El Significado de la Existencia del Hombre – Estudio

El hombre vive breve tiempo en el mundo, por lo tanto debe de saber que el significado de su existencia debe de ser Cristo.

El hombre inteligente es consciente del enig­ma que lo rodea: De su origen, su fin, y supervivencia.

El hombre cristiano sabe por el evangelio y por la fe, con certeza absoluta, que Jesucristo creó el mundo, que vino a Él, que nos redimió,  y que nos espera.

Este tiempo que pasamos en el mundo estamos comprometidos a realizar una tarea de amor, de alegría y de verdad.

Estos pequeños hombres efímeros que somos no­sotros, estamos llamados a fines inmensos. La adora­ción a Dios, la aceptación a Jesucristo, y la Esperanza.

Todo nos trae un mensaje silencioso de que nuestra vida es transitoria, de que los años que se nos dan, los debemos dedicar al amor, a la construcción de un mun­do mejor, a la esperanza de la inmensa duración que seguirá después de nuestra muerte.

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Día tras día, debemos intensificar nuestro amor a Jesucristo, el único Salvador, el único que calma, el úni­co que da seguridad, el único que da explicaciones al misterio insondable de nuestra vida. Es una belleza pero al mismo tiempo una responsabilidad y un compromiso.

Debemos despertar y separamos de la tremenda alienación que nos producen el mundo que nos rodean.

Sumergirnos conscientemente en la inmensidad de la cual somos parte: la inmensidad de existir, de haber sido creados por nuestro Señor Jesucristo.

Esto nos debe llevar a la adoración, a la alabanza, y a momentos de profunda meditación.

La seguridad de haber sido salvados por Él, nos de­be llevar a una alegría indescifrable, nos debe llevar a una total confianza y seguridad de que algo inmenso, indeci­ble e impensable se nos está acercando día tras día, mo­mento tras momento.

Nos referimos a la gran bendición de la vida eterna,  a nuestra permanencia para siempre al lado de nuestro Señor Jesucristo por toda la eternidad.

Esta es una exhortación para todos a que estemos pendientes de nuestra salvación con temor y temblor. Es una invitación para que todos aquellos que hoy todavía no han querido nada con el Señor hoy tomen la decisión de recibirle como su Señor, aceptarlo y no resistirse a su llamado. Debemos de desear una vida de fe, de amor a Cristo y hacia todos los que nos rodean, para poder vivir una vida de esperanza, con un comportamiento que pueda embellecer el mundo mientras dura nuestra existencia.

Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros. (2 Corintios 13:11)

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