciaco, cerca de Milán, para dedicarse por completo al estudio y a la meditación.

El 23 de abril de 387, a los treinta y tres años de edad, es bautizado en Milán por el santo obispo Ambrosio. Ya bautizado, regresa a África, pero antes de embarcarse, su madre Mónica muere en Ostia, el puerto cerca de Roma

                                                                                               Agustín de Hipona por Sandro Botticelli,

–       El monaquismo:

Cuando llegó a Tagaste vendió todos sus bienes y el producto de la venta lo repartió entre los pobres. Se retiró con unos compañeros a vivir en una pequeña propiedad para hacer allí vida monacal. Años después esta experiencia será la inspiración para su famosa Regla. A pesar de su búsqueda de la soledad y el aislamiento, la fama de Agustín se extiende por toda la comarca.

En 391 viajó a Hipona para buscar a un posible candidato a la vida monástica, pero durante una celebración litúrgica fue elegido por la comunidad para que fuese ordenado sacerdote, a causa de las necesidades del obispo Valerio de Hipona. Agustin aceptó, tras resistir, esta elección, si bien con lágrimas en sus ojos. Algo parecido sucedió cuando se le consagró como obispo en el 395. Entonces abandonó el monasterio de laicos y se instaló en la casa episcopal, que transformó en un monasterio de clérigos.

La actividad episcopal de Agustín es enorme y variada. Se enfrentó a maniqueos, donatistas, arrianos,pelagianos, priscilianistas, académicos, etc. Participa en los Concilios regionales III de Hipona del 393, III de Cartago del 397 y IV de Cartago del 419, en los dos últimos como presidente y en los cuales se sancionó definitivamente el Canon bíblico que había sido hecho por el Papa Dámaso I en Roma en el Sínodo del 382.

Agustín murió en Hipona el 28 de agosto de 430 durante el sitio al que los vándalos de Genserico sometieron la ciudad durante la invasión de la provincia romana de África. Su cuerpo, en fecha incierta, fue trasladado a Cerdeña y, hacia el 725, a Pavía, a la basílica de San Pietro in Ciel d’Oro, donde reposa hoy.

III.           ¿Qué hizo Agustín de Hipona?

Comenzó la obra tras la muerte de san Ambrosio, el 4 de abril del 397, y la terminó en el año 400. Su estilo es uniforme, y los acontecimientos son analizados con la perspectiva de haber transcurrido doce o catorce años desde que sucedieran.

A.    Autobiográficos:

–       Confesiones

Especialmente describe Agustín su proceso en el conocimiento de Dios: desde que por influjo de los neoplatónicos comienza a descubrir el  mundo espiritual y «entra en el interior de sí mismo» para ver «por encima de su mente» la «luz inconmutable» y exclamar: «¡Oh, eterna verdad y verdadera caridad y cara eternidad!», hasta que comprende que sólo Cristo es el verdadero camino para la salvación y entiende que «el Verbo se hizo carne».

En las  Confesiones aparece no sólo el célebre método psicológico de la introspección, que San Agustín fue el primero en cultivar magistralmente, sino también la visión cristiana del neoplatonismo, realizando así por primera vez en forma brillante la fusión de la filosofía griega con el cristianismo; la clara distinción entre el espíritu y la materia; la jerarquía entre los seres y su ordenamiento por grados; la teoría de la participación por la cual todos los seres finitos son una participación del primer y absoluto Ser, que es Dios.

biblia, parabola del perdon

Los tres últimos libros los dedica San Agustín a la interpretación de los primeros versos del Génesis, relativos a la creación del mundo por Dios. Son un  homenaje de alabanza que San Agustín tributa al Creador, dándole gracias por su conversión. Pueden, por lo tanto, considerarse como un bloque aparte, que no afecta al resto de la obra. Atendiendo, pues, a esta  circunstancia nos hemos permitido prescindir de ellos en esta edición.

–       Retractaciones

Escritas hacia el final de su vida, (426-428) son una revisión en orden cronológico de los trabajos del santo para indicar cómo fueron elaboradas, y para señalar algunos puntos que, con el pasar de los años, consideraría no adecuados o necesitados de corrección, donde se explican la motivación y la idea dominante de cada uno de ellos. Constituyen una invaluable guía para captar la evolución del pensamiento de Agustín.

