El Amor: La Base de una Relación – Estudio Bíblico

Cuando amamos a alguien es fácil compartir lo que tenemos y somos. El mismo principio es válido en cuanto al Padre celestial.

Nuestro Padre celestial nos ha dado lo mas grande que el tiene a su Hijos, nuestro Señor Jesucristo para que viniera a morir en una cruz por los pecados nuestros. Podemos decir que tanto es el amor de Dios que Dios a su Hijo para la salvación de la humanidad.

Las Escrituras con frecuencia se re­fieren a David como un varón conforme al corazón de Dios. Aun cuando no fue perfecto, amaba a Dios y tenía comunión con Él. En el Salmo 51.16-17 hallamos que David había descubierto el secreto de una relación con Dios:

Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; No quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios. (Salmo 51:16-17)

David había descubierto los dos sacrificios que siempre son acepta­bles:

1) Un espíritu quebrantado, y

2) Un corazón con­trito y humillado.

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Dios no quiere obediencia carnal, a la fuerza. Más bien busca obediencia en amor. ¿Lo veo como un jefe rígido, riguroso, listo para flagelarme por cualquier equivocación que cometo? No, no es así. Es un Padre celestial con corazón tierno, lleno de misericordia y gracia. David dijo:

Dios, Dios mío eres tú;
De madrugada te buscaré;
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
En tierra seca y árida donde no hay aguas,
Para ver tu poder y tu gloria,
Así como te he mirado en el santuario.
Porque mejor es tu misericordia que la vida;
Mis labios te alabarán.
Así te bendeciré en mi vida;
En tu nombre alzaré mis manos. (Salmos 63:1-4)

David descubrió la base de la riqueza verdadera, y como resultado de su relación con Dios, fue bendecido en abundancia.

¿Estamos nosotros a dispuestos a tener una verdadera relación con Dios?

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