La Encarnación de Cristo – Exhaustiva – Parte 1/6

Este estudio de la encarnación de Cristo, nos mostrará lo majestuoso de este evento.

Introducción:

Su Deidad.

Cristología, que es la parte de la teología sistemática, que estudia a nuestro Señor Jesucristo. Sabemos que para que tuviese lugar la encarnación de Cristo, tenía que existir Cristo pre encarnado. Esto lo podemos encontrar en Juan 1:1 «En  el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios.» Como podemos ver antes de la encarnación de Cristo, Él ocupaba el más alto sitial de la Deidad en compañía del Padre y el Espíritu Santo. Esta es su pre-existencia en el cielo como la Deidad.

Significa que antes de lo creado ya existía el Verbo (Cristo), y estaba con Dios. Pero nos afirma que el mismo Verbo era Dios. Que tuvo su existencia desde el mismo principio con Dios. Este pasaje nos demuestra la deidad de Cristo porque dice el “el Vervo era con Dios, y el Verbo era Dios”. Que más pruebas podemos necesitar para creer en la pre-existencia de la Deidad desde el principio de los tiempos. Juan le está dando a Cristo el más elevado título consagrándolo por todos los tiempos. Nos dice que tenía existencia personal consciente distinta de Dios. Pero que era en sustancia y esencia Dios; que poseía divinidad esencial y propia.

 El Significado de la Encarnación

El nacimiento y la infancia del Cristo encarnado

Llamamos  otra  vezresurreccion de cristo, primera venida de cristo, jesus, tumba  la  atención a la distinción entre  el  nacimiento de Cristo y su encarnación.  El  nacimiento no  es  sino  un  incidente propio de todo lo relacionado con  la  encarnación. La encarnación -esa  estupenda empresa de  Dios- comprende  el  advenimiento de la segunda Persona de la Divinidad para entrar en la familia humana, con el propósito de una eterna participación con ella. Este advenimiento  es  una de las siete empresas más grandes en la historia del universo: la creación de los ángeles; la creación de las cosas materiales, incluyendo la vida sobre  la  tierra;  la  encarnación; la muerte del Encarnado; la resurrección del Encarnado; su retorno en gloria; y la creación de los nuevos cielos y de la nueva tierra. La enormidad del significado de la encarnación no pudiera comprenderla ningún entendimiento humano. Esa comprensión  le  corresponde  al cielo, aunque  el  propósito redentor de la gracia provee cierta luz con respecto a ella.  De  otro  modo sería inexplicable.

Pero él estaba predestinado a venir a salvar a la humanidad, y para esto, tenía que venir al mundo con un cuerpo terrenal, tenía que nacer como hombre.  A esto le llamamos la encarnación de Cristo.

“Y aquel Verbo fue hecho carne,  y habitó entre nosotros  (y vimos su gloria,  gloria como del unigénito del Padre),  lleno de gracia y de verdad. (Juan 1:14).

También se escribió acerca de la venida de Jesús en carne:

“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne,  es de Dios” 1 Juan 4:2

“Porque muchos engañadores han salido por el mundo,  que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne.  Quien esto hace es el engañador y el anticristo”. 2 Juan 7.

Por esto quiso decir que la segunda Persona eterna de la Trinidad tomó la humanidad sobre Sí mismo.

La infancia de Jesús

Por cuanto Lucas estaba determinado a escribir sobre la humanidad de Cristo, nos dejó el más completo informe del nacimiento y de  la  infancia del Señor, aunque Mateo, que  se  había propuesto escribir sobre ·el linaje real de Él, también registra, de acuerdo con  todo  aquello que  se  relaciona con el Rey, su nacimiento, su parentesco, su nombre; y también la protección divina de que fue objeto. Como Lucas traza la genealogía desde Adán  -la  cabeza de la raza  humana-,  así Mateo la traza desde Abraham y a través de David; y las Escrituras tienen mucho cuidado  al  establecer que  tanto  María como José, el padre adoptivo, son del linaje de David. Puesto que Marcos  se  dedica a establecer  la  calidad de siervo de Cristo, no incluye ninguna genealogía; y Juan tiene en mente la presentación de un retrato de la Deidad del Salvador. Del eterno  Logos  no hay genealogía. Las dos genealogías de que hablamos  -importantes  per se- constituyen un estudio en sí mismas.