B.     Filosóficos:

–       Los Diálogos

Escritos en Casiciaco, Milán, Roma y en su etapa joven. En ellos trata de la certeza, la felicidad, el orden, la inmortalidad, la grandeza del alma, la existencia de Dios, la libertad del hombre, la razón del mal y el maestro interior.

–       Contra académicos

Combate el escepticismo.

–       Disciplinarum libri

Es una vasta enciclopedia con el fin de mostrar cómo se puede y se debe ascender a Dios a partir de las cosas materiales. No está acabada.

–       Apologéticos

En estos defiende la fe contra los paganos o contra los racionalistas:

De vera religione liber I. Escrito en el 390. La verdadera religión es la que posee la Iglesia católica, el verdadero Dios es la Trinidad. En esta obra se encuentran muchas de las ideas de la Ciudad de Dios.

–       La Ciudad de Dios(De civitate Dei libri XXII)

Es una de las obras maestras de Agustín; en ella nos ofrece una síntesis de su pensamiento filosófico, teológico y político. Fue escrita desde el 413 al 426 y la publicó en varias partes, aunque trabaja con un plan unitario.

El motivo por el cual escribió esta obra fue las críticas que los paganos hacían contra el cristianismo: Roma había caído bajo los visigodos (410), la Ciudad Eterna se había hecho añicos… De este cataclismo mundial fue culpado el cristianismo, sobre todo por los romanos cultos y ricos que huyeron al norte de África debido a la caída de Roma.

Está dividida en dos partes: en la primera combate al paganismo (l. 1-10) y en la segunda defiende la doctrina cristiana (l. 11-22).

La tesis central de la obra es la divina providencia, que guía la humanidad, dividida en dos ciudades, nacidas de dos amores, el amor de sí y el amor de Dios. En ella afronta el problema de los orígenes de la historia, de la presencia del mal, de la lucha entre el bien y el mal, de la victoria del bien y de su eterno destino. Fue una obra muy leída y ejerció una gran influencia en los siglos siguientes.

C.    Dogmáticos:

–        Enchiridion, ad Laurentium o De fide, spe et caritate liber I

Escrito hacia 421, es un manual de teología según el esquema de las tres virtudes teologales. Contiene una explicación del Símbolo de la Fe, de la Oración del Padre nuestro y de los Preceptos Morales de la Santa Iglesia.

–       La Trinidad (De Trinitate libri XV)

Es una de sus obras maestras y su principal obra dogmática. Desde el 399 al 412 escribió doce libros, pero no estando satisfecho con los resultados aplazó su publicación. Algunos de sus amigos, ansiosos por el impasse, hicieron unas copias del manuscrito sin su autorización y lo pusieron en circulación, lo cual causó gran enojo en San Agustín. En el año 420 añadió los otros tres que faltaban y revisó toda la obra.

Esta obra está dividida en cinco grandes partes: Teología bíblica de la Trinidad (I-IV), Teología especulativa y defensa del dogma (V-VII), Introducción al conocimiento místico de Dios (VIII), Búsqueda de la imagen de la Trinidad en el hombre (IX-XIV), Compendio y complemento del tratado (XV).

En La Trinidad Agustín desarrolla la doctrina de las relaciones: las tres personas divinas son El Ser mismo, eterno, inmutable, consustancial, pero se distinguen por sus relaciones; la explicación psicológica; la doctrina sobre las propiedades personales de El Espíritu Santo, que procede como amor; la vida de la gracia; y sobre cómo el hombre siendo imagen de Dios es imagen de La Santísima Trinidad.

D.    Morales y pastorales

–       De agone christiano liber I

Es un manual de vida cristiana para instruir en la fe al pueblo sencillo.

–       De coniugiis adulterinis libri II

Escrito hacia el 420 demuestra la indisolubilidad del matrimonio.

E.     Monásticos:

–       Regula ad servos Dei

La más antigua de las reglas monásticas de occidente.

–       Exegéticos

La Sagrada Escritura tuvo un papel decisivo para Agustín. Se puede destacar:

–       De doctrina christiana libri IV

Es una síntesis dogmática que servirá de modelo a las Sententiae.

