¿Qué Debo de Enseñar o Modelar a mis Discípulos?

Tema: ¿Cómo debo de guardarme para poder enseñar a otros?

Complemento: Una cosa muy importante es guardar mi alma con diligencia.

Introducción: Como facilitadores teólogos, ¿qué tenemos que hacer para poder cumplir con lo que Dios nos ha demandado? Nuestro Señor Jesucristo nos dio una gran comisión: Nos dijo vayan  y enseñen a las naciones, (Mt. 28:19-20). Desde el principio de los tiempos Dios nos lo ha estado enseñando. ¿Cuántas veces hemos escuchado que Dios nos habla en Deuteronomio, especialmente sobre el Shemá Dt. 6:4-9? Pero ¿estamos realmente listos para poder modelar lo que nos demanda Dios? Y ¿Cómo voy a cuidarme para poder enseñar, y cumplir la comisión que nuestro Señor nos ha dado.

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Primero veamos un principio de cómo Jehová nos ha ido preparando atreves de toda la Torá. Esto lo podemos ver desde el versículo Dt. 4:1, 5,6,9

Deuteronomio 4:9  Por tanto,  guárdate,  y guarda tu alma con diligencia,  para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto,  ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida;  antes bien,  las enseñarás a tus hijos,  y a los hijos de tus hijos.

Para llegar al corazón del gran mandato de Dios: (Ver el Shemá Dt. 6:4-9). Pero ¿qué nos dice ahora en el NT?

Ilustración:

Cuando yo era un estudiante de universidad –eso fue antes de que la corteza terrestre se solidificara- trabajaba en el comedor universitario y todas los días a las 5:30 de la mañana, de camino al trabajo, pasaba por la casa de uno de mis profesores. A través de una de las ventanas podía ver la luz de su escritorio, mañana tras mañana.

Por la noche me quedaba hasta tarde en la biblioteca para tomar ventaja de las horas nocturnas de estudio, y de regreso a casa a las diez y media u once, volvía a ver la luz encendida de su escritorio. Él siempre estaba escudriñando sus libros.

Un día me invitó a almorzar en su casa, y después de comer le dije:
-¿Podría hacerle una pregunta?
-Por supuesto –contestó.
-¿Qué lo mantiene estudiando? Tal parece que usted nunca se detiene.
Su respuesta, me enteré después, eran las palabras de otro, pero habían llegado a ser suyas:
-Hijo, prefiero que mis estudiantes beban de una corriente de agua que de un charco estancado.

Así es nuestro Señor Jesucristo el supremo maestro nos enseña de fuentes de agua viva.

I. ¿Qué es lo que debemos de procurar?

Permítame desafiarlo con una afirmación de Lucas 6, en la última parte del versículo 40: «Todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro»

Si esto enseñas a los hermanos,  serás buen ministro de Jesucristo,  nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. 7 Desecha las fábulas profanas y de viejas.  Ejercítate para la piedad; 8 porque el ejercicio corporal para poco es provechoso,  pero la piedad para todo aprovecha,  pues tiene promesa de esta vida presente,  y de la venidera. (1 Tim. 4:6-8).

Tanto como en el pasado, Timoteo necesitaba ser aconsejado para poder compartir la Palabra de Dios. Para esto lo que Timoteo necesitaba era un conocimiento integral, teológico, Bíblico y aun filosófico cristiano de la educación, (no secular). Enseñando la Palabra pero cuidando la doctrina, que hable de nuestro Señor Jesucristo, sino, mejor no enseñar nada.

Debemos de ser coherentes, este es el gran reto de la iglesia de hoy, como lo fue antes. Porque hay una gran disparidad entre el querer y el hacer.

Algo que debemos rescatar de este pasaje es la “piedad” Sentimiento de compasión o misericordia que produce alguien que sufre o padece o Devoción religiosa. La piedad es santidad aplicada, no puede ser si no hay llamado a la santidad. Ver Esdras 7:10 

Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla,  y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos.

El modelo pedagógico más efectivo por el que podemos enseñas es a través del modelaje  por  nosotros mismos. (Tengo que modelar lo que quiero enseñar).

II. ¿Pero para qué tengo que hacer todo esto?

…a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio,  para la edificación del cuerpo de Cristo, 14  para que ya no seamos niños fluctuantes,  llevados por doquiera de todo viento de doctrina,  por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15  sino que siguiendo la verdad en amor,  crezcamos en todo en aquel que es la cabeza,  esto es,  Cristo. (Efe. 4:12-15).

Hay un propósito, siempre tiene que haber un propósito, y perfeccionar a los santos es para que tengan un nuevo corazón. Pero debemos de tener celo de la doctrina que estamos enseñando, y debemos depender nada más que de Dios.

III. Porque fuimos elegido por Dios, no al revés

No me elegisteis vosotros a mí,  sino que yo os elegí a vosotros,  y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto,  y vuestro fruto permanezca;  para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre,  él os lo dé. (Jn. 15:16).

Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios,  a un varón perfecto,  a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. (Efe. 4:13).

¿Cómo lo logramos? A través de la enseñanza por medio de la pedagogía cristiana y especialmente del modelaje.

Conclusión:

No importa sus sentimientos al respecto, si usted quiere ministrar a otros, pídale a Dios que primero le ministre a usted. Él quiere obrar por medio suyo -pero no puede hacerlo hasta que Él obre en usted. Él le usará como su herramienta, pero quiere afilar y limpiar esa herramienta para que sea un instrumento más eficaz en sus manos.

La enseñanza teológica no es cualquier cosa, tiene un propósito muy especial, y es que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto. Por amor dedicamos tiempo y sacrificio, sin importar el hoy, la familia, trabajo, etc. El propósito: Edificar el cuerpo de Cristo para la gloria de Dios.

Enseñando para Cambiar Vidas, Howard Hendricks, p. 11

Enseñando para Cambiar Vidas, Howard Hendricks, p. 12

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