Se  señalaban tres eventos en la vida de un niño varón en Israel: la circuncisión,  que  se  realizaba a los ocho días del nacimiento (Lv. 12:3),  la  presentación,  a  la  edad de  40  días (Lv.  12:4-7),  y  la confirmación,  a la edad de  12  años (Ex.  34:23;  23: 17)  -y  el niño varón comenzaba a ser enumerado a partir de los  12  años.  En el caso del niño varón escogido para el servicio público, había un reconocimiento y una consagración cuando comenzaba dicho servicio, pero esto no sucedía antes de que el hombre tuviera  por  lo menos  30  años de edad (Nm.  4:3).  En lo que  se  refiere a  la observancia de los tres eventos,  la  ley que los exigía  se  cumplía perfectamente. En relación con  el  cuarto, Cristo, siendo de edad de 30 años,  se  apartó  y  se  consagró  por  medio del bautismo. De esto  se dirá más en  el  siguiente capítulo.

Por  el  lado humano:

«…el  niño crecía  y  se  fortalecía,  y  se llenaba de sabiduría; y  la  gracia de Dios era sobre él» (Lc. 2:40).  «Y Jesús crecía en sabiduría  y  en estatura,  y  en gracia para con Dios  y los hombres» (Lc.  5: 52).

Cada fase de estas declaraciones es reveladora. Registran  el  desarrollo de Uno que  es  muy diferente de lo que  es  normal en la infancia. Lo que lo diferencia a  Él  de todos los demás  es  el  hecho de que  Él  no cometió nunca ni  el  más leve pecado.

El  llegó a la madurez  y  a su ministerio público, sin haber realizado ni siquiera pensado lo que fuera indigno de Dios.  El  fue a  la  cruz como el  Cordero de Dios, sin mancha, santo, inocente  y  apartado de los pecadores. Su manera de aparecer en  el  Templo a los  12  años de edad, confirma  el  carácter distintivo del niño Jesús. Sin embargo, a pesar de su pureza e impecabilidad con que  se  apartó El  tan completamente de todos los hombres para Dios, la Biblia dice que estuvo  «sujeto»  a sus padres legales. Con esta escasa información tenemos que juzgar todo lo que ocurrió durante sus primeros  30 años; pero  es  suficiente,  y  fue planeada cuidadosamente para que sepamos lo concerniente a su niñez, su adolescencia y su juventud.

María tenía realmente muchas cosas en las cuales meditar y muchas cosas para guardar en su corazón. Así entró a la familia humana  el  Dios-Hombre. Su advenimiento -la  importancia del cual sobrepasa a nuestros  conocimientos- había sido predicho a través de las Sagradas Escrituras  por  todos los profetas y videntes. La expectativa  por  Él  se  encuentra desde  el proto-Evangelio  de  Génesis  3:15  hasta su regreso a la tierra en gloria.

El  es  la  bendición para todas las naciones en  la  promesa de Dios a Abraham,  el  León  de la tribu de Judá, el Rey eterno del trono de David, y el Hijo de la virgen previsto  por  Isaías. La mayor preocupación de cada uno de los dos pasajes que predicen su nacimiento  es  la de establecer que  El  debía nacer del linaje de David, y sentarse en el trono de David para siempre (ls. 9:6, 7; Le. 1:31-33). De  estos dos grandes propósitos  -el  uno para la tierra, centrado en Israel, y  el  otro para  el  cielo, centrado en  la  Iglesia- Cristo  es  el Ejecutor y Consumador. Cuando sea  el  Ocupante eterno del trono de David,  toda  la tierra será llena de su gloria. Como Cordero cuya sangre de Redención fue derramada,  y  que  se  levantó de entre los muertos.  El  llegó a ser  el  Primogénito de muchos hermanos, los cuales forman una compañía que  El  conduce a la gloria del cielo.  El llegó a ser Hijo en cinco sentidos distintos: Hijo de Adán, Hijo de Abraham, Hijo de David, Hijo de María, e Hijo de Dios. Del mismo modo, Cristo fue  el  Prometido de Jehová en cuatro aspectos