–       De Genesi ad litteram libri XII

Su composición es del 401 al 415. Contiene de antropología, la doctrina de la creación simultánea y de las razones seminales.

–       De consensu Evangelistarum libri IV

Fueron escritos hacia el año 400 en respuesta a los que acusaban a los evangelistas de contradecirse y de haber atribuido falsamente a Cristo la divinidad.

F.     Polémicos

Escribe contra los maniqueos, los donatistas, los pelagianos, el arrianismo y contra herejías en general.

Algunas de sus obras son: De natura boni liber I, Psalmus contra partem Donati, De peccatorum meritis et remissione et de baptismo parvolorum ad Marcellium libri III (de 412, primera teología bíblica de la redención, del pecado original y de la necesidad del bautismo),De gratia et libero arbitrio liber I (de 426, en el que demuestra la necesidad de la gracia de la existencia del libre albedrío), De haeresibus…

 G.    Tratados:

Están distribuidos en tres secciones: comentarios en San Juan, exposiciones sobre los salmos y sermones

–       In Evangelium Ioannis tractatus

Ciento veinticuatro discursos sobre el evangelio de San Juan.

H.    Cartas

El extenso epistolario agustiniano prueba su celo apostólico. Sus cartas son muy numerosas y a veces extensas. Fueron escritas desde el 386 al 430. Se pueden haber conservado unas 800.

–       Enarrationes in Psalmos

 IV.       ¿Cuáles fueron sus enseñanzas?

Su obra más extensa es Enarrationes in Psalmos. Se trata de la única exposición completa del salterio que nos ha llegado de la literatura patrística. Compuesta desde el 392 al 416.

Los sermones son el fruto de la predicación por casi 40 años. En la biblioteca de Hipona se debían conservar unos tres o cuatro mil. Trata todos los temas de la Biblia y de la liturgia.

–       Razón y fe

San Agustín comienza la búsqueda de la verdad de una manera casi desesperada. Ya a los diecinueve años se pasó al racionalismo y rechazó la fe en nombre de la razón. Sin embargo, poco a poco va descubriendo que razón y fe no están necesariamente en oposición, sino que su relación es de complementariedad. Según él la fe es un modo de pensar asintiendo, y si no existiese el pensamiento, no existiría la fe. Por eso la inteligencia es la recompensa de la fe. La fe y la razón son dos campos que necesitan ser equilibrados y complementados.

Esta postura se sitúa entre el fideísmo y el racionalismo. A los racionalistas le responde: Crede ut intelligas («cree para comprender») y a los fideístas: Intellige ut credas («comprende para creer»). San Agustín quiere comprender el contenido de la fe, demostrar la credibilidad de la fe y profundizar en sus enseñanzas.

–       Filosofía:

Leyó y conoció de memoria muchas obras de filósofos, entre ellas estaban las de Cicerón, Varrón, Séneca, Plotino y Porfirio. Sintió preferencia por los neoplatónicos que ejercieron una gran influencia en él, pero a los que corrigió. Esta predilección se basó en considerarles los filósofos clásicos más cercanos al cristianismo y por haber dado vida a una enseñanza común de la verdadera filosofía. Los principios que componen y en los que se inspira la filosofía de San Agustín son la interioridad, participación e inmutabilidad del ser de Dios.

Con el primero hace una invitación al sujeto para que se vuelva a sí mismo, pero no para pararse en el sujeto, sino para que se dé cuenta de que en él hay algo más que lo trasciende. La mente humana está en relación con las realidades inteligibles e inmutables. Con este principio demuestra la existencia de Dios, prueba la espiritualidad del alma y su inmortalidad y además da una explicación psicológica de la Trinidad.

El segundo principio podemos enunciarlo así: todo bien o es bien por su misma naturaleza y esencia, o es bien por participación; en el primer caso es el Bien sumo, en el segundo caso es un bien limitado. Esta participación puede ser: la participación del ser, de la verdad y del amor.

En cuanto a la inmutabilidad, el ser verdadero, genuino y auténtico es sólo el ser inmutable. No existe de alguna forma o en cierta medida, sino que es el Ser. Este principio vale para distinguir al ser por esencia del ser por participación.

