Nadando contra la Corriente – Meditación

¿Te das cuenta ahora de por qué es más difícil ser cristiano que lo que era antes de comprometerte? Enton­ces nadabas a favor de la corriente. Ahora vas contra ella en todas las formas concebibles. Te has atrevido a poner el Absoluto otra vez en la realidad. Has reconocido a Dios y su verdad como el centro de toda existencia y has entrado en contacto con él. Perteneces a una minoría, a una banda de guerrilleros. Te encuentras enfrentado a todo el contexto que te rodea.

Otros puede que crean que la vida no tiene un verda­dero significado ni propósito. Tú sabes que sí lo tiene. La vida tiene el propósito de ser compartida con la Fuente de todo ser.

Otros pueden creer que el mundo ha aparecido por chiripa o por la influencia de las estrellas. Tú sabes que es el producto de un Creador sabio y amante, no de algún «dios dentro de ti» sino del Dios de los cielos y de la tierra.

Otros puede que crean que el universo está callado y es insensible. Tú sabes que clama a gritos como testigo de tu Padre celestial que lo hizo, y que se manifiesta a sí mismo en el color y aroma de cada rosa o en la gloria de cada puesta de sol.

Otros pueden creer que la personalidad humana ha surgido por casualidad en un mundo básicamente mecanicista. Tú sabes que es el don más sublime de un Dios personal. Por eso es que los seres humanos tienen una importancia tan enorme. Han sido hechos a su seme­janza.

corriente, rio

Otros puede que crean que la verdad, la belleza y la bondad son sólo cuestión de gustos, o una experiencia trascendental. Para ti, son diferentes aspectos del mismo Señor, que es el modelo de la bondad, la fuente de la belleza y la esencia de la verdad.

Otros puede que se den cuenta de que el amor es la única esperanza para la humanidad, pero carecen de respuesta al problema de por qué deberíamos esforzar­nos en amar y de cómo podemos conseguirlo. Para ti, el amor es la marca personal del Creador, que es Amor él mismo, y que ha compartido algo de su misma natura­leza con nosotros -incluso con aquellos que no creen en él. Y como cristiano te preocupas porque todas las per­sonas son objeto de este amor suyo; tú no puedes con­seguir amar a otros mediante tus propios esfuerzos. No pasó mucho tiempo antes que descubrieses esto. Pero deja que el amor de Dios te alcance y encontrarás la manera de manifestarte a otros por medio de ti.

Todo, sí, todo, es diferente cuando Dios es devuelto al lugar que de derecho le corresponde. Y tú lo has hecho así, ¿verdad? ¿Está él en el centro de la realidad? Enton­ces no te sorprendas porque las cosas son difíciles. ¿Qué revolucionario las tuvo fáciles? Y el cristianismo es para espíritus revolucionarios, no para empalidecidos confor­mistas. Es para personas que tienen agallas para ser diferentes.

Todo, sí, todo, es diferente cuando Dios es devuelto al lugar que de derecho le corresponde.

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