El nacimiento  y  la infancia de Cristo 

Diferentes. Sobre esta verdad ha escrito el Dr.  C.  l.  Scoficld:

«(1)  El ‘renuevo de Jehová’ (Is. 4: 2), es decir el carácter de Cristo como ‘Emanuel’ (Is. 7: 14), que habrá de manifestarse plenamente  al  pueblo de Israel, ya restaurado y convertido, después del regreso del Señor en gloria  (M  t.  25: 31);

(2)  El ‘renuevo de David’ (Is. 11:1; Jer.  23:5;  33:15), esto  es, el Mesías, ‘del linaje de David según la carne’ (Ro.  l: 3), manifestado en su gloria terrenal como Rey de reyes y Señor de señores; (3) el ‘Siervo, el Renuevo de Jehová’ (Zac.3: 8),  la  humillación y obediencia del Mesías hasta la muerte, según Is. 52:13-15; 53:1-12; Fil. 2:5-8; (4) ‘el varón cuyo nombre es el Renuevo» (Zac. 6:12, 13), es  decir, su carácter como el Hijo del hombre, ‘el postrer Adán’ , ‘el segundo hombre’  (1 Co. 15:45-47), quien reinará como Sacerdote y Rey sobre la tierra, o sea en el dominio que el primer Adán recibió y perdió. Mateo es el Evangelio del ‘Renuevo de David’; Marcos, del ‘Siervo, el Renuevo de Jehová’; Lucas, del ‘varón cuyo nombre  es  el Renuevo’; Juan, del ‘Renuevo de  Jehová'»  (Biblia Anotada  de Scofield,pág.  691).

Por medio de su advenimiento  al  mundo, Cristo llegó a ser el Cumplidor de todos los propósitos divinos  y  de todas las esperanzas del Antiguo Testamento,  y  la respuesta a la necesidad del mundo perdido. El Señor Jesucristo que ha existido desde la eternidad y que existiera por toda la eternidad pero tuvo que encarnarse y para eso tuvo que nacer de mujer y morir en una cruz. Hecho pecado por nosotros, para darnos la salvación; el regalo más grande que pueda existir. En su encarnación fue rechazado por los hombres.

Siendo Cristo el Dios Todopoderoso, el Padre eterno, como Hijo es sometido a tu toda obediencia por medio del sufrimiento.

El bautismo del Cristo encarnado

Esta parte de la discusión general sobre la vida y  el  ministerio del Hijo encarnado de Dios  se  centra sobre  el  evento específico del bautismo. Consideraremos la doctrina del agua o bautismo ritual en su relación con judíos y cristianos. Por ahora, sólo vamos a considerar un bautismo particular: el  de Cristo. No hay aspecto de  la  vida de Cristo sobre la tierra que haya sido  tan  mal comprendido como el bautismo. Esta mala comprensión  se  evidencia por la amplia variedad de significados más o menos contradictorios o de modos de practicarlo.  Es  obvio que, aunque todos estos significados y modos pudieran ser inciertos, cualquiera de ellos pudiera también ser verdadero. A la luz de esta confusión de ideas que prevalece y de la manera dogmática en que  se expresan las teorías,  es  necesario tener  el  mayor cuidado con  el  fin de que este asunto sea estudiado en forma desprejuiciada. No podemos introducir  aquí  una investigación completa, ni abrigamos el deseo de engendrar más contienda entre aquellos que, sobre todas las cosas, no cambiarían su manera de pensar ante  el  mundo incrédulo. Las cuestiones generales que deben contestarse son: 1) ¿Por quién fue bautizado Cristo? 2) ¿Por qué razón fue  El  bautizado? 3) ¿De qué modo fue bautizado?  4) ¿Es el bautismo de Cristo un ejemplo para los seguidores suyos de esta era?  5) ¿Qué otros bautismos experimentó Cristo?

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