  • Dios y el hombre

La filosofía agustiniana se centra en dos temas esenciales: Dios y el hombre.

  1. Dios. Para llegar de la mente a Dios primero tenemos que preguntar al mundo, después volverse hacia uno mismo y por último trascenderse. El mundo responde que él ha sido creado y el itinerario continua; se procede a la ascensión interior, y el hombre se reconoce a sí mismo intuyéndose como ser existente, pensante y amante. Puede por ello ascender a Dios por tres vías: la vía del ser, de la verdad y del amor. Se trata de trascenderse a uno mismo, de poner nuestros pasos «allí donde la luz de la razón se enciende». Ahora bien, llegaremos a un Dios incomprensible, inefable. Este Dios es el ser sumo, la primera verdad y el eterno amor.
  2. El hombre. Agustín explora su misterio, su naturaleza, su espiritualidad y su libertad. El compuesto humano está formado por el cuerpo y el espíritu. A pesar de lo que se dice de él, superó el espiritualismo helénico. La cárcel del alma no es el cuerpo humano, sino el cuerpo corruptible; el alma no puede ser sin él dichosa. Ésta fue creada de la nada.

La tesis fundamental que ayuda a entender el misterio del hombre es su creación a imagen de Dios, que es propia del hombre interior, de la mente. Pero ha sido deformada por el pecado y será la gracia la encargada de restaurarla.
El hombre sólo adhiriéndose al ser inmutable puede alcanzar su felicidad. En este encuentro de Dios y el hombre, Agustín examina la delicada cuestión de la gracia y la libertad.

  • Ser, conocer, amar

A los grandes problemas del ser, conocer y amar, le da tres soluciones, que son la creación, la iluminación y la sabiduría o felicidad.

  1. Creación. Explica el problema del origen de las cosas, diciendo que Dios creó todas las cosas de la nada. Existen tres maneras de proceder una cosa de otra: por generación, por fabricación o por creación. Esta última sólo es capaz de hacerla Dios.La creación ha tenido lugar en el tiempo. Dios crea de la nada y crea según razones eternas (ideas ejemplares existentes en la mente Divina). Pero no todo es creado de la misma manera, Dios ha creado todo simultáneamente, pero unas cosas las ha creado en sí mismas y otras virtualmente, en sus gérmenes invisibles.
  2. Iluminación. Nuestra iluminación es una participación del Verbo, es decir, de la vida que es luz de los hombres. Dios, causa del ser, es también luz del conocer.

Por último, podemos tener tres especies de conocimiento: el corporal, espiritual y el intelectual.

  1. La felicidad. El hombre obtiene la felicidad de Dios y esta felicidad es Dios mismo. Para él la felicidad es el gozo de la verdad y no puede ser dichoso quien no posee lo que ama, pero dichoso es sólo quien posee todo lo que quiere y no quiere nada malo. San Agustín diferencia las cosas que deben ser amadas por sí mismas, como un fin al que llegar y del que gozar y las cosas que son medios para el fin y de las que solamente debemos servirnos. Si nos quedamos en los medios nunca llegaremos a poseer la verdadera felicidad. La historia será así el contraste dramático entre dos amores: de sí y de Dios. Dependiendo del amor que elijamos llegaremos a ser felices o no.
  • El tiempo y la eternidad

El tiempo es creación de Dios, antes de crear el cielo y la tierra no había tiempo. Este implica un pasado, un futuro y un presente. Pero el pasado ya no existe y el futuro aún no es. En cuanto al presente es un continuado dejar de ser, un continuo tender hacia el no ser.

Agustín acabará concluyendo que el tiempo existe en el espíritu del hombre, porque es donde se mantienen presentes el pasado, el presente y el futuro. Por ello los tiempos son tres: El presente del pasado (al cual Agustín llama recuerdo), el presente del futuro (al cual él llama expectativa) y el presente del presente. No reside en el movimiento sino en el alma.

V.      Su teología:

Estos son los principios en que san Agustín se ha inspirado para hacer progresar la ciencia teológica: adhesión plena a la autoridad de la fe, deseo ardiente de alcanzar la inteligencia de la fe, firme persuasión de la originalidad de la doctrina cristiana, sentido profundo del misterio, subordinación constante de la teología a la caridad y atención a la precisión del lenguaje.

