Interpretando los Proverbios

Introducción:

Para entender el libro de Proverbios (que es un libro sapiencial) tenemos que familiarízanos con su poesía que es muy diferente a la nuestra, ellos no riman los versos, en lugar de ello usan un paralelismo que al comprenderlo se puede ver la belleza de su forma de escribir porque los sabios que los escribieron daban uso a toda la Biblia hebrea, a su experiencia y sabiduría. Y era una forma muy inteligente de escribir porque despertaban el interés del lector desde la primera línea, lo encontramos también en el libro de Salmos, en el de Cantares, y nuestro Señor Jesucristo hizo uso de este recurso cuando enseñaba a sus discípulos y a las multitudes.

Reglas Hermenéuticas Importantes:proverbios1-300x246.jpg

Lo primero es reconocer que los proverbios muchas veces son versículos inconexos, otras veces son parte de un discurso más largo por lo que tienen un contexto y en otras ocasiones son dísticos o estrofas formadas por dos o más dísticos.

En segundo lugar, es importante aclarar que los proverbios son como los refranes del mundo moderno. No son leyes absolutas, sino que son consejos prácticos que aplican en algunas soluciones. 

R.C. Sproul dice:

Un error muy común en la interpretación bíblica y la aplicación es darle a un proverbio el peso y la fuerza de un absoluto moral. Los proverbios son pequeños pareados capciosos diseñados para expresar truísmos (aquello que es obvio, evidente, indiscutible, claro, algo práctico). Reflejan principios de sabiduría para una vida devota No reflejan leyes morales que deban aplicarse a absolutamente toda situación concebible.

Pro 26:4-5  Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, Para que no seas tú también como él. 5  Responde al necio como merece su necedad, Para que no se estime sabio en su propia opinión. 22:6 “Instruye al niño en su camino,  Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.

Reglas Hermenéuticas Importantes:

  1. Los proverbios no son una garantía legal de las promesas divinas.
  2. Los proverbios se deben leer como una colección. Siempre hay que interpretarlos de acuerdo al resto de las Escrituras.
  3. Los proverbios están escritos de forma que se puedan memorizar. Por ejemplo, el capítulo 31 del Libro de Proverbios es un acróstico.
  4. Si reflejan una cultura antigua, tal vez necesitan “traducción” para no perder su significado.

Por otra parte, el escrito español Jose M. Martínez da las siguientes reglas especiales de interpretación:

  1. Determinar si el tipo de lenguaje utilizado es literal o figurativo. En caso de ser figurado hay que determinar cuál figura literaria es para encontrar el significado.
  2. Ver si el texto es parte de un pasaje más amplio. En ese caso hay que estudiar el contexto. Aunque hay que reconocer que la mayoría de los proverbios son inconexos.
  3. Antes de buscar pasajes paralelos en la Escritura y el mismo libro, atender los paralelismos que pueden estar presentes en el texto.
  4. Diferenciar lo que muestra verdades absolutas y lo que solamente señala verdades relativas. No todos los proverbios tienen un alcance universal. Hay que impedir caer en generalizaciones equivocadas.

Paralelismo sinónimo.

(Figura en forma prominente en Proverbios 1–9, 16:1; 22:16).

Pro 1:9  Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello.

Pro 22:16  El que oprime al pobre para aumentar sus ganancias, O que da al rico,  ciertamente se empobrecerá.

Preceptos y amonestaciones

En este tipo, los varios renglones presentan el mismo pensamiento usando lenguaje ligeramente cambiado—su vocabulario, su gramática o la estructura de la oración.

En el paralelismo sinónimo, la estructura de las dos partes es la misma. Observe que la mayoría de los paralelismos se compone de dos renglones; pero en algunos casos hay tres, cuatro y aun más.

Los siguientes son ejemplos de este tipo:

Porque los rectos habitarán la tierra, Y los perfectos permanecerán en ella (Pr. 2:21).

En este ejemplo, las palabras rectos y perfectos son sinónimos, y ayudan a explicar la una a la otra.

Pr. 1:28: Entonces me llamarán, y no responderé (primera línea): me buscarán con diligencia y no me hallarán (segunda línea).

