Viendo al Invisible – Estudio Bíblico

El reconocimiento de los hombres se logra a través de los sentidos, por eso, cuando hablamos de nuestra experiencia de Dios usamos frases que parecerían indicar que lo oímos hablar o que sentimos su presencia.

Sabemos que a Dios nadie le ha visto nunca:

Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. (1 Juan. 4,12)

que su rostro no puede percibirse ni su voz escu­charse:

También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí.  Nunca habéis oído su voz,  ni habéis visto su aspecto (Juan. 5,37)

pues El habita en una luz inaccesible:

El único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén. (1 Timoteo 6,16).

Es lo que bellamente dice Job:

He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; Pasará, y no lo entenderé. (9,11).

Sin embargo, al querer aludir a Dios, y a su relación con nosotros, tenemos que decir como San Agustín:

paisaje cielo, eclesiastés, cielo, nos conoceremos en el cielo, invisible

“Me llamaste y clamaste y quebraste mi sordera; brillaste y resplandeciste y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume, lo aspiré y ahora te anhelo; gusté de tí, y ahora siento hambre y sed de tí; me tocaste, y con ansiedad deseé tu paz”.

En otro lugar el mismo teólogo escribe:

“Dios es una luz sobre toda luz que no ven los ojos, y una voz sobre toda voz, que no perciben los oídos, y un olor sobre todo olor que no siente el olfato… por­que esa luz resplandece donde no hay lugar, y esa voz suena donde el aire no la lleva, y ese olor lo siento donde el viento no lo derrama, y ese sabor deleita donde no hay paladar que guste, y ese abrazo se reci­be donde nunca jamás se aparta”.

Sólo la fe hace que los hombres se sitúen ante Dios como si se situaran cara a cara ante Él

Y lo dirán a los habitantes de esta tierra,  los cuales han oído que tú,  oh Jehová,  estabas en medio de este pueblo,  que cara a cara aparecías tú,  oh Jehová,  y que tu nube estaba sobre ellos,  y que de día ibas delante de ellos en columna de nube,  y de noche en columna de fuego (Números. 14,14)

Cara a cara habló Jehová con vosotros en el monte de en medio del fuego.Yo estaba entonces entre Jehová y vosotros, para declararos la palabra de Jehová; porque vosotros tuvisteis temor del fuego, y no subisteis al monte. Dijo:(Deuteronomio 5,4-5)

Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. (Hebreos 11:27)

Como si de sus ojos cayeran las escamas que impi­den ver a Dios. Sólo la fe hace que le hablen con la segu­ridad de que las palabras no se hunden en el vacío, como botellas que un náufrago arrojara al mar, sin saber si al­canzarán o no su destino. Sólo la fe ayuda a escuchar el mensaje, y a percibir la presencia divina, por doquiera, y a sentir su afecto, y a gustar su dulzura.

La Biblia habla que Dios siempre se ha manifestado a sus hijos, y que Él tiene su forma especial de hacerlo. Y para esto nos ha dado su Espíritu Santo para que nos de testimonio de su santa y soberana voluntad.

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