–       Doctrina trinitaria

Comienza con la profesión de fe, expone las dificultades e interroga a las Escrituras para responder a aquellas. Estudia la unidad y propiedades de las tres personas divinas, las procesiones y misiones, las operaciones hacia fuera de la Trinidad (que son comunes a las tres personas divinas), propone la doctrina de las relaciones y recurriendo a la imagen de la Trinidad en el hombre, encaminando a éste al amor y a la contemplación de la Trinidad.

También son suyas la teología del Espíritu Santo y la explicación psicológica de la Trinidad:

  • El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, pero principalmente del Padre, pues el Padre, que es el principio de la deidad, concede al Hijo el expirar el Espíritu Santo, éste procede como Amor y, por tanto, no es engendrado.
  • La explicación psicológica de la Trinidad permite, ilustrar, a la vez, el misterio del hombre, creado a imagen de Dios. Esta imagen sólo la encuentra en el hombre interior y la expresa con esta fórmula: memoria, inteligencia y voluntad.

–       Doctrina cristológica

Gran claridad en la formulación: una persona en dos naturalezas. Defiende la doctrina contra todas las herejías y presenta a Cristo como ejemplo diáfano de la gratuidad de la gracia.

Expresa la unidad de la persona y dualidad de las naturalezas en Cristo de la siguiente manera: Aquel que es Dios es también hombre, y aquel que es hombre es también Dios; no por la confusión de las naturalezas, sino por la unidad de la persona. Esta unión es admirable y la mejor analogía es la unión que se produce en el hombre, la del cuerpo y del alma en la unidad de la persona.

En virtud de la comunicación de idiomas Agustín defiende que Dios ha nacido, que Dios ha sido crucificado, que Dios ha muerto.

Por último Agustín aclara que la naturaleza humana fue asumida a la unión personal con el Verbo en el mismo instante en que fue creada.

–       Mariología

Cuatro puntos:

  • Por la comunicación de idiomas defiende la maternidad divina: «Dios ha nacido de una mujer».
  • La virginidad perpetua: «Virgen concibió, Virgen dio a luz y Virgen permaneció».
  • A María «le fue concedida una gracia mayor para vencer en todo momento al pecado».
  • La relaciones entre María y la Iglesia. María es modelo de la Iglesia por el esplendor de sus virtudes y por la gracia de ser corporalmente lo que la Iglesia debe ser espiritualmente.

–       Soteriología

Para defender la Iglesia contra los pelagianos y paganos profundizó en la soteriología y la gracia desarrollando los siguientes puntos:

  • Cristo es el único mediador y en cuanto hombre Dios.
  • Cristo es el mediador en cuanto redentor. Cristo se encarnó para redimir a los hombres del pecado. La redención es necesaria pues nadie puede salvarse sin Cristo; es objetiva (la redención), porque no consiste sólo en el ejemplo, sino que la reconciliación con Dios es universal ya que Cristo murió por todos los hombres. De esta teología de la redención, San Agustín, deduce la teología del pecado original: consiste en un alejamiento de Dios, precisamente porque Cristo nos ha reconciliado a todos los hombres con Dios.
  • Cristo como sacerdote y sacrificio. Cristo quiso ser no sólo sacerdote, sino además sacrificio.

–       Antropología sobrenatural

A continuación se tratarán las doctrinas del pecado original, la justificación, la gracia y la predestinación.

