Los Beneficios de la Salvación – Estudio

El verbo yasha es uno de los más importantes, si no el más importante, en relación con este tema. Puede significar «rescatar», «liberar», «salvar». El nombre yeshua se traduce por «salvación», «liberación», «protec­ción», «seguridad». Muy importante es también el vocablo gaal, traducido por «redimir». Como en el caso de la idea de salvación, la redención tiene una variedad de significados o aplicaciones en el Antiguo Testamento; no se reduce al problema del pecado.

En el estudio de la antropología antiguotestamentaria, hemos dicho que los hebreos no hacen división profunda como la que nosotros acostumbramos hacer entre lo corpóreo y lo espiritual. Ven al hombre como una unidad y, por consiguiente, la salvación abarca al hombre total, en todas las dimensiones de su personali­dad y en todas las relaciones de su vida. No hay en el Antiguo Testamento una salvación puramente espiri­tual, limitada al alma, a lo religioso o espiritual, y ajena a lo físico, a lo familiar y social. Anunciar la salvación de Yaweh equivalía a prometer la liberación de todo ele­mento que era opresor para el individuo o para la na­ción, y ofrecer al mismo tiempo la bendición de Yaweh en los diferentes aspectos de la vida de sus escogidos.

Haciendo la salvedad ya mencionada en cuanto a la diferencia de épocas y situaciones culturales y sociales, todavía es posible encontrar en el énfasis sobre la salva­ción integral alguna lección valiosísima para nuestra tarea evangelizadora. También el Nuevo Testamento enseña que la salvación consiste en mucho más que «salvar el alma» y dedicarse a una vida pietista, contem­plativa, indiferente a las necesidades materiales, des­preocupada por los deberes familiares y sociales. Hay en el Nuevo Testamento como una proyección antiguotestamentaria del concepto de salvación integral. Así lo vemos en las enseñanzas de Jesús y de sus apóstoles, especialmente en lo relacionado con la ética cristiana. Por supuesto, Jesús y sus discípulos estaban imbuidos de la enseñanza del Antiguo Testamento sobre la salva­ción.

salvación, beneficios, Dios

En cuanto a los bienes materiales, el Señor Jesús enseña que el Padre Celestial se interesa en suplir las necesidades de sus hijos (Mat. 6); pero no promete que ellos vivirán en la riqueza, ni garantiza que serán siem­pre liberados de sus enemigos. Por el contrario, el cami­no del auténtico discipulado cristiano es angosto y escabroso. Todo discípulo debe estar dispuesto a negar­se a sí mismo y llevar la cruz. Sin embargo, también el Antiguo Testamento enseña que los justos pueden su­frir, no obstante su fidelidad al Señor (Salmo 73). Aun en los tiempos de mayor decadencia espiritual y moral, había un remanente fiel, un grupo de israelitas justos, los pobres de Yaweh, quienes se mantenían leales a Él, a pesar de las circunstancias más adversas. Sin embargo, la salvación significaba para los israelitas la liberación de todo aquello que impedía el disfrute de la bendición de Yaweh: plagas naturales, enfermedades, enemigos, invasiones, conquista y exilio, pecado personal o nacio­nal, juicio y muerte física. Cuando se veían acosados u oprimidos por cualquier circunstancia, clamaban a Yaweh por salvación. Para ellos, ser salvos significaba no sola­mente el hecho de haber recibido el perdón de los peca­dos y tener seguridad para el más allá. Tampoco se reduce el Nuevo Testamento a este concepto soteriológico. Se abre un horizonte de esperanza, al igual que en el mensaje de los profetas del Antiguo Testamento. Vie­ne una nueva era, de salvación eterna.

Desde el punto de vista de nuestra cultura latinoa­mericana, especialmente la que tiene fuerte raigambre amerindia, es extraña una salvación desarticulada del diario vivir, alejada de los problemas del individuo, de la familia y la comunidad. Por tradición, el indígena le da un significado religioso aún a actividades que para el extraño no pasan de ser seculares. Por ejemplo, la siem­bra del maíz. La cosmovisión es inescapablemente reli­giosa; no es secular, pero tampoco es meramente espiritual y espiritualizante.

El mensaje de una salvación puramente espiritual no responde tampoco adecuadamente a los desafíos de la teología latinoamericana contemporánea, cuyo men­saje es de liberación económica, política y social. Ante este desafío no basta con refugiarnos en nuestro pietismo tradicional. Mucho mejor es volver al mensaje bíbli­co de la salvación.

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