La Fe para Salvación – Estudio Bíblico

Por su gracia, el Señor nos ha concedido fe para salvación.

Qué don tan grande es la fe:

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1

La fe es creer sin dudar, tener una convicción de lo que no hemos visto. Es creer sin argumentos materiales, es creer sin discusiones, creer como un niño. 

La fe es algo tan grande que ha hecho posible que el cristianismo se haya extendido desde un puñado de hombres al principio de la iglesia primitiva hasta llegar a todo el mundo. Los hombres de fe que empezaron la obra le creyeron a su Maestro, y por medio de esta fe llevaron a cabo la gran comisión:

Mateo 28:18-20 «Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén».

Dice la Biblia que sin fe es imposible agradar a Dios:

Hebreos 11:6 «Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan».

Pablo lo menciona como uno de los dones mas importantes:

1 Corintios 12:9 «a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu».

La fe es la confianza en el testimonio de otro, pero como pecadores que somos, siempre dudamos de nuestros semejantes, pero en el caso de la fe que habla la Biblia es aún todavía peor porque nos pide que creamos en algo que nadie ha visto, esta fe está basada simplemente en la confianza que tenemos en la Palabra de Dios.

Hablar de la fe es algo profundo y extenso, pues hay varias clases de fe. Por ejemplo tenemos la fe para la salvación, llamada también la fe salvífica. Esta fe es en el momento que nosotros recibimos a Cristo como nuestro salvador:

Efesios 2:8 «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios»

Un regalo de Dios

La Biblia es enfática de que esta fe, no es de nosotros, que es un don de Dios. Que Él la da en el momento de la salvación. Como vemos la fe es una obra de Dios:

Juan 6:29 «Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado».

Nosotros no podemos tomarnos el mérito de que esta fe es nuestra, porque entonces nosotros estaríamos de alguna manera contribuyendo a la salvación, y esto no es así, porque somos salvos por gracia y no por obras:

Efesios 2:9 «No por obras, para que nadie se gloríe».

Esto significa que si  fuimos nosotros los que tuvimos la fe para ser salvos, esto sería un mérito nuestro, y esto no es así, porque entonces nosotros podríamos vanagloriarnos de que fuimos capaces de haber tenido algo que ver para la salvación. Entonces sería por obras, Pero no nosotros simplemente lo que hemos puesto son nuestros pecados. La obra completa es de Dios. Como vemos la fe es un regalo de Dios.

Cuando Dios nos da esta fe, Él la pone en nuestro corazón:

Romanos 10:9-10 «que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación».

Dios es tan grande y maravilloso que nos pone algo muy precioso en nuestros corazones que antes no teníamos, porque cuando estábamos fuera de Él, nosotros no éramos capaces de sentir nada bueno, pues estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Espiritualmente hablando, estábamos muertos en nuestro delitos y pecados. ¿Como seríamos capaces de sentir algo bueno sin tener a Cristo en nuestros corazones? nuestros pensamientos eran de continuo el mal.

Efesios 2:1 «Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados»

No había nada bueno en nosotros, mas que el pecado, y fe, era lo que menos podíamos tener, así que la fe es un regalo de Dios.

Isaías 1:5-6 «¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite».

Así estábamos antes de conocer a Cristo. La fe, como vemos, no era algo que pudiéramos atribuirnos como nuestra. La fe es un don de Dios.

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