¿Hay Justicia en el Mundo? – Reflexión

¿A veces los injustos prosperan más que los justos?

¿Algún día los injustos tendrán que pagar por sus hechos?

¿No vale la pena ser justo si me va mejor haciendo el mal?

Salmo 37:9 Porque los impíos serán exterminados, pero los que esperan en el Señor, ellos heredarán la tierra. (NVI)

Cualquier persona hoy en día, puede llegar a la conclusión de que en este mundo no existe la justicia. De que por todos lados nos rodean las injusticias, sufrimientos, violencia, crímenes, pobreza, corrupción.  Parecería como si las fuerzas del bien están perdiendo la batalla contra el mal; y que no vale la pena seguir el buen camino, porque en el camino malo me va mejor. Nos decepciona tanto este mundo en el que vivimos, que preferimos ser indiferentes al sufrimiento de los demás y nos volvemos egoístas, pensando en que media vez este yo bien, que importan los demás.

Este Salmo escrito por el rey David, nos muestra un cuadro muy similar a lo que en nuestras sociedades estamos viviendo. El verso 37:12, claramente nos dice: “Maquina el impío contra el justo, y cruje contra él los dientes”, es una confabulación del mal contra el bien. Si vemos las condiciones mundiales actuales, parece ser que así están sucediendo las cosas. La violencia va en aumento, los crímenes están a la orden del día, la desintegración familiar crece cada día mas, las guerras no se detienen, el hambre aumenta, las enfermedades cada vez son más raras e incurables, en fin, un panorama nada agradable. La maldad aumenta, y parece que a los que la practican todo les sale bien. No se enferman, tienen buenos trabajos, van en bonanza económica, la espiral de violencia no los toca; aquí es cuando nos preguntamos: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué permite estas cosas? Es habitual ver gente decepcionada y hasta enojada con Dios, por situaciones que supuestamente Él estaba en la obligación de librarlos y no lo hizo. Jesús nos dejo una enseñanza muy certera en cuanto a esto, en Mateo 7:13-14, donde dice:

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

El camino mas transitado es el que nos lleva a la perdición; es el camino donde todo es fácil. Mientras que el camino angosto es el que nos lleva a la vida y aclara: Y pocos son los que la hallan. Ahora que conocemos esta enseñanza es mas fácil explicarnos el porque el impío prospera y aparentemente está bien.

El enemigo se dedica a atacar la familia, que es la base de la sociedad, para hacerla tambalear. Ahí residen muchos problemas que al magnificarlos enferman a la sociedad. Como cristianos, nos afecta también esta clase de problema, a veces en nuestras familias encontramos mucha oposición a nuestra fe y eso nos hace más vulnerables a los ataques. El círculo de armonía familiar es roto por las actitudes de gente que desconoce acerca del amor de Dios.

Nuestra actitud frente a la injusticia es muy importante, debe ser una actitud diferente, donde debe predominar el amor. Primeramente hay que confiar en el Señor, el versículo 3 del Salmo 37, nos lo dice:

Confía en el Señor, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.

En lugar de envidiar a los injustos debemos confiar en nuestro Señor y hacer el bien. El versículo lo dice todo. “Hacer el bien” incluye todo lo que la Biblia nos manda, nuestra responsabilidad es esta nada más. Se nos ordena hacer otras cosas, tales como deleitarme en el Señor, encomendarle mi camino, confiar con paciencia en Él.

El Señor le promete al justo cuando le obedece que le concederá las peticiones de su corazón, hará resplandecer su justicia y su derecho, prosperidad y no le abandonara.

Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre,  lo haré,  para que el Padre sea glorificado en el Hijo. (Jn 14:13).

Esto nos debe motivar, a vivir de acuerdo a la voluntad de Dios, sus promesas se cumplirán. Cuando veamos que las personas que no quieren nada con Dios prosperan, no nos incomodemos, ni nos sintamos abandonados por nuestro Dios, recordemos que el sabe nuestras necesidades y no nos desampara. Algo que debemos aprender a disfrutar es la abundancia y también la escasez. Como nos dice el apóstol Pablo en Filipenses 4: 11-12

No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.

Que bello,  el apóstol Pablo en ningún momento reclamó justicia ante su situación, ni siquiera le reclamo a Dios .

El impío que prospera, aparentemente no tiene problemas de ningún tipo, pero realmente solo son apariencias. No viven en paz o están controlados por la envidia, celos, rencores, avaricia, orgullo y temor. La Biblia nos dice que desaparecerán como el humo.

Mas los impíos perecerán,  Y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros Serán consumidos;  se disiparán como el humo. (Sal 37:20)

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La justicia de Dios finalmente se manifestara, a su debido tiempo. No debemos dudar de esto, tarde o temprano las injusticias de la vida se acabaran para nosotros; solamente debemos vivir vidas en santidad, dedicados a buscar primeramente el Reino de Dios y su Justicia y todas nuestras necesidades serán satisfechas. Puede que en este momento usted este atravesando por serios problemas económicos, personales, alguna enfermedad incurable o simplemente se siente deprimido al ver tanta injusticia en el mundo, déjeme decirle que Dios tarde o temprano manifestara su justicia, las cosas cambiaran para nosotros. Le invito a no desalentarse, todo lo que nos sucede es por algo, tiene un propósito y usted no debe desesperarse, debe acudir a Dios en oración, poniendo en sus manos toda necesidad material y espiritual que usted tenga, y le aseguro algo: DIOS NO TARDARA EN RESPONDERLE, pero en su tiempo.

¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos,  que claman a él día y noche?  ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre,  ¿hallará fe en la tierra?  (Lucas 18:7-8)

Por: Mario Samayoa y José Alberto Vega

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