¿Estamos Predicando Una Gracia Demasiada Pequeña?

El presente estudio «¿Estamos Predicando Una Gracia Demasiada Pequeña?» nos presenta la gracia de Dios como un acertijo precioso, como algo exquisito, un manjar a saborear por su hermosura.

Efesios 2:8,9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;  y esto no de vosotros,  pues es don de Dios; no por obras,  para que nadie se gloríe”.

Hechos 4:33  “Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús,  y abundante gracia era sobre todos ellos”.

Hemos alineado las sillas en pequeñas y bien ordenadas filas y a esto lo llamamos gracia. Nunca lo notamos: ésta se ha liberado.

Aquí está nuestro problema: creemos en una gracia que es demasiado pequeña. Hemos alineado las sillas en pequeñas filas bien ordenadas y lo llamamos gracia. Nunca nos dimos cuenta: nos hemos liberado de la verdadera gracia. En este preciso momento se está llevando a cabo salvajadas en las calles. Sufrimos de una gracia domesticada. Pensamos que la gracia es algo agradable de recibir. Pensamos que es nuestra capacidad el darla, como si pudiéramos echarle cucharaditas o gotas de agua a una catarata.

predicando, La gracia de la cruz

La gracia no es segura: ésta va transformar tu mundo. La gracia asalta y subvierte. La gracia tomó un hombre y lo noqueó y lo dejó en sus sentaderas. Lo dejó ciego, y lo sanó tres días después. La gracia le puso en peligro una y otra vez: naufragó tres veces o más, golpeados con varas y palos, apedreado y dado por muerto. La gracia lo utilizó como un muñeco de trapo, derrocó a un imperio y nos salvó a todos, incluso a él, el primero de los pecadores. (Hechos 9:1-17)

La gracia nos asalta de muchas maneras nos marea y nos bota con su constante maltrato. Rara vez la vemos venir, y después de que se ha ido raramente sabemos qué es exactamente lo que acaba de suceder. La gracia nos susurra y nos aúlla con la luna. La gracia pide, y es la que nos dice cómo serán las cosas. Se une al hombre fuerte.

La gracia se cuela en los hogares desechos y sostiene al bebé en la cuna. Se introduce en las prisiones y libera al traficante. La gracia dice: «Ven, vamos a razonar juntos», incluso cuando la otra parte es incapaz de razonar. La gracia tiene sus razones de las cuales la razón no sabe nada.

La gracia te recogerá en Kansas y te llevará al país de Oz. Recogerás amigos locos por el camino y descubrirás que está tan mal como tú. La gracia te dará zapatillas rojas como el rubí robadas de los pies de una mujer muerta, y te mostrará el camino a casa.

La gracia es un juego de un Hombres fuerte. Este es el juego de Dios. Él lo inventó y lo lleva a cabo por completo. Buena suerte contra Él. La gracia se acurruca con el oponente, llama al juego y lanza justo en medio del campo. El enemigo sabe que llegará, pero la gracia nunca es audible: ejecuta el juego-simplemente trata de detenerla.

Sólo hay un camino con la gracia. Rendirte.

La gracia se dio a luz en un establo y, aunque fuera sin un hogar, le da la bienvenida a quien celebra su venida. La gracia tira hacia atrás el velo entre el cielo y la tierra; convierte el cielo de la noche en la gloria de Dios. La gracia está donde los pastores cenan con magos y los padres jóvenes y humildes se convierten en anfitriones a perfectos desconocidos.

La gracia vaga; ésta no construye una casa. La gracia busca ser bienvenida. La gracia llama a todas las puertas, pero nunca entra a la fuerza. Esta toca a la puerta y llama, y está lista para traer fiesta cuando entra a quienes la reciben. La gracia vagabundea como un pordiosero que trae un tesoro. Nosotros le damos la bienvenida al mendigo en nuestra casa; esta mete la mano en su bolsa raída y saca regalos más preciosos que el oro. Su mochila tiene amor, alegría y paz. Ésta otorga la paciencia y amabilidad. Llena la habitación con la fragancia de la bondad, y deja atrás un mapa de la fidelidad, mansedumbre y dominio propio.

La gracia es la parte sutil de Dios delante de nuestros propios ojos. La gracia agradece una comida humilde y miles se sientan y comen. La gracia nunca condena, sin embargo, de alguna manera nos manda, que vayamos y no pequemos más. La gracia camina por las calles y  convierte todo en oro.

La gracia suple nuestras más profundas  necesidades. Queremos un libertador; Dios envía la gracia. Queremos ver el poder y la gloria; Dios envía gracia y verdad. Queremos un rey; Dios envía un Siervo. La gracia gobierna el mundo sin título o rango. La gracia tiene legiones a sus órdenes, y nunca pide su ayuda.

La gracia nunca es un tirano, pero es por siempre un Rey.

Autor: Ray Hollenbach

Traducida y adaptada por: José Alberto Vega

Estudiantes de Jesús

Ray Hollenbach ayuda a las personas e iglesias a navegar al cambio. Él es el autor de “The Impossible Mentor” (El Mentor Imposible”, una profunda inmersión en los fundamentos del discipulado, y el fundador de “Seminarios Profundos”, retiros de fin de semana enfocados en el discipulado de la iglesia local. Un ciudadano de Chicago, escribe acerca de la fe y la cultura. Actualmente vive en el centro de Kentucky, el cual está lleno de fe y cultura.

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