¿Nos Conoceremos en el Cielo? – Estudio Bíblico

El pastor y misionero Juan Bueno, en su libro «Consultorio del alma», responde la pregunta que todo cristiano se hace cuando pierde un ser querido ¿Nos Conoceremos en el Cielo?

Hace cuatro años falleció un hermano mío, y su muerte aún me causa tal dolor y tristeza que no puedo olvidarlo. He llorado mucho y me gustaría saber si en el cielo vamos a poder conocer a nuestros seres queridos. ¿Qué dice la Biblia acerca de eso, hermano?

Cuando un ser querido se nos adelanta en ese ca­mino… queda dolor y un vacío que nadie puede llenar. Y aunque hace cuatro años de la muerte de su hermano, permanece en usted esa tristeza.

Con sobrada razón, entonces, tiene usted la preo­cupación de saber si en el cielo vamos a conocer a los que hemos amado en esta vida.

Sobre esto, el apóstol Pablo escribe:

“Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza” (1 Tesalonicenses 4:13).

Es decir, que si su hermano aceptó a Cristo como su Salvador, él es salvo y no hay motivo para entristecerse tanto.

Porque la ausencia de un ser querido nos quita la alegría de ver su rostro y escuchar su voz. Pero no nos quita el gozo de saber que muy pronto lo veremos y oiremos.

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El apóstol Juan dice en su primera carta:

“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifes­tado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es” (1 Juan 3:2).

Es decir, que nuestros cuerpos han de sufrir un hermoso cambio en ese fenómeno llamado glorificación. Un cambio en sustancia y apariencia.

¿Recuerda usted el milagro de la transfiguración? La Biblia dice que el rostro de Jesús resplandeció como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.

Pues los que hemos creído en Cristo, y lo hemos recibido en nuestro corazón, cambiados seremos en esta misma dimensión.

San Pablo dice que ahora vemos por espejo, os­curamente, pero entonces nos veremos cara a cara.

Y si usted recuerda la narración de Jesús, acerca del rico y Lázaro, ahí se dice que el rico conoció a Lázaro y a Abraham.

Gracias a Dios que podremos conocer a nuestros seres amados en el cielo.

Sea fiel al Señor, y estemos a la expectativa de ese momento glorioso en que nosotros también seamos llevados por el Señor… a donde no hay separación.

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