  1. En el pecado original distingue entre existencia y naturaleza. Defendió su existencia con todos los argumentos de la teología, bíblicos, litúrgicos, artísticos y de razón: la finalidad soteriológica de la encarnación, Rom 5,12-19, el bautismo de los niños, la tradición y el problema del mal. En cuanto a su naturaleza, reconoce su carácter misterioso. Afirma que se trasmite por propagación y lo define de la siguiente manera: el pecado original es la concupiscencia unidad al reato. Por último, es falso que san Agustín identificara pecado original y concupiscencia.
  2. Para comprender la justificación, hay que distinguir entre remisión de los pecados y renovación interior: la remisión de los pecados es plena y total y la renovación interior es progresiva y alcanza su perfección sólo en la resurrección
  3. La gracia adyuvante. La gracia no es la creación, ni la ley, ni la sola justificación. Su función es alejar los obstáculos que nos impiden hacer el bien. Es el Don gracioso de Dios, la inspiración de la caridad, es un don gratuito de la benevolencia divina. El doctor de la gracia, afirma la absoluta necesidad de esta gracia para poder evitar el pecado y para alcanzar la salvación. Esta gracia es eficaz, pero para explicarlo entramos en el tema delicadísimo de la libertad y el don divino. El libre albedrío no es aniquilado por la gracia, sino que es fortalecido. «Aquel no sucumbe porque es ayudado, sino que es ayudado para que no sucumba». Hay una armonía entre la gracia y la libertad.
  4. La predestinación es la presciencia de Dios y la preparación de sus beneficios, por los cuales certísimamente se salva todo el que se salva. Agustín ha enseñado dos verdades contrarias en apariencia: la gratuita predilección de Dios por los elegidos y el amor de Dios por todos los hombres. Dios tiene siempre en su haber una gracia que ningún corazón, por puro que sea, podrá jamás rechazar, entonces ¿por qué no la usa con todos y permite que algunos perezcan? Agustín responde que no sabe. Esta doctrina también tiene un significado pastoral, pretende ayudar al cristiano a evitar la presunción y la desesperación.

–       Matrimonio y sexualidad

Respecto a sus ideas sobre la sexualidad humana, se acusa a Agustín frecuentemente de pesimismo. Para San Agustín el matrimonio estaría justificado por tres funciones: proles, fides y sacramentum, que él llama «los tres bienes».
Proles: para traer hijos al mundo.
Fides: por la fidelidad que debe unir a los esposos entre sí y apartarlos de concupiscencias externas.
Sacramentum: por el sacramento divino que hace el matrimonio indisoluble.

El sexo, fuera de la unión matrimonial era para él una falta capital. La justificación de San Agustín del matrimonio y del acto amoroso solamente por y para la procreación es la que adoptará, de ahí en más, la Iglesia.

–       La Iglesia

La Iglesia es uno de los temas centrales de San Agustín. La estudió como hecho histórico, los motivos de su credibilidad y como comunión y cuerpo místico de Cristo. Cuando habla de ella se puede referir a la comunidad de fieles, a la comunidad de los justos, o a la comunidad de los predestinados.

Defiende su unidad, catolicidad, apostolicidad y santidad. Asegura que el bautismo es válido también fuera de la Iglesia aunque aproveche sólo en ella. La Iglesia se extiende más allá de sus confines institucionales y tiende hacia la eternidad. Es, aunque no exclusivamente, escatológica, pues sólo entonces los pecadores serán separados de los justos.

El núcleo central de la eclesiología es Cristo, que está siempre presente obrando en la Iglesia, el Espíritu Santo es el alma del cuerpo místico y por ello el principio de comunión. La Iglesia es también ahora reino de Cristo.

–       Escatología

Se opuso a la concepción platónica de la historia, defendió la resurrección de los cuerpos, cuerpos de verdad pero incorruptibles. Esclareció la eternidad de las penas. No admitió la apocatástasis de Orígenes.

Por último, admitió la existencia del purgatorio.

–       Doctrina espiritual

La espiritualidad agustiniana se orienta al culto y amor de la Trinidad, tiene por centro a Cristo, se da dentro de la vida de la Iglesia, su tarea es la restauración de la imagen de Dios en el hombre y se nutre de la sabiduría de las Escrituras.

VI.    Agustín y la Ciencia:

–       Agustín y la Teoría de la Relatividad

Según el científico Roger Penrose, San Agustín tuvo una «intuición genial» acerca de la relación espacio-tiempo, adelantándose 1500 años a Albert Einstein y a la Teoría de la Relatividad cuando Agustín afirma que el universo no nació en el tiempo sino con el tiempo, que el tiempo y el universo surgieron a la vez.6 Esta afirmación de Agustín también es rescatada por el colega de Penrose, Paul Davies

–       Agustín y el Evolucionismo

Agustín, quien tuvo contacto con las ideas del evolucionismo de Anaximandro, sugirió en su obra La Ciudad de Dios que Dios pudo servirse de seres inferiores para crear al hombre al infundirle el alma, defendía la idea de que a pesar de la existencia de un Dios no todos los organismos y lo inerte salían de Él, sino que algunos sufrían variaciones evolutivas en tiempos históricos a partir de creaciones de Dios.