Pr. 1:5 dice: El sabio oirá y aumentará su saber (primera línea), y el entendido adquirirá habilidades (segunda línea).

Paralelismo antitético

Este tipo de paralelismo expresa el mismo pensamiento u otro semejante por medio de un contraste o antítesis. El libro de los Proverbios abunda con esta clase de expresión:

La mujer sabia edifica su casa; 

Mas la necia con sus manos la derriba (Pr. 14:1).

Pr.10:3 dice: Jehovah no deja padecer hambre al justo (primera línea),

pero impide que se sacie el apetito de los impíos (segunda línea).

El contraste se encuentra entre las palabras justo e impío, además de las ideas de “padecer hambre” y “saciar el apetito”.

Pr 15:1: La suave respuesta quita la ira (primera línea), pero la palabra áspera aumenta el furor (segunda línea).

Así, la segunda línea contrasta la suave respuesta con la palabra áspera,  y los verbos “quitar” y “aumentar”. Proverbios 10–15 está lleno de dichos con un paralelismo antitético.

Paralelismo sintético

En este el segundo verso amplía el pensamiento del primero en vez de repetirlo.

Pro 1:1 Los proverbios de Salomón,(A) hijo de David, rey de Israel.

Pro 1:2  Para entender sabiduría y doctrina,  Para conocer razones prudentes,

Pro 1:3  Para recibir el consejo de prudencia,  Justicia, juicio y equidad;

Pro 1:4  Para dar sagacidad a los simples,  Y a los jóvenes inteligencia y cordura.

Pro 1:5  Oirá el sabio, y aumentará el saber,  Y el entendido adquirirá consejo,

Pro 1:6  Para entender proverbio y declaración,  Palabras de sabios, y sus dichos profundos.

Paralelismo sintético

En este el segundo verso amplía el pensamiento del primero en vez de repetirlo.

Pro 6:16  Seis cosas aborrece Jehová,  Y aun siete abomina su alma:

Pro 6:17  Los ojos altivos, la lengua mentirosa,  Las manos derramadoras de sangre inocente,

Pro 6:18  El corazón que maquina pensamientos inicuos,  Los pies presurosos para correr al mal,

Pro 6:19  El testigo falso que habla mentiras,  Y el que siembra discordia entre hermanos.

Pr.23:9 dice: No hables a oídos del necio (primera línea),

porque despreciará la prudencia de tus palabras (segunda línea).

La segunda línea no repite ni la misma idea ni la idea opuesta a la primera línea. Al contrario, la segunda línea agrega algo, el porqué, de la primera línea.

Pr. 30:10: No difames al siervo ante su señor (primera línea), no

sea que te maldiga, y seas hallado culpable (segunda línea).

La personificación

La personificación existe cuando características personales se atribuyen a los animales, las plantas o las cosas sin vida. Esta figura se conoce también con el nombre de prosopopeya.

En Proverbios 1:20–23 la sabiduría es personificada. Dice Salomón: “La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas.” En los vv. 24–33 sigue hablando, aunque se puede entender que Dios es el que habla. Pero por lo que afirma en el v. 20, todo el pasaje se debe clasificar como una personificación. Otra vez en Proverbios 8:1–4 ocurre la misma figura.

Acróstico.

El acróstico hebreo consiste de un arreglo de estrofas cuyas primeras palabras comienzan con las letras del alfabeto hebreo en orden alfabético: Alef, Bet, Guímel, Dálet, etcétera. Cada versículo en su grupo comienza con la letra indicada. El valor principal del acróstico era para ayudar a la memorización del pasaje de Escritura.

Pro 31:10  ¿Quién puede encontrar una mujer virtuosa? Porque tal es más valiosa que piedras preciosas.

Pro 31:11  Su esposo confía en ella desde lo profundo de su corazón, y ella probará ser una gran ganancia para él.

Morales H. Jaima, Sabiduría bíblica para la vida p 14

Sproul, R. Como estuidar e interpretar la Biblia, p92

Alfaro, Pedro S. Conferencia magistral.

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