–       Agustín y la Biblia con respecto a la ciencia

Un mérito de san Agustín es haber visto correctamente la inerrancia y la autoridad de la Escritura. Ésta se refiere únicamente a los temas de fe y de moral y no a los temas científicos.

IV.   Conclusión:

Podemos concluir, que este gran hombre, de una genialidad extraordinaria, nos da un ejemplo de cómo Dios usa a todos los que Él quiere para su plan perfecto. Nosotros los hombres somos los que andamos extraviados, no queriendo escuchar el llamado de Dios para nuestras vidas.

Pero que llegado el momento en el tiempo de Dios, al fin llegamos a sus caminos, y es cuando Él nos hace el llamado eficaz y nosotros respondemos  su llamado. Algunos los hacen de forma rápida, otros de la forma difícil, resistiéndonos, pero que al fin Dios hace la obra de rescatarnos y librarnos del camino equivocado que hasta ese momento hemos llevado.

Lo precioso de esta enseñanza es: que una vez llagamos a Sus caminos, el nos empieza a preparar y nos pone a trabajar en la obra que había preparado de antemano (para que anduviéramos en ellas), desde antes de la fundación del mundo.

El caso de San Agustín de Hipona es digno de estudiar, lo difícil que fue para él comprender este llamado, pero que una vez llegó a sus caminos se convirtió en un instrumento muy usado por Dios. Su obra es tan extensa, que no cabe duda, que Dios si estaba interesado para en él, para la obra que tendría que desarrollar para beneficio de la humanidad.

Yo siento que mi vida ha sido un difícil  recorrido hasta cuando nací de nuevo y hasta que al fin comprendí cual era el papel que Dios había preparado para mi vida. Hoy siento que ya se cual el propósito de Dios para mi vida.

Le doy  gracias a mi Señor por permitirme llegar hasta el final de esta materia. En el nombre de Cristo, Amen.

V. Bibliografía

  • Santa Biblia Reina Valera, revisión 1960. Broadman & Publisher, Nashville Tennessee. 1998
  • http://www.cervantesvirtual.com
  • San Agustín. Obras completas de San Agustín. 41 volúmenes. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. ISBN 978-84-220-0448-6.
  • (2012). Obra selecta. Estudio introductorio de Salvador Antuñano. Cartoné. Biblioteca de Grandes Pensadores. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-2459-1.
  • Ciudad de Dios. Madrid: Editorial Gredos.
  • (2010). Confesiones. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1505-6.
  • (2009). La Ciudad de Dios; Vida de San Agustín. BAC Selecciones. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos. ISBN 978-84-220-1405-8.
  • (2007). Sobre la música. Seis libros. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-2864-3.

Sobre Agustín de Hipona

  • Brown, Peter (2001). Agustín de Hipona. Madrid: ACENTO Editorial. ISBN 84-483-0608-2.
  • Henry Chadwick (2001). Agustín. Ediciones Cristiandad. ISBN 9788470574375.
  • Carlo Cremona (1991). Agustín de Hipona: la razón y la fe. Ediciones Rialp. ISBN 9788432128042.
  • Rafael Lazcano (2007). Bibliografía de San Agustín en lengua española (1502-2006). Editorial Agustiniana. ISBN 84-95745-60-7.
  • Erich Przywara (1984). San Agustín, perfil humano y religioso. Ediciones Cristiandad. ISBN 9788470573590.
  • Louis de Wohl (2001). Corazón inquieto: la vida de San Agustín. Ediciones Palabra. ISBN 9788482394589.
  • José Oroz Reta, José Antonio Galindo Rodrigo y AA.VV. (1998-2010). El pensamiento de San Agustín para el Hombre de Hoy (en tres tomos. Tomo I: La Filosofía Agustiniana. Tomo II: Teología Dogmática. Tomo III: Temas Particulares de Filosofía y Teología). Edicep. ISBN 9788470505033 / 9788470505034 / 9788